Era un hombre de mediana edad, ejercía labores de CEO de una compañía de seguros importante. El jueves pasado, saliendo de una convención de su compañía, fue abatido a tiros en el corazón de NYC.
Las pesquisas de la policía logran, tras seis días de búsqueda, detener a un sospechoso.
Sorpresa. El detenido es un joven de buena familia y con estudios superiores. Perfil que deja atónitos a los criminólogos en lo referente a la motivación de sus actos. No encanja con los patrones habituales.
Estando como estamos en la fase de presunción, más vale no dar nada por sentado; por increíble que parezca, todo crimen obedece a una lógica y este también, a buen seguro, tiene la suya.
Aunque esa prudencia ya no es posible, ya que los juicios públicos y paralelos ya están en marcha. Muchos han tomado parte en la cuestión y se han decantado por el supuesto asesino, por haber finiquitado a un millonario sobre el que pesaban amenazas de muerte denunciadas. El sistema sanitario estadounidense y sus coberturas sanitarias, siempre precarias y supeditadas al bolsillo del tenedor de cada póliza, son el telón de fondo de esta historia que promete ser tan truculenta como interesante, ingredientes de un thriller policíaco desarrollado en la vida real, en el que la realidad supera, desde luego, a la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario