Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 28 de marzo de 2024

Agua

 Agua. Necesitamos agua. Mucha. 

 Quejas descerebradas. Cómo catalogar al que se lamenta por que no puede salir una procesión o no puede bañarse en la playa, en marzo. Muy triste.

 Semana santa como las que recuerdo cuando era niño, de mal tiempo, de frío de lluvia a ratos.

 Al mal tiempo buena cara, nunca mejor dicho. Nos va en ello mucho.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Baumgartner

 Cuando uno lo creía ya perdido para la causa, entregado a las publicaciones por contrato, siempre coincidentes con las fechas navideñas, ha aparecido esta última entrega en la extensa carrera literaria del escritor neoyorquino Paul Auster, titulada Baumgartner, (Editorial Seix Barral), en referencia al apellido del profesor de filosofía protagonista de esta historia.

 Aunque no tiene el gancho ni la profundidad de otras entregas de la factoria Auster como la Trilogía de Nueva York, Brooklyn follies o Mr. Vértigo, si que recoge buena parte de los temas que siempre han interesado a este autor, tales como el peso que tiene el azar en nuestras vidas  o la oportunidad de reinventarse tras sufrir un duro varapalo; es el caso del principal figurante de esta historia, quien recibe la fatal noticia de la muerte por ahogamiento de su esposa y compañera; de cómo reconduce su vida, sin perder en ningún instante el referente de la huella de su difunta pareja, va esta historia de recogimiento, reflexión y reinvención personal.

 


 

 

martes, 26 de marzo de 2024

Romperme el brazo

 Yo de pequeño quería romperme un brazo. Obviando el dolor insosportable del primer momento al crujir el hueso, las posibles complicaciones derivadas de una fractura que no fuera limpia, las molestias al dormir o ducharse, al tener que llevar un brazo en cabestrillo... Con ocho años todas esas cargas eran minucias, lo importante era aparecer en clase con el brazo enyesado, de un blanco inmaculado.

 Sentirse centro de atención, de cuidados y mimos de los compañeros que te preguntaban qué te había pasado, para después ver cómo aparecía el primer rotulador para escribir en ella algún mensaje o poner una firma. Cada garabato era una muesca de la que estar orgulloso. 

 Muchos me reconocieron después de volver a tener la extremidad libre, que guardaron con cariño aquella férula como si fuera un trofeo de guerra. Para darme más envidia.

 Lo que son los recuerdos, pasan los años pero hay cosas que no se olvidan; pequeñas frustaciones de infancia que se quedan ahí en el recuerdo. No llevar caramelos en mi cumpleños por cumplirlos en verano, no romperme nunca un hueso y llevar la escayola... Vida que es un cúmulo de alegrías y contrariedades, que forjan una existencia en el yunque del devenir, del día a día.

lunes, 25 de marzo de 2024

Protagonistas

 A veces los protagonistas son los que no estaban invitados a la fiesta. 

 Entre llantos de costaleros y devotos y turistas cariacontecidos por la ausencia de rayos de sol, la lluvia y la nieve han decidido hacer acto de presencia, aguando, nunca mejor dicho, asueto y devociones.

Con la que no está cayendo, con tanto pantano luciendo limo y ruinas, bendita irrupción por sorpresa; que caiga y lo haga con fruición. Animales, plantas y humanos, esos que con tanto esmero se emplean en dilapidarla, la necesitan con suma urgencia. No estamos para escatimar días de lluvia, ni para lamentarnos por los aguaceros.

viernes, 22 de marzo de 2024

Veto

 El drama entre judíos y palestinos continúa ante la mirada indiferente y la pasividad de la comunidad Internacional.

 Hoy el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha tumbado  el intento de resolución para el alto el fuego en Gaza, que había presentado Estados Unidos. Tres de sus quince miembros han votado en contra, dos de ellos, China y Rusia, miembros permanentes con derecho a veto, acompañando al voto contrario de Argelia.

 Pocos conflictos tienen menos solución que este, donde el odio acumulado acrecienta las diferencias y desprecios acumulados a lo largo de los años. Huelga decir que en esta tesitura, sólo en manos de la comunidad internacional está la posibilidad de parar la masacre y de poner cordura en medio de tanto dolor y destrucción.

 Ente creado para un fin que nunca cumple; Organismo de seguridad que con sus decisiones ayuda a ampliar aún más la inseguridad, todo lo contrario.  En días como hoy cuesta trabajo mantener la fe en la colaboración y ayuda entre países, en la capacidad de parar horrores como el que está llevándose por delante a tanta gente inocente.

jueves, 21 de marzo de 2024

La gran evasión

 "Esta película está dedicada a los cincuenta", con un rótulo con esa leyenda concluye  la cinta dirigida por John Sturges, título mítico de los años sesenta, que narra los hechos sucedidos en el campo de prisioneros de guerra de Stalag Luft, situado en las proximidades de la ciudad de Sagan, hoy territorio de Polonia.

 Roger Bushell, líder de escuadrón de aviación sudafricano, encarnado en la película por Richard Attenborough, orquestó un intento de fuga a través de un intrincado sistema de túneles que permitió a varios soldados y oficiales evadirse de las instalaciones de máxima seguridad. Con suerte dispar, pocos fueron los huidos que alcanzaron el objetivo final de fugarse, siendo detenidos o falleciendo en el intento el resto.

 Cansados de sus constantes intentos de escape, la Gestapo decidió otros planes para los presos recapturados, acabando fusilados en algún lugar apartado en lo que acabó convirtiéndose en un crimen de guerra tipificado en la  Tercera y Cuarta Convención de Ginebra.

 Hoy, mientras me venía a la mente la mítica escena de Steve McQueen en la nevera, lanzando su pelota de béisbol contra la pared, he querido traer aquí esta película clásica, por parecerme la mejor manera de recordar a mis once ya ex-compañeros, que fueron despedidos por mi empresa, no de la mejor de las maneras, precisamente. Como homenaje y con cariño, después de tantos años de trabajo y batallas.

 "Esta entrada del blog, está dedicada a los once".

 

 


 

miércoles, 20 de marzo de 2024

Esperando al diluvio

  Un asesino en serie,(Bible John), que huye de su ciudad en el Reino Unido, (Glasgow) y suplanta la identidad de un empleado de naviera al que asesina en su traslado a su sede de Bilbao, dejando a sus espaldas, además, un reguero de mujeres asesinadas y una policía desconcertada por la rareza de sus crímenes y la absoluta confusión sobre su identidad.

 Con estos elementos de base construye Dolores Redondo su última novela, Esperando al diluvio, (Ediciones Destino), ambientada en el año mil novecientos ochenta y tres, en los días de la semana grande de la capital vizcaína que se trocaron en días de dolor, por culpa de unas lluvias torrenciales que dejaron treinta y cuatro muertos y un rastro de destrucción tras desbordarse las aguas de la ría.

 Novela de ficción con situaciones recreadas pero historias y personajes reales,  en la que el tiempo cronológico es manejado magistrálmente por su autora, narrando hechos  y situaciones carentes de la lógica linealidad. En su trama Redondo traslada al criminal escocés a la capital vasca, a donde le persigue Noah Scott Sherrington, policia local que sigue sus pasos, pese a estar fuera de servicio por sus problemas cardíacos, movido por sus sospechas y por la necesidad de terminar el trabajo de su detención, que dejó a medias en las islas.

 Sórdida, intensa, conmovedora, con profunda carga psicológica, llena de giros inesperados, con un final acorde a los argumentos sobre los que se basa, Dolores Redondo construye esta historia que se devora, más que se lee. Una estupenda elección para amantes del género negro, ahora que se avecinan días de descanso y tiempo libre.

 

 


 

lunes, 18 de marzo de 2024

Pequeños pasos

  Comenta una compañera de trabajo, malhumorada, que está harta del tren cercanías. Su estación, posiblemente una de las más transitadas de la ciudad, está llena a rebosar en la hora en que ella accede a sus instalaciones, para venir a trabajar por las mañanas. Con grandes aspavientos comenta que sólo cuando ha pasado un cuarto tren, ha conseguido acceder a uno de los vagones del convoy.

