Cambio de opinión

 ¿ Es lícito cambiar de opinión? Obviamente sí, pero en campaña electoral es un caramelo, que ningún adversario dejará de utilizar.

 Ya se sabe que en política casi todo vale, aunque sea a costa de tensar la cuerda al máximo y traspasar la línea que separa lo político, de lo personal.

 Quien se meta en estos arenales, ha de saberlo. Las lágrimas de cocodrilo, para otra ocasión. Todo juego tiene reglas y por muy descarnadas que puedan parecer, rigen y son válidas, si son las mismas para todas las personas.

 Reflexión que vale para todas la cuerdas. Más democrático, imposible.

Natalidad

 Hay ciertos temas que son tabú, que se esquivan y obvian, tratándose de cuestiones de capital importancia.

 Uno de esos temas es el de la natalidad, tan baja como de costumbres en estos andurriales. Parece ser que en esta zona del viejo continente, además de follar poco según las estadísticas, además procreamos menos. 

  Con estos mimbres el tema de la inmigración debería de ser menos polémico de lo que es; especialmente para todos aquellos que se sienten invadidos por la gente que viene de fuera a buscar una vida mejor.  No deja de ser curioso que no les oigas decir que ésto como se arreglaba era teniendo más hijos. 

 Continente que va camino de ser un geriátrico en apenas unos años, más aquí si cabe. No será culpa de los fuera esa posible colonización, ya ponemos nosotros de nuestra parte no contribuyendo a la causa y renegando de una de las partes esenciales del ciclo de la vida. Naces, creces y... te mueres; el tercer escalón de te reproduces, se omite a conciencia.

 Ahora que estamos en campaña electoral, poco o nada se oye hablar de este tema, salvo en determinados cenáculos ultraconservadores, más por ideología y confesión que por predicamento y practicidad reales. Sin gente joven, no sólo faltará mano de obra para los trabajos del futuro, tampoco quien contribuya a pagar las pensiones.

 Mientras que en otros países de nuestro entorno buscan ampliar todo lo posible las ayudas e incentivos para fomentar la natalidad, aquí pasamos de puntillas. Tema incómodo con consecuencias más que obvias. Que se relajen los xenófobos de todo tipo, tenemos lo que sembramos.

 

Ansiolíticos

 País de pastilleros. Que rulen las pirulas. Lacasitos que dan brio, sueño, paz o simplemente, subidón. La línea que separa unas de otras es fina a juzgar por los efectos, antes que por el principio activo.

 Como cuando jugábamos en el patio a la pelota. Patada y a seguir,  no te preocupes si no llegas, algún remedio de farmacia cubrirá tus carencias.

 Qué poco nos valoramos, qué poco uso de la voluntad, hacemos, la más poderosa de todas las armas que tenemos. Renuncia a trabajar y educar la mente, para caer  en brazos de unos químicos de probeta.

 Huir de la realidad. ¿Por qué?. Si no te gusta, cámbiala, si no te da la vida, cámbiala, si no eres feliz, cámbiala. Si no es tan difícil; lo único verdaderamente complicado, es atreverse a cambiar la inercia.

Provocación

 Busca el que la practica conseguir una reacción del otro. Conseguida ésta, cuanto más exagerada y contundente sea, mayor será la satisfacción de quien la buscaba. El placer de ultrajar a sabiendas de que entraran al trapo.

   Todo esto viene a cuenta por la que se ha liado en Murcia, con una cantante a la que obligaron a parar la actuación en el momento en que dejó al descubierto sus senos en el escenario.

 Desconozco si se imaginaba la reacción de quienes no sólo le obligaron a taparse, sino que, además le tomaron los datos. Coerción pura y dura. La polícia debería tener cosas mejores en las que ocuparse.

 Qué infravalorada esta la indiferencia cuando se quiere mostrar desapego o rechazo a lo que no gusta, a lo que irrita o enfada, a aquello con lo que no se está de acuerdo. Publicidad gratuita, resonancia amplificada gracias a los fastos de la semana del Orgullo, que todo lo magnifica. 

