Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 25 de julio de 2019

Pulso

 ¿Por qué lo llaman negociación, cuando esto en realidad ha sido un pulso? Escuchando las valoraciones de unos y otros después de terminar la fallida sesión de investidura, no puede uno menos que pensar en que aquello que durante semanas nos han vendido como un intento de formar una coalición /cooperación, no ha pasado de ser un simple intercambio de golpes, donde cada cual solo pretendía quedar por encima del otro. Mucho gallo para tampoco gallinero.

 Y le negaron la investidura por segunda vez... Para ser todos de izquierdas qué poca voluntad de llegar a acuerdos, y qué fácil le están haciendo la transición a los rivales de bancada para recuperarse del varapalo sufrido, que tiene forma en la fragmentación del voto y la representación en nada menos que tres partidos. Desde los tiempos de AP/PP/UL no había andado la derecha tan dispersa. Con mentecatos políticos como estos en las filas opuestas, no tardaremos en verlos restablecerse.


  A verlas venir. Así estamos. Quizá sea el precio a pagar por tener un hemiciclo plural que se ha elegido bajo mentalidad y sistema bipartidista. Y qué caro sale pactar. Vaya parlamento donde no se parlamenta, ni siquiera entre los que son de la misma cuerda. 


 Nos acordaremos de estos días; seguramente se estudie en la Universidad. Pocas veces un  capital político y electoral tan grande habrá sido malgastado en tampoco tiempo.  El 15M cada vez queda más lejos, tanto, que nunca se hará realidad. Demasiada ínfula para tan poco idealismo. Y que luego vengan reclamando el poder de la utopía y la necesidad de convertirla en ideario político. Con tanto ego subido pululando por los arrabales poca chicha  podrá sacarse. Y poca novedad, más bien ninguna. Tanta movilizacion para que todo en el fondo quede como siempre. No tardará en hablarse de fraude...

martes, 23 de julio de 2019

Zona Roja

  Hubo un tiempo en que un abogado laboralista valenciano copaba las listas de libros más vendidos en este país, a finales justo de los años setenta y comienzos de la década de los ochenta. Cuentan incluso que llegó a tener cuatro libros en la lista de los más vendidos, siendo esta una lista de diez títulos y que a lo largo de su longeva carrera llego a vender más de cuatro millones de libros;  con unos registros así, si a alguien se le podía conocer con el sobrenombre de best seller, ese era sin duda Fernando Vizcaíno Casas.

 Son cifras prácticamente inalcanzables para ningún escritor español reciente, ni foráneo, ni siquiera por alguno galardonado con el Nobel de literatura; con estos mimbres cuesta trabajo comprender cómo alguien que vendió tanto en su momento y que fue tan leído, haya caído en el más absoluto de los olvidos.

 El libro que da pie a esta entrada, Zona Roja, publicada por el siempre potente sello de Planeta, apareció en mi casa dentro de una caja de libros desahuciados, condenados a un contenedor de reciclaje de papel, a no ser por mi casual intervención que me llevó a ofrecerme para acogerlos en mi biblioteca.  Es este el segundo libro que leo de este autor. El primero titulado Los rojos ganaron la guerra, también de Planeta, lo compré regalado de precio en el rastro de Madrid, una primera edición que además venía dedicada al que fue el primer propietario del libro.Y si en esa ocasión narraba una ucronía, (que hubiera pasado en España si no hubieran triunfado los sublevados y si los afectos a la República), en Zona Roja en cambio , se da un baño de realidad, contando el día a día de la población anónima en la capital valenciana, sede provisional y paulatinamente asediada de un gobierno en el exilio, en claro proceso de huida, bajo las directrices del Doctor Negrín.

 ¿ Qué pudo haber provocado un éxito tan rotundo en este autor? Sin duda la elección de los temas muy del interés de los lectores de este país en los comienzos de la democracia que apenas se desperezaba de los efectos y consecuencias de la transición política. Si a eso le sumamos la posición provocadora del autor, nostálgico del régimen apenas superado, convirtieron a este escritor en una especie de cronista que con suma habilidad, ty capacidad litraria, supo contar historias corrientes de gentes corrientes, bajo el manto de la tensión y conflictividad política con que vivimos a diario en este país, fuente inagotable de dramas y enfrentamientos.