 Otra compañera llega con iguales humos, pero cambia el dicurso, echando pestes hacia el metro. Iguales razones, mismas molestias, mismo retraso a lo hora de llegar a la oficina. Cosas de la hora punta.

  Alguien del equipo sugiere como posible solución: - ¿Por qué no variáis los horarios e intentáis cogerlos media hora antes, por ejemplo? 

 Se hace el silencio. Tras unos segundos de duda una de las dos lanza como respuesta: - claro, entonces no duermo.

 Aún dejando como importante el argumento del descanso, necesario para afrontar una jornada de trabajo, me resulta obvio que no es esa, en el fondo, la gran razón que les lleva a organizarse la jornada con esos cambios horarios. Detrás de cada modificación, por insignificante que pueda parecer, existe la necesidad de mentalizarse de ella.

 Los cambios no son fáciles, a menudo nos sugieren rechazo, más por temor que por negación sistemática a implementarlos. Sin el conveniente proceso de maduración de los mismos, nunca se llevan a cabo, nunca pasan a ser efectivos.  Esa regla vale para cualquier cosa que lleve implícita la voluntad humana.

 Todos los pasos, incluso los más pequeños, se aferran a ese modelo. En la mente de cada cual, queda por perfilar, cuantos de esas opciones, están sobre la mesa, esperando una toma de decisión para hacerse efectivos, después de procrastinarlos, o llevarlos al cajón de las cosas por hacer, de manera indefinida.

 

 

Dejarse llevar

 Sesudos instantes que pintan de oscuro el corto plazo. A veces devanarse los sesos buscando respuestas hacen del camino una vía tortuosa, de manera innecesaria, aunque eso no se vislumbra en un primer instante.

 Puede que las preguntas sigan ahí, a veces durante un tiempo, pero las respuestas, no tienen por qué obedecer a causa o razón alguna. Caminos que se enderezan sin volición alguna, mostrando su senda diáfana sin mayor agente externo que dejar que las cosas sigan su rumbo.

 Interpretar la vida y sus cosas. Dejarse llevar, en ocasiones, es la respuesta.

viernes, 15 de marzo de 2024

Cruces

 La distancia más corta entre dos puntos siempre es una línea recta, aunque nada hay menos lineal que una existencia. 

 Como los coches que se van por los pianos en las carreras, apurando las trazadas, amenzando con salirse de los límites; visten más los baches y las cunetas que los trasiegos por pistas limpias y bien asfaltadas.

 Pero lo mejor son los cruces de caminos, cuando toca elegir y hacer gala del coste de oportunidad. Decisiones que a veces se toman en caliente, otras veces después de rumiarlas y meditarlas largamente, unas profundas y significativas, otras  aparentemente intrascendentes; todas forman parte de una trayectoria entera. Somos lo que comemos, somos lo que decimos, somos, ante todo,  lo que decidimos.

 Cruces que son disyuntivas. En medio de todas ellas es cuando uno se siente más vivo. 

jueves, 14 de marzo de 2024

Proletarios

 Conciencia de clase, sentirse parte de un grupo, con todos sus condicionantes, con todos sus hábitos e iniciativas, por cuenta de lo que se tiene en el bolsillo. 

 Del bolsillo pasa al gaznate. Un ex-vicepresidente abre un local para pobres en el emblemático barrio de Lavapiés, rechazando hacerlo en cualquiera de los populosos barrios del Foro, donde tendría mejor predicamento, seguramente mayor sentido, garantizándose una parroquia acorde a los requisitos ideológicos, ( y económicos, estar tieso),  para consumir. 

 Rojos de salón, que se suman al carro hostelero, con ínfulas de humildad, pero hábitos y cálculos de empresario. En una zona de moda y con el mejor marketing posible, el de la demagogia. 

 Hasta a los proletarios les han consumido las prácticas capitalistas. Dime de lo que presumes...

miércoles, 13 de marzo de 2024

Leer en el metro

 Ayer dejé de sentirme un bicho raro. Hasta cuatro personas coindicidimos en el mismo vagón de metro leyendo libros en papel.

 Podría evocar los primeros tiempos, a poco de llegar a Madrid, cuando apenas se veía en medio del mar de libros que inundaban el subterráneo en horario de mayor afluencia; de hecho ya lo he reflejado en alguna otra entrada de este blog. Hoy el próposito es otro, tal vez reivindicativo, en medio de este torrente tecnológico donde todo el que anda entretenido en su trayecto en transporte colectivo, utiliza un teléfono.

 Aún queda gente de la vieja escuela, que prefiere amenizar los viajes, muchas veces de bastante tiempo, con historias leídas. Cansado de vecinos de transporte impertinentes, que descargan sus videos o ven páginas absurdas con el volumen de su aparato a todo trapo.  Lo que antes era patrimonio de gente más joven, ahora lo hace todo el mundo. Es obvio que la falta de educación no conoce de edades.

 Lectura en silencio, sin incordiar, adoptando la postura más comoda sin molestar a tu vecino de asiento o de barra, si vas de pie, concentrado en cualquier aventura que te estén narrando, pese al ruido y las incomodidades. Quién dijo que un paseo en transporte público por necesidad es un tiempo perdido.  No saben lo que se pierden.

 

martes, 12 de marzo de 2024

Jugadoras

 Comentarios que circulan sólo libres en cenáculos y espacios reducidos, al calor de la confianza que da la proximidad, aún a riesgo de hacer confesiones ante quien se muestra contrario y opina diferente. Miedo al qué dirán, a ser clasificados de misóginos o simples machistas.

 El otro día en una comida de amigos, en petit comité, hoy la misma opinión es portada de un medio de gran tirada, manifestada por un deportista deportivo de primer nivel, que reconoce que no ve fútbol femenino, ni sabría decir el nombre de tres jugadoras. Valiente, reconoce que no es  ningún "bienqueda". Manifiesta su rebelión ante lo que parece una imposición, otra variante de lo políticamente correcto, expresado antes en otras vertientes, como la del colectivo gay, por citar algún ejemplo.

 Opiniones que ponen de manifiesto algo que ya se sabía, que el camino no iba a ser fácil. Apertura de mentes que requieren de dedicación y constancia, de compromiso, de educación. Que haya corrientes de opinión, más o menos soterradas, que ponen de manifiesto su contrariedad a estos nuevos fenómenos, no hace menos valiosa la entrega y el trabajo de equiparación de lo que hacen unos y otras.  No, no es una moda, ni un intento de meter con calzador un pretendido mérito solo por equilibrar las labores de ambos sexos. Si las jugadores de deporte femenino tienen ahora más notoriedad o publicidad es porque se lo están ganando. El talento no entiende de prejuicios y desde luego, tampoco de sexos.


lunes, 11 de marzo de 2024

Castillos de Fuego

 Estreno por lo todo lo alto. Primera lectura de un título de Ignacio Martínez de Pisón y que lujo comenzar con la lectura de esta novela, trabajo de muchos quilates.

 Ambientada en el Madrid más crudo, el de la posguerra de comienzos de los años cuarenta, ciudad destruída y consumida por el hambre y la miseria, llena de almas en pena que a duras penas se las veían y deseaban para llevar algo caliente al estómago, con el que aliviar los empellones de un estómago que no dejaba ni tan siquiera dormir.

  Ciudad llena de gentes humildes, de estraperlistas capaces de rapiñar con todo, de madres hartas de hacer colas para conseguir las viandas a las que se tenía acceso gracias a la cartilla de racionamiento, o de insurgentes que se movían en las sombras, tratando de confabular contra un estado policial que los perseguía con saña y dureza, la lectura de Castillos de Fuego, (Editorial Seix Barral), es una oportunidad de pasear por la capital, usando sus páginas como un callejero donde avenidas, plazas y calles acompañan a sus protagonistas en medio de la pesadumbre y tristeza imperantes.