 En los detalles y la sutileza está la inteligencia. No se deja provocar quien no quiere. Que se despechugue todo lo que le plazca, Absurdo que escandalice a nadie. A estas alturas, qué tiene de original enseñar un cuerpo desnudo. 

Lo peor de todo es la victimización. La solidaridad con la artista hasta ese momento desconocida, que seguro lo seguirá siendo en cuento pase el ruído de lo sucedido. Mártires fruto de mentes de gente estrecha, de sensibiildad de piel muy fina, como sólo un carca de tomo y lomo sabe y puede hacerlo.

 

 

Rammstein

 Escribo esta líneas cuarenta y ocho horas después de asistir al concierto ofrecido por la banda alemana en Madrid, saltándome la norma de dejar en barbecho el blog los fines de semana.

 Con los coletazos aún intactos del espectáculo pirotécnico y de sonido, al que asistimos más de cincuenta mil personas, soprendidas por una puesta en escena arriesgada y contundente, aún rastreo en internet crónicas sobre el evento, prodigándose de forma nítida las críticas a lo que ser vio en el Civitas Metropolitano, no tanto por lo que dio de sí el espectáculo, como por los precedentes que traía el mismo.

  Leo en artículo de Europapress, publicado el mismo día de San Juan, cuando se celebró el concierto, que la Fiscalía de Lituania, descarta investigar a Till Lindeman por delitos sexuales, ante la imposibilidad de reunir pruebas que avalen la tesis de que el cantante de la banda, suministró sustancias narcotizantes a la denunciante, sin su consentimiento, para obtener con ello favores sexuales.

 El viernes en los aledaños del estadio ya se palpaba esa extraña sensación de incomodidad que ha provocado la denuncia en la gira mundial del grupo de metal. Ante hechos que pueden ser muy graves si se confirman, (al parecer otras mujeres, han denunciado esa misma práctica en otras fiestas privadas), sólo queda esperar qué curso toman los acontecimientos en aras de que se esclarezca cuánto hay de cierto en esas denuncias, aún a riesgo de sepultar para siempre ese espectáculo perpetuo que es Rammstein como producto musical.

 Pese al retraso, más de una hora de espera, apenas amenizada con música de piano por dos chicas del staff de la banda, que tocaban algunas canciones del grupo, los asistentes disfrutamos de un número de luz y fuego total, con escenas que pasaban de lo humorístico a lo histriónico, siempre arropadas por el contundente sonido de guitarras que acompañan la voz de Lindeman, envejecido y torpe en sus movimientos, al que parecía vérsele distante en las tomas de cámara que proyectaban su cara maquillada y sudorosa  en las grandes pantallas que acompañaban el escenario a cada costado.

 Más de dos horas de música vibrante y de espectáculo soberbio, que tocaron a su fin con éxito, pese a la penosa acústica de un estadio de fútbol que, sin duda, está pensado para otros menesteres.  Como colofón, el propio Lindeman, en un correctísimo castellano, nos daba las gracias de todo corazón, al publico por su asistencia y complicidad. Parecía como si se hubiese quitado un peso de encima.

 Tocaba escapar por los vomitorios para salir del recinto, pero aún nos dio tiempo a ver zonas del backstage, con los integrantes de la banda abrazándose, ajenos a unas cámaras que estaban grabando y mostrando esas muestras de afecto ajenas al  evento. Había en los rostros caras de alivio y relajación. La prueba del primer concierto celebrado en la gira después de conocerse las acusaciones, se había superado con nota.

 Sólo queda esperar acontecimientos, ver qué sucede a partir de ahora;  por lo pronto y a medida que van pasando los días, cada vez nos queda más claro a todos los que asistimos al concierto, que lo hicimos a uno que no era uno más. Había y hay mucho en juego. Casi treinta años de andadura musical que penden de un hilo, tan fino, como necesario de conocer.

 

 

Batiscafo

 Mi fascinación por los fondos marinos comenzó gracias a Tarzán, al que curiosamente jamás vi bañarse en sus películas en el mar. Siempre nadando y buceando con los hipopótamos en los ríos de la jungla, me dejaba anodadado lo que aguantaba debajo del agua, sin respirar.