 Pasados los años, y con la lógica evolución de una sociedad cada vez más asentada y más interesada por otras cuestiones, las cuitas literarias de Vizcaíno Casas acabaron en el olvido, postergando a un vendedor nato de libros en un autor olvidado y para muchos casposo y anacrónico, a quien sus juicios de valor siempre generaron más enemigos que amigos. Quien sabe si ahora con la vuelta a la vida de determinados grupos de nostálgicos del franquismo, vuelve a resurgir la figura de un escritor a quien si posicionamiento político le dio fama y notoriedad efímeras.








martes, 16 de julio de 2019

Una educación

  Es este uno de esos libros inclasificables, no solo por la historia que relata, sino también por el estilo, la estructura, el lenguaje y por supuesto el sentimiento que hay detrás de cada una de las páginas escritas en él.

 En puridad debería decirse que Una educación, ( Editoral Lumen), de Tara Westover es una autobiografía, el testimonio que una joven de treinta y dos años muestra al mundo a través de un libro donde pone de manifiesto su increíble existencia como miembro de una familia de religión mormona, cuyo celo en el seguimiento de sus preceptos religiosos es llevado al extremo de hacer vivir a los miembros de la misma prácticamente al margen de la sociedad. 

 La simple suma y sucesión de datos y hechos verídicos que se narran en sus páginas servirían para hacer de este libro algo sumamente especial: una niña que no sabe ni en que día ha nacido, que nunca fue escolarizada, que jamás visito un medico y que desde pequeña supo los sinsabores de la dedicación a un trabajo tan duro como la venta de chatarra. Sin embargo lejos de caer en la sensiblería y en la conmoción, fácil, Westover elabora la historia propia de una superviviente capaz de salir a delante pese a sus peculiares condiciones de vida; de ese modo en Una educación su autora huye de la tentación de cerrar su libro con la sucesión de sus acontecimientos vitales sin más,  para tratar de demostrar al lector que la vida de cada cual es no sólo la suma de hechos que suceden, si no también de las decisiones que se toman y de cómo uno decide formarse para tomar sus decisiones propias y con ello, tratar de cambiar su destino.

 Detrás de estás páginas llenas de momentos crudos e incluso terribles hay un canto a la esperanza, a la libertad, a la capacidad que tiene el ser humano de construir aquello que se proponga, a pesar de cuantos obstáculos se presenten y pongan por delante, y aunque para ello tenga que romper con el bien más preciado que pueda poseer cualquiera: la propia familia.

 Sin duda una educación es un libro especial, tan especial como su autora, cuyo tesón y determinación le permitieron salir de algún lugar en las montañas de Idaho para alcanzar un doctorado en Cambridge y con ello una nueva vida. Una historia que es todo un ejemplo.






jueves, 11 de julio de 2019

El cielo raso

 Tiene la virtud Alvaro Pombo de convertir en crónicas, historias sentimentales de enrevesado pelaje donde dos, tres ó más personajes entrecruzan vivencias y vínculos de los que el lector pronto se siente parte implicada. En este trabajo , El cielo raso, editorial Anagrama, vuelve a mezclarse relaciones de pareja con binóculos de otro tipo, relaciones de carácter marital, en donde el más débil parece con el paso de las paginas el más fuerte y en donde todo lo que en un momento dado fue, tiene siempre fecha de caducidad, de lento e inexorable declive.

 Y es que las novelas de Alvaro Pombo son biografías completas de vida, en donde cada uno de sus personajes ofrece una cara cincelada sin duda por las circunstancias del momento, amparadas en la inevitable cronología que a todos nos condiciona fruto del necesario paso del tiempo.
  
 Con ese estilo tan peculiar, con una prosa sencilla, precisa y culta, donde argumentos filosóficos, estéticos y literarios, jalonan reflexiones y actos de los personajes,  Pombo arma esta historia familiar de dos hermanos cuyas idas y venidas encontrarán más momentos de pena que de gloria. Y una vez más, será Madrid, el escenario de fondo sobre el cual construir la trama, sin que por ello otros entornos  no sean  bienvenidos para dar credibilidad a la historia y sus personajes.