 Como bien dice la reseña que acompaña como sinopsis en las cubiertas libro, esta novela tiene más verdad que un libro de historia, con personajes ficticios que bien pudieron haber vivido en el Madrid de la incertidumbre, esa que durante cinco años tuvo en vilo a una ciudadanía que, pese al oscurantismo informativo del régimen, andaba pendiente de las noticias que traía el frente en Europa,  cuya victoria, decantada hacia un lado u otro, podía suponer la prologación o conclusión del mandato del Caudillo

 La atmósfera rotunda y depresiva que narra en sus páginas el autor, bien podría compararse a la de otros títulos que como este, quisieron poner de manifiesto la dificultad con la que este país logró sobrevivir, en los años más difíciles. Inevitable no acordarse de La Colmena de Cela, o de 1940, de Paco Umbral, títulos a los que en nada desmerece este inmenso trabajo de Martinez de Pisón.




 

sábado, 9 de marzo de 2024

Alguacil

 Normalmente un alguacil de pueblo tiene labores de control y apaciguamiento, ya sea como asistente de un tribunal, o como integrante del propio consistorio. Es una función de inestimable ayuda, al ser su cometido principal, casi único, mantener el orden.

  Tal vez por eso llame todavía más si cabe la atención, el punto y final de una historia que desgraciadamente olía a crimen desde el comienzo. Tras la aparición del cadáver del casi octogenario agraciado de Hinojal, al que la lotería le ha dado como premio cavar su propia tumba. 

 El encargado de ayudar a mantener el orden, ha provocado un desaguidado tremendo, indignando a un pueblo sencillo, que ahora teme represalias de la familia del finado, que duerme intranquilo por sentirse centro de atención por culpa de un asunto lúgubre, como casi siempre ocurre con los sitios que son pequeños, invisibles, salvo que ocurra algo malo.

 Crimen de manual, de pecado capital literario, que bien podría asociarse a la España rural y profunda, aunque nada más lejos de la realidad. La avaricia no tiene residencias definidas, ni conoce estatus sociales, ni siquiera se asocia a niveles de cultura o educación. Codiciar lo que es ajeno, pecado transversal a diferentes escalas, íntimamente vinculando con la envidia. Nada hay más universal que lo malo en cualquiera de sus muchas variantes.

viernes, 8 de marzo de 2024

Día del hombre

 ¿Cuándo es el día del hombre?

 Todos los días del año.

 Sirva como contestación a todos mis amigos, ( y amigas), que no entienden por qué la mujer debe tener una efeméride como la de hoy, de reconocimiento anual que sirva de ayuda y trampolín para sus reivindicaciones de igualdad, más que justas, completamente necesarias. 

 Así de simple.

  


jueves, 7 de marzo de 2024

Tarde de lectura

 Otro día plomizo, sin una brizna de sol. El tiempo parece que se paralizara y todos buscan refugio ante lo desapacible de la climatología. El cielo luce oscuro, sin inquilinos que hagan vuelos rasantes en su inmesidad; urracas, palomas y gorriones, se abomban en su plumaje, guarenciéndose ante lo desapacible en sus nidos y resquicios, igual que los demás nos hacemos fuertes en casa. No todo hogar necesita de paredes y un techo.

 Apenas si han caído unas gotas, como si las nubes se resistieran a soltar la masa de humedad que atesoran. A medida que caiga la tarde, esa contención se hará más complicada. Se avecina una noche de agua y gotas repiqueteando sobre los cristales. No hay mejor nana para dormir.

 A poco que cierre el ordenador tras un día de teletrabajo, cambiaré la pantalla del ordenador por las págimas de un buen libro. En días así no se necesita mayor estímulo para ponerse a leer, las ganas de hacerlo vienen solas. Nada más evocador que un día nublado, para entregarse a una tarde de lectura.

miércoles, 6 de marzo de 2024

El trabajo dignifica

 Siempre me ha parecido una frase parche, una máxima que además de un tópico es apaciguadora, una panacea para aliviar  a quienes lo practican, más que una verdad rotunda e induscutible.

  Como tantas otras expresiones generalistas, dista mucho de ser una realidad, según en qué casos; hay trabajos que tienen poco de dignos, que se realizan en condiciones muy dificiles, por salarios que son basura. No, el trabajo no dignifica, no lo hace siempre.