 Eso más adelante me llevó a interesarme por la apnea o el buceo a pulmón, observando cómo sin oxígeno alguno, con la única guía de una cuerda,  mujeres y hombres se adentraban mar abajo, decenas de metros, siendo capaces de estar varios minutos allá.

 De aquellos lodos vinieron los barros de Jacques Cousteau, del que era fan incondicional, sin perderme ninguna de sus expediciones a bordo del Calypso.  Defensor de los mares y sus especies, a través de sus documentales me fue surgiendo la fascinación por los fondos marinos más profundos y sus imposibles criaturas,  habitantes de un mundo sin luz.

 En uno de esos fondos, aunque apenas a cuatro kilometros de profundidad, se encuentran los restos del barco mas fascinante de la historia, el mismo que después de llevar mas de cien años bajo las aguas, sigue cautivando a propios y extraños, generando una curiosidad que lleva a organizar expediciones por ocio, como la que ha malogrado la vida de cinco personas, a bordo de  Titán, un pequeño submarino habilitado para tales efectos.

 Fue con el comandante Costeau cuando oí por primera vez la palabra batiscafo, la misma que empleé para hacer una redacción en clase, con apenas ocho añitos, cuando cursaba tercero de la antigua Educación General Básica; no fue difícil documentarme sobre las características de semejante nave acuática, ideada para deslizarse por lugares complejos, bajo una presión enorme sin descomponerse. Cuando algo se hacer por gusto e interés, sale literalmente sólo. 

 De todos estos intereses casualmente nunca ha nacido en mí la necesidad de aprender a bucear o ver la manera de poder embarcarme en algún tipo de actividad subacuática.  El mar me impone un respeto absoluto, con su inmensidad y fuerza, capaz de destrozar todo a su paso con sus olas gigantes. Amor y respeto. Mucho.

 Por eso dudo que nunca me embarcara en una aventura como la de estos malogrados exploradores del Titanic, que han visto cómo su sueño de pasar cerca de los restos del pecio, ha terminado por adelantar el fin de sus existencias, a bordo de un basticafo que implosióno. Descansen en paz, aventureros y curiosos. Sobre si es criticable o no esta especie de turismo de riesgo, tan en boga de un tiempo a esta parte, lo dejo para otros más avezados en estos temas.

 

 

La familia

 Otra historia familiar, otro retrato psicológico de sus componentes y de sus comportamientos. Las últimas cuatro semanas de lecturas han enlazado de forma aleatoria, historias que traían un mismo elemento común: La familia.

 Precisamente ese es el título elegido por Sara Mesa, para mostrar con su prosa limpia y constante, su visión de la familia, con ojo crítico pero ajeno a lo que cuenta. Con un talento extraordinario para contar historias desde fuera, sin involucrarse en absoluto, hasta el punto de parecer una narradora descarnada y ausente que decribe de manera aséptica los devenires de una familia en apariencia aburrida y anticuada, que en realidad esta llena de secretos y contradicciones.

 La familia, Editorial Anagrama, es la última y laureda novela de esta autora sevillana, que pasa por ser un talento emergente que ya no excusa su todavía parcial popularidad. Está llamada a ser una de las grandes de las letras hispánicas con sus retratos de vida corriente, minuciosamente detallados, dejando al desnudo las grandezas y las miserias del ser humano 

 

 

Teorema. (El Libro)

 Teorema, es un guión de película. Escrito con formato de capítulos muy cortos, presentando a los protagonistas uno a uno con tiempo y detalle, todos ellos integrantes de una familia burguesa del norte de Italia, que sirve de base para formular todas y cada una de las críticas que durante años, Pier Paolo Pasolini arrojó sobre las sociedades modernas, enfermas de consumismo y superficialidad, males que encarna, mejor que nadie, el grupo social al que se adscribe la familia protagonista.

 Escrita con pretensiones de ser una obra de teatro, con la consigna establecida por parte del autor de leerla de un modo rápido y superficial, sin convertir su lectura en un acto concienzudo y sesudo,  Teorema, traducida al español en esta cuidada edición de la Editorial Altamira, fue escrita al tiempo que se rodaba la película homónima, lo cual hace imprescindible su visionado para terminar de encajar las piezas del puzzle de una historia social, como todas las historias que compuso el poliédrico Pasolini, ya fuera rodando con una cámara o escribiendo con una pluma.

 Profunda y vital, intimista y esclarecedora, este trabajo del cineasta boloñés incide en los elementos de fractura y crisis de una sociedad corrupta e hipócrita que no es lo que busca aparentar, ocultando sus angustias y sus miserias.

 Provocadora y profana, con telón de fondo religioso y sexual, su lectura es una aproximación al mundo pasoliniano de vuelta a los orígenes, a lo natural y virgen a lo auténtico y pasional, al mundo de nuestros ancestros del que no debimos salir nunca.

 

 

Vida Imaginaria

 Inédito en español, la traducción de Vida Imaginaria, de Natalia Ginzburg, publicado en España por la Editorial Lumen, es todo un acontecimiento literario.

 Por su prosa rica y clara, dotada de una sencillez pasmosa y envidiable, capaz de describir desde los más profundos sentimientos hasta las cuestiones más prosaicas; todo un don el de la escritora e intelectual palermitana, al que añade su virtud de no desdeñar temas y atreverse a opinar sobre cualquier cuestión.

 Así, al mismo tiempo que hace crítica literaria a través de sus reseñas, también realiza una descripción del perfil del escritor de cada texto,  todo ello condimentado por el contexto histórico que le tocó vivir a esta judía comunista y represaliada que vio como su marido,historiador e intelectual  afín a La resistencia,  moría asesinado a manos de los nazis.

 Por sus páginas el lector verá un desfile de lo más granado de la intelectualidad italiana; desde Cesare Pavese a Alberto Moravia, pasando por Pier Paolo Pasolini o el propio Italo Calvino, A todos trató, con varios tuvo amistad íntima y a todos retrató en su faceta de columnista de diario, en donde no tuvo temor alguno en tratar temas tan dispares o espinosos, como por ejemplo el triste asesinato de los atletas israelíes en las Olimpiadas de Munich de mil novecientos setenta y dos.

 Partidaria de ceder a las pretensiones de los secuestradores y terroristas, a los que visualiza desde una perspectiva quizá idealista y más humana de lo que sus acciones dejaban percibir, llegó a pedir públicamante a la primera ministra judía, Golda Meir que excarcelara a los más de dos centenares de militantes árabes en prisión, tal y como solicitaba el grupo terrorista Septiembre Negro, trístemente famoso por asesinar a once atletas y un policía, en un episodio que fue retransmitido casi en directo para todo el mundo.

 Ingenua, blanda o demasiado humana,  Ginzburg nunca renegó de ese estilo cercano y cotidiano de afrontar las cosas, desmenuzándolas con una sencillez pasmosa y envidiable, con ese personalísimo estilo y enfoque de escritura desde el corazón, que hace de la lectura de estas páginas un regalo para el intelecto y para los sentidos.

 

 

 

Su café, gracias.

 Movido por impulsos, esos que invitan a actuar como si se tratase de una orden.

 Aunque no dejes de hacer lo que tienes entre manos, dale salida, ponlo en la montonera, arriba. Tiene prioridad, más por quedarte tú agusto que por hacer, en realidad, favor alguno.

 Pareces una máquina, a la que aprietan un botón y hacen su selección: su café, gracias. Sirves y te sirves en bandeja. Das y no pides nada a cambio; aunque pones cariño en el empeño, ejecutas con esa frialdad maquinal.

 ¿Altruismo? No sabría decir. Cómo el ser desinteresado hace feliz. 

Campos de concentración

 Nueva tragedia en el mediterráneo. Hasta quinientos desaparecidos en medio de unas aguas que son un cementerio líquido. Incontables ya las embarcaciones que zozobran llenas de personas que escogen esa vía para alcanzar tierra en Europa. Increíble que no se le ponga freno a esto, que no se pueda hacer nada para erradicarlo.

