Tarde de domingo entrañable. Antes del colofón con la visita al centro para ver las decoraciones navideñas en las calles en forma de luces, disfrutamos de una sesión de cine español, con dos títulos tan míticos como entrañables: La tonta del bote y La Violetera.
Aunque ya la haya visto alguna vez anteriormente, disfruto especialmente con la segunda película, protagonizada por Sara Montiel y Raf Vallone. Ambientada en los días previos a la finalización del año 1899, cuenta la historia de amor de una vendedora de violetas, aspirante a cupletista y un señorito de clase alta, que se encuentran y enamoran en un local de espectáculos del Madrid más castizo. Ese amor, que será eterno para los dos, sufre de desencuentros que llevan a la separación de los enamorados por un largo tiempo, antes de una inesperada reconciliación.
La cinta, coproducción hispano italiana, cuenta con la tutela y buen juicio del ínclito Benito Perojo, que apuesta a caballo ganador con la elección de la dupla protagonista, especialmente con la bellísima Sara Montiel, en su máximo esplendor, recien retornada de Hollywood, con sus apenas treinta años. Todo un terremoto en 1958, en un país aún en fase de reconstrucción, que lame sus penas y miserias acudiendo en masa a las salas de cine. Hasta doce meses estuvo en cartelera La Violetera, en lo que es sin duda uno de los más clamorosos éxitos de taquilla del cine patrio.
Con una banda sonora que incluye varios temas propios del género, destaca especialmente El Polichinela que con la voz dulce y melosa de su protagonista, se convierte en un soniquete que nos acompaña por la tarde en las calles de Málaga, al abrigo de las luces de Navidad... Deliciosa.
Cata-catapum, catapum pon candela
Alza pa'rriba, polichinela
Cata-catapum, catapum, catapum
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