 En estos tiempos de autoexigencia, de jornadas de trabajo maratonianas autoimpuestas, donde el látigo se ha visto sustituido por el exceso de celo, ese mismo que trasciende a lo laboral y llega al tiempo libre, al ocio, cada vez más medido y regulado, con demasiadas cosas para hacer y poco tiempo para aburrirse. No deja de ser una paradoja que cuanto más tiempo libre tenemos,  menos parezca que lo tenemos, mayor sensación de agobio y exceso de carga tengamos. Parece que si no estás haciendo algo, pierdes el tiempo y eso produce desazón. Círculo vicioso.

 Quizá hubiera que cambiar algo de la mentalidad dominante, rebajar el ritmo, encontrar momentos para la pausa, para el dolce far niente del que habla la canción. 

 No me cuentes cuántos viajes de trabajo haces, cuántos cursos de cocinar sushi o de hacer macramé has hecho, ni cuántos torneos de padel juegas al mes. Dime, simplemente qué haces para no hacer nada, dime  cómo te aburres y te diré cuánto te admiro. 

 El trabajo apabulla, consume y lo que es peor, ocupa casi todo el tiempo: el que te piden hacer y el que te exiges a ti mismo. El que haces por unos emolumentos y el que desarrollas como ocio que agota y deja fundido, porque divertirse se ha convertido en otro trabajo. Cansacio crónico, mental y físico. ¿Dónde está la dignidad?, lejos, ahora como entonces, como siempre, pero por otras razones.

martes, 5 de marzo de 2024

El día que dejó de gustarme el fútbol

  Miro distraído mi perfil de Facebook y me salta una página que publica cromos viejos de jugadores de fútbol. En esta ocasión, el recuerdo es para un jugador danés de los años ochenta, que tras jugar unos años en Italia, vino a España para enfundarse la camisola del equipo con más seguidores de la Ciudad Condal.

 No tardó en despuntar y demostrar sus cualidades, siendo uno de los protagonistas destacados de su equipo en una de sus etapas más laureadas. Tras muchas temporadas vistiendo esa camiseta, tras producirse algunas desavenencias con su entrenador y la directiva del equipo, decidió cambiar de aires y aceptar la oferta de un equipo de la Capital del Reino, a la sazón máximo rival de aquel para el que antes jugaba.

 Tanto debía identificarme con ese jugador, tanto debía gustarme, que me produjo un shock tremendo verlo defendiendo otros colores. La desafección llegó hasta el punto, que desde aquel preciso instante comenzó una etapa larga y continua de marcado desinterés por un deporte sin el que no es posible entender mis primeros quince años de mi vida.

 Nada volvió a ser lo mismo. Algo tan simple como que un profesional aceptase una oferta de trabajo de otro equipo, lo percibí como un salto sobre una línea roja que de ningún modo podía rebasarse. Probablemente si hubiera firmado por otro club no me habría afectado tanto; lo cierto es que desde entonces, esa visión romántica e identitaria, de amor por un equipo y todo lo que representa, se vino abajo irremisiblemente.

 Otros deportes ocuparon el espacio que dejó el balompié entre mis intereses, como es el caso del balonmano. De hecho cada día hago menos por saber qué resultados se producen y me cuesta horrores ver un partido de fútbol completo, me aburre soberanamente. Fue una pasión tan vívida e intensa, que por un desencanto se desinfló como un globo, para convertirse en un postrero recuerdo, sin visos de retorno posible.  

 

lunes, 4 de marzo de 2024

Conticinio

 Queda, la noche, con la persiana ligeramente levantada que deja destellos tenues y lejanos, de puntos de luz que se convierten en brumas. 

  Desvelo tranquilo, sin angustias ni agobios, sin necesidad de mirar al techo buscando respuestas a preguntas que se apelotonan en la cabeza. 

 Sin acúfeno que de al silencio de la noche una intensidad de pitido de localización incierta.

 Paz en mitad de la madrugada. Silencio embaucador como no encuentra uno en el resto de horas del día. El calor del edredón acrecienta la sensación de comodidad, de abandono al descanso.