 Los que logran sobrevivir, son enclaustrados en denominados campos de refugiados, rodeados de vallas que hacen que sean más campos de retención que de refugio. Al drama de saberse supervivientes en medio de una tragedia espantosa, se une la convivencia en precario, enjaulados como animales. Europa no es libertad, no es vida.

 La vida sigue, aunque no igual para todo el mundo. Hacemos callo y cada vez nos conmueven menos cosas. Deshumanización.

Avistador de ovnis

 Veo en un documental de un canal de la TDT un reportaje sobre fenómenos extraños y hablan de un individuo al que califican como avistador de ovnis.

 ¿Es acaso una profesión? ¿ Cómo se forma uno para ello? Me encantaría poder matricularme allí donde se impartan los estudios que remiten al avistamiento de platillos volantes, que es como comúnmente los hemos denominado, en parte consecuencia del imaginario popular, que siempre ha perfilado esas naves venidas de galaxias lejanas con esa forma.

 Cosas del lenguaje; ser un investigador de fenómenos extraños no te da la virtud de ver. Dicho así parece hasta presuntuoso, más si cabe, si se trata de una cosa como ésta, ajena a cualquier previsión y sujeta a la opinión y testimonio de quien vive la experiencia. Se es avistador por casualidad, no por oficio.

Impulsos

 Otro nuevo ataque aleatorio y gratuito; en un parque, con arma blanca, atacando a niños. Desconcierto.  Qué clase de motivación puede haber detrás de algo así.

 La muerte y el sufrimiento son parte de la vida. Los medios de propaganda en que se han convertido las redes, magnifican todavía más, algo tan duro de asimilar como terrible. Cosas de este oficio sobrevenido de reportero en acción, en que nos hemos convertido todos con nuestros terminales de telefonía.

 Tal vez haríamos bien en perder prejuicios y considerar la cuestión de los desequilibrios mentales como un hecho que trasciende los datos estadísticos y pone foco en la realidad del día a día. Toca releer a Focault, entre otros, para allanar el camino de entender. 

 Impulsos que producen dolor y cuestan vidas. Parace como si la muerte fuera más absurda si cabe, de un tiempo a esta parte;  todavía más.

 

 

Urraca

 Urraca despeluchada, que quedas inmóvil en medio de la acera, inmensa para tu debilidad y tu cuerpo, apenas medio formado, pues se nota que eres una cría que ha poco que echó a volar.

 Cierras los ojillos y mueves la cabeza, como buscando cobijo en medio de este mundo que amenaza con llevarte por delante. Ojalá hayas encontrado refugio y a estas horas sigas teniendo una oportunidad.

 Darwinismo draconiano, donde sólo tienen cabida los fuertes,  mantra que no hace excepciones por especies. No trastabilles si no quieres que te lleven por delante. 

La batidora

 Lunes clarificador. Comienzo de semana y de alguna cosa más. Intenso y soporífero, a partes iguales. Sensación de agotamiento que no se ajusta con el gasto hecho. La batidora dará vueltas esta noche, que para eso tiene ingredientes. 

Último momento

 Listas que no acaban de perfilarse. Hasta las seis de la mañana hay tiempo, de hoy, que expira el plazo para comunicar candidatos que figuren en las papeletas.

 No hay nada más español que dejarlo todo para el último momento, como ya diiera  Larra, en uno  de sus más celebrados textos.

 La sopa de siglas que pretende ir bajo la mampara de Sumar, es todo un batiburrillo de intereses, taifas imposibles de dirimir en tan poco tiempo. Pero no queda otra, el acuerdo se buscará y llegará, en el minuto de descuento, en aras de atajar la sangría de votos y cargos electos hacia el otro bando. Muy probablemente no será suficiente.

 Hartazgo, cansancio y vacaciones de por medio, cocktail explosivo para quien busca movilizar a un votante cada vez menos militante y más confundido.