 Salvando obviamente las distancias, podría decirse que Pombo juega literariamente hablando, a ejercer de una especie de Galdós del siglo XXI, en ese afán de contar historias que tienen a Madrid como un referente inmediato. 







martes, 2 de julio de 2019

Construirse un personaje

 Leía ayer por la tarde, que una de las cabeceras más importante de la prensa escrita de este país, iba a lanzar próximamente una colección  de libros denominada Crímenes reales, donde podría encontrarse una serie de títulos que recogían historias de la crónica negra, u hechos delictivos de todo tipo. Echando un vistazo por encima a algunos de los trabajos, apareció enseguida El Impostor de Javier Cercas, que narra las andanzas de José Marco, ex-preso del campo de concentración de Mauthausen, del que más tarde se supo que nunca pisó, suplantando la personalidad  de un preso fallecido.
 
 A Marco le devoró su personaje, probablemente motivado por una personalidad enfermiza y narcisista, que requería el ser centro de atención. Y es que hay personas que no pueden vivir una vida anónima, carente de mayor protagonismo que el que da el día a día y los vínculos afectivos que a cada cual le rodeen.
 
 Marco y su alucinante historia, solo pueden ser fruto de una interiorización total, la que permite convertir una vida de mentira en una gran verdad. Represaliado por los nazis como obrero poco cualificado de una factoria, y dando con sus huesos en la cárcel, este hombre sintió que la vida le debía una compensación, y a falta de consuelo real decidió fabricarse una, convirtiéndose en un mártir que no fue pero como el que se comportó y vivió toda su vida.

 Puede que sea una de las más llamativas, pero no es desde luego la única. 

  A vueltas con las ideas y venidas del cesado president de la Generalitat, ausente hoy en la manifestación de Estrasburgo por miedo a ser detenido por las autoridades francesas, me acordaba de Marco y me preguntaba si Puigdemont es consciente de cómo su personaje de presidente represaliado en el exilio le ha consumido tanto, hasta el punto de hacer de su situación un modo de vivir.

 Y desde luego la comparación daría para mucho, porque en realidad habría que preguntarse cuanto en nuestras vidas es realidad, y cuanto forma parte de un personaje, elaborado para dar satisfacción al entorno, un escaparate que nos sirva de pantalla protectora y nos haga vivir en el recogimiento de una intimidad que no se comparte con cualquiera. Qué grado de mentira nos rodea, y cuanto de él es creación nuestra. Daría esto para dar y tomar.

 En el fondo todos nos construimos un personaje; quizá el grado en que este nos devore es lo que nos distingue a unos de otros.
 
 

lunes, 1 de julio de 2019

Universidad para asesinos

 La última entrega de la saga de títulos que tiene por protagonista al comisario Costas Jaritos, vuelve a poner sobre el tapete las dos grandes virtudes que hacen de las novelas de Petros Márkaris todo un referente en el genero policíaco: construir tramas delictivas perfectamente enrevesadas en las que es difícil barruntar sospechas hasta llegar al tramo final del relato y la capacidad de insertar la trama en la realidad de la Grecia moderna y sus terribles problemas económicos y no menos terribles consecuencias para su población.

 En esta nueva entrega, editada en España en catalán y en español por Editorial Tusquets y que responde al titulo de Universidad para asesinos, Márkaris pone el dedo en la llaga de la denostada universidad griega, cuya fuga de docentes a otros centros universitarios fuera de Grecia o a otras tareas como la política o la empresa privada, es una muestra más del estado de mediocridad profunda en la que se encuentra un país que parece condenado a la supervivencia , sin más perspectivas que continuar día a día sin que la opción de progreso sea una posibilidad real.

 Con su habitual talento para desarrollar ambientes y atmósferas de tensión, Jaritos en esta ocasión deambula por las calles de Atenas al volante de su Seat, ocupando de forma interina la dirección de la policía dada la prematura jubilación de su superior, a la caza y captura de los asesinos de varios profesores universitarios cuyo único nexo entre ellos es el haberse dedicado en algún momento de sus vidas  a la política ,siendo esa puerta giratoria, la de pedir una excedencia y la de poder volver a la docencia cuando se quiera, el principal motivo que argumenta esos asesinatos para cometer sus fechorias.

 La saga del Comisario Jaritos, alcanza en esta nueva entrega un punto culminante del que solo cabe esperar que queden todavía muchas entregas. Absolutamente adictivo.