 Bastará un leve giro de cabeza para acomodarse a la almohada, para volver a cerrar los ojos y caer de nuevo en estado de letargo e inconsciencia. Hay desvelos que no son un tormento, sino un placer de delicatessen, degustado a sorbos, sin más paladar que la apertura y cierre de unos ojos, que duermen y descansan, en mitad de la noche.

domingo, 3 de marzo de 2024

Katherine Mansfield

 Katherine Mansfield fue una escritora neozelandesa, a la que una severa tuberculosis, hizo enfermar muy joven, falleciendo con tan sólo treinta y cuatro años, después de luchar durante más de tres contra la enfermedad.

 Responde al modelo de persona dedicada en cuerpo y alma al arte. Miembro de una acaudalada familia, que no escatimó en gastos en su formación, Katherine pudo dedicar toda su vida a la música, alcanzando un notable conocimiento y maestría con el violonchelo que, sin embargo, no fue suficiente para que su familia le permitiese dedicarse a ello como concertista. Encajada en el estricto corsé de su entorno, Mansfield encontró en la literatura una válvula de escape.

 Mujer adelantada a su tiempo, rebelde en la década de los años veinte, desafiante de las convenciones sociales, capaz de burlar prohibiciones, teniendo amantes de ambos sexos, vuelca todos sus anhelos, ambiciones y frustraciones en su literatura.

 Considerada unos de los exponentes de la literatura modernista, de su pluma fluyen historias sencillas, ambientadas en su mayor parte en el contexto familiar, en las que pequeñas anécdotas de la vida cotidiana, sirven de base para perfilar sentidas escenas de sensibilidad exquisita. Maestra en la descripción de perfiles psicológicos y del buen gusto, deja sus historias con un final siempre abierto, denotando con ello su devoción por el maestro Chejov, del que se consideró discípula.

 Esta pequeña muestra, publicada por Austral cuentos, es una buena oportunidad de acceder al especial mundo  de esta escritora, tan poco conocida por el gran público, con la lectura de algunos de sus cuentos más sentidos, como Las hijas del difunto coronel, la señorita Brill o Fiesta en el jardín.





 

viernes, 1 de marzo de 2024

Jurar o prometer

 Otro de tantos dilemas, qué es más importante, qué tiene más fondo, qué es más sentido y por ello obliga más, jurar o prometer. 

 Parece que jurar tiene mayor trascendencia, ya que  se pone a un testigo para asegurar el cumplimiento de un compromiso. Por otro lado, prometer implica adquirir un compromiso pero sólo a título personal, sin poner a nada, ni nadie de testigo. 

 Eso explicaría porque a los recien casados, se les llama prometidos, detrás del compromiso, no hay más aval que el que quiera poner uno mismo.

 Para otro tipo de obligaciones adquiridas, desde luego deberíamos jurar, como hacen los médicos con su Juramento hipocrático antes de empezar a ejercer. Algo parecido debería obligar a los políticos, una suerte de mandato imperativo, que obligara a responder con el propio patrimonio por los desaguiados efectuados. Cómo puede ser que algo tan necesario en la actualidad, sea algo del pasado que se estudia sólo en teoría política. ¿Si lo hacía un condottiero, por qúe no lo hace un diputado?.
 

Vidas Borradas

 Es una pérdida que deja vacío, cuando lo que desaparece es algo que ha pergeñado tu mente y que acaba por irse, de forma involuntaria en este caso.

 Eliminando lo que parecía un borrador de otro texto, ha terminado por diluirse uno que ya estaba escrito, acabado y publicado.

 Si es cierto que las cosas pasan por algo, entonces que ya no esté es porque así tenía que suceder. Ese juicio determinista que tanto impacto tiene, que a veces tanto miedo da, si se aplica esa misma norma a otras fecetas de la vida.

 Este borrón sólo se refiere a una entrada, la escrita ayer, llamada vidas,  la última del mes de febrero. En ella hablaba de diferentes tipos de vida, las realistas y las que se alimentan de ensoñaciones y de cómo todos de algún modo, vivimos a caballo entre las dos, sin que haya una regla precisa que establezca qué calado o dimensión tiene cada una de ellas. 

 Esta ha tenido una vida, sin duda,  efímera, de tan sólo un día. Fue y ya no es. Ya no es más que una vida borrada. RIP.