 

 

Cierre

 Nada como cerrar el chiringuito por las tardes, como si fuera el último de Filipinas, acompañado de un bosque de sillas vacías, con menos uso del que que debieran por cuenta del teletrabajo pactado. 

 No sabría expresar por qué, pero el disfrute parece mayor, cuando se te cae el bolígrafo y bajas la pantalla del portátil, antes de hacer mutis camino de las escaleras. Hasta el aire fresco de la calle parece más agradable y limpio cuando te da en la cara. 

 Dura poco pero qué momento, el mejor del día. Acaba la obligación y empieza la devoción, llueva o truene. Esos pequeños momentos.

Chaparrón

 Desde bien temprano a oscuras, con nubes todo el día que no han dado tregua, ni han dejado pasar un mísero rayo de sol. Cuánta necesidad, pero también cuánta morriña.

 Menos más que al final, se hizo la luz, aunque sea artificialmente. No hay chaparrón que dure eternamente.

Hasta que la muerte os separe

 Curiosa frase, la de los matrimonios canónicos, momento más reconocido de esa celebración religiosa, repetida por propios y extraños:

"Yo (...), te recibo a ti (...) para ser mi espos@, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe."

Curiosa, porque parece raro que un cristiano sea tan fatal, creyendo como cree en la vida después de la muerte; si hay vida, porque ha de haber separación.

 Habrá quien fundamente que claro, dependiendo de cómo se haya portado cada cual, la separación puede ser inevitable si uno alcanza el paraíso de primeras y otro va al purgatorio tras tener la charla con San Pedro, así que eso de que el amor todo lo puede, no queda claro cuando se transciende esa frontera vital. En cualquier caso, aunque sea a distancia, ese amor de vida, podría tener continuación después de la muerte, salvo que uno de los contrayentes, se fuera con el ángel caído a las catacumbas del inferno.

 Como se ve combinaciones hay unas cuantas, de donde puede derivarse que esa contundencia de la frase arriba referida, es cuando menos chocante. 

 Será la voluntad de Dios, al fin y al cabo, que para eso se le profesa fe incondicional, la que decida si esa unión va más allá de los devenires mundanos y terrenos. En cuaquier caso, ya puesto a reproducir la famosa frase, momento culminante del compromiso sellado entre los contrayentes, quizá tenga más sentido aplicar esta otra opción:

”yo te quiero a ti como legítimo esposa o esposo y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

 ... Y que sea Dios quien dictamine qué es vida y qué es muerte, cuando le toque proceder. Cosas de intentar aplicar la lógica en asuntos donde no todo se rige por esos designios.

 

 

Moscas

 Retozo con gusto en el sofá, disfrutando la nueva condición de silencio total en la casa, momento que aprovecho para enfrascarme en la lectura. Han pasado seis meses ya desde la mudanza y sigue maravillándome no oir ruidos por ningún flanco. A veces miro hacia el techo, como si quisiera volver a localizarlos. Catorce años de martilleo, de movimientos de muebles, de carreras de críos y perros, de gritos cuando el Madrid marcaba un gol, de muelles de somier chirriando los sábados a las seis de la mañana, momento en que mis vecinos presumiblemente estaban follando, dejan taras, es inequívoco. Unas veces pienso que me he ganado el cielo, otras que cómo he podido menospreciarme tanto viviendo así.

 Hoy las molestias son otras, tienen forma de insecto, de mosca cojonera, para ser exactos, que insiste en posarse sobre mi piel una y otra vez, con ese cosquilleo que sus minúsculas patas y lengua succionadora, dejan. Hago el ademán de sacudirle con un trapo, visto que no pilla la indirecta de salir, después de dejarle la puerta de la terraza abierta, pero me contengo, en el fondo no me molesta y quiero que me acompañe.

 Una sola mosca, en toda la casa. La primera que veo en años, dando la tabarra por mis dominios, sí, sin exagerar. Dónde quedarán esos veranos de bichos, con cucharas por las calles, filas de hormigas por doquier, y moscas y mosquitos revoloteando mañana, tarde y noche. Hasta eso ha cambiado. Recuerdo de niño contarlas por centenares, revoloteando en el zaguán de la casa, jugando a cazarlas por cualquier medio; eran especialmente valiosas las verdes, las moscas de la mierda que nuestros padres nos conminaban a no acercarnos y que nosotros perseguíamos atraídos por el color verde brillante de su exoesqueleto.

 De perseguidas a toleradas, hasta bienvenidas diría yo. De hecho mientras escribo éstas líneas aquí la tengo a mi lado, apoyada esta vez sobre el hule de mesa, quizá atraída por algún resto de comida. Es sin duda, la misma. Por más que abra la puerta de la terraza, ni entra ninguna nueva, ni se va ésta; dicen que pueden vivir hasta veinticinco días; me hará feliz si me acompaña hasta entonces.

Chapero

 Quedó con ella en un restaurante japonés de Castellana, de ambiente insincero, con apariencia de sencillo y sin ínfulas, que en realidad denotaba altos vuelos. Esa manía de aparentar lo que no se es, en una dirección u otra.

 Sintió que desentonaba en ese sitio altivo de alto copete, con sus vaqueros ajustados y su chamarra vaquera negra.  Cuando la vio llegar a bordo de su enorme coche de empresa, antes siquiera de saludarla, fue en busca del aparcacoches; ya entonces sitió que le miró raro.

 Hecho el acto protocolario  de bajarse y entregar las llaves al empleado del local, la vio por fin de cuerpo entero, vestida con un elegante traje oscuro de pantalón y chaqueta, elevada sobre un andamio de zapatos de tacón; tan sólo contrastada con el color claro del bolso, un Jimmy Choo estampado con el nombre en una esquina con letras doradas. Discretísmo.

 Decidió no obsesionarse con las miradas, sabedor de que la diferencia de indumentaria y de edad, podrían llevar a equívocos. Ajeno, con ganas de cenar, se centró en la cita, algo que llevaban los dos esperando algún tiempo. Aunque ya se conocían, desde que  les presentó un amigo común, no habían podido concretar una fecha, por culpa de la apretada agenda de trabajo de ella. Las largas charlas de whatsapp nocturnas, por fin daban paso a un cara cara.

 Cerveza, vino blanco, sashimi surtido y mochi con bizcocho de té para aderezar una velada, donde poner las bases de una relación, con música de padel y playa de fondo, como planes a futuro; con más confianza, con tiempo.

 Cuando llegó la hora de pedir la cuenta, insistió ella en abonar la dolorosa; para rematar, pensó cuando acercó el camarero con el datáfono. No conforme, se ofreció a llevarle a casa. 

 Lo peor llegó a la salida, cuando elegante pidió al aparcachoches las llaves de su flamante Toyota, a lo cual accedió después de recibir un billete de propina de cuantía que no pudo ver. La mirada con sorna que le dirigía éste detrás del cristal, le hizo violentarse de tal manera, que a punto estuvo de decirle: no, no soy un puto.

 

 

Náufrago

 Anda mi jefa horrorizada; no le gustan nada los pelos largos y me reprocha que yo lleve los míos sin cortar desde hace muchas semanas, tantas,  que me dan un flequillo que si me lo engominara me permitiría hacerme un tupé rockabilly.

 Pareces un náufrago, me ha espetado,mientras me pedía unas cosas de trabajo.

 Me ha hecho gracia, de repente me he visto en medio de una isla, que en vez de mar alrededor tiene una moqueta gris difuminado, ahí hasta donde alcanza la vista, en este caso la pared de enfrente. 

 Náufrago cibernético, enganchado a internet y a las hojas excel; llamaré Viernes a la maceta que hay en la entrada, lo más vivo que hay por estos andurriales, mientras mando señales S.O.S en formato pdf.

 Así, mientras se me pasa la vida aporreado las teclas de un ordenador, esperaré a que algún día, entre tanta medianía, aparezca un rayo de sol que haga las veces de buque salvavidas y me aleje de esta empalizada, hosca y monótona, hacia otros lares que pueda convertir en mi propia casa.

 Digagaciones y todo por unos pelos largos...