Difusos

 Tiempos raros y difusos éstos, donde apenas la paciencia si tiene cabida en ellos.

 Todo lo queremos para ayer, con ansia creciente.

 Dónde quedarán aquellas veces en que las cosas importantes, y las no tan relevantes, necesitaban concerser a fuego lento. Ahora y ya, y rápido, que para luego es tarde.

 Ni en lo laboral, ni en lo sentimental, ni en lo humano, la visión del usar y tirar es la que impera. Vida líquida y desechable.

 Ciclos. Porque todo vuelve. Llegarán de vuelta esos tiempos ajenos a lo utilitarista, reposados, donde valorar las cosas buenas, las que son bonitas, y las importantes, se tomará su tiempo, mucho o poco, pero el justo. Uniformidad temporal que ahoga lo existencial. 

 Nada más triste que deglutir la vida, sin saborearla, tacita a tacita.

 

Laika

 Aún no son las cinco de la tarde, miro absorto la pantalla del ordenador, no ha terminado mi hornada de trabajo, y aunque parece que estoy al pie del cañón, no sólo no trabajo, ni si quiera estoy.

 Tengo la ventana del salon abierta. No tarda en llegar el ruido  del carreteo de na cotorra argentina, se posa en la copa del árbol que tengo justo delante, en una rama endeble, que se cimbrea al contacto con el animal, con un balanceo lleno de fragilidad, que pareciera que la rama en cualquier momento pudiese ceder al peso del pájaro, pero, tras unos primeros instantes de moviento intenso, la rama se ralentiza, hasta parar casi al completo.

 La miro como si fuese un voyager, de forma furtiva, mientras ahueca un ala y se purga con el pico. Justo encima de ella un cielo azul, claro y limpio como hacía días que no teníamos, pone el decorado. Se toma su tiempo, reposa tranquila, sabedora de que ahí arriba nada ni nadie la va a molestar. Hasta que decide marcharse y comienza el vuelo. Es entonces cuando llega el mensaje via whatsapp. Es mi hermana: Laika ha dejado de respirar y se ha ido para siempre.

 Como la cotorra, alzando el vuelo, desde la copa más alta, hacia el cielo más azul, así te has ido, sin sufrir, en un dulce sueño, rodeada de tu familia. Buen viaje, pequeña.

 

Tambores de guerra

 Desde hace unos cuantos días, tambores de guerra se escuchan en el Este, más concretamente en la frontera de Ucrania, país que dejó la sombra soviética para vivir bajo el paraguas de la Gran Rusia.

 Recuerdo cuando las tropas comandadas por el ex-taxista y ex-agente secreto invadieron Crimea, ese enclave estratégico dotado de fuerte presencia militar, que un día Stalin decidió donar a los ucranianos y que ahora Putin ha recuperado, anexionándolo para la causa patria. Un compañero de trabajo, Serdar, agachaba la cabeza escondiendo su gesto de tristeza y rabia, que por otra parte era compatible con tener pasaporte, además de ucraniano, ruso.

 Leyéndolo en la prensa, a las pocas horas de proclamarse la invasión de facto, miles de ciudadanos instalados en la península a orillas del Mar Negro, se acercaron al Consulado ruso con la intención de solicitar la doble nacionalidad. No quiero que me invadas, pero tampoco quiero que me dejes sólo.

 Sea por interés, sea por sentimientos que vienen de lejos, lo cierto es que sobre este conflicto bélico y freonterizo, por ahora en potencia, llueve sobre mojado. Hemos vuelto a los años ochenta, al Telón de acero, a reclamar control sobre los países satélites. Putin no quiere que ningún país del Este sea miembro de la OTAN.

 Seguramente quedará en ruido, tan sólo en eso, pero el pulso está en todo lo alto. La política de bloques está de vuelta, con sus tensiones y distensiones. Tan nuevo, tan viejo.

Hierro 9

 Encajado como una marcha mal metida, que rasca en los engranajes, así caías cuando hacia el swing, raspando la alfombrilla sintética, que a falta de chuletas deja muescas en la cara interior del palo, lleno de un verdín que cuesta sacar. Así barrenabas una y otra vez la moral, hasta que, por fin, comenzaste a deslizarte suave como un guante, encarando el canto de la bola con ese golpe seco y limpio, que suena a música celestial, que se alza al cielo con el arco que la bola cubre hasta caer de vuelta al suelo.

 Nuevo aliado. A cien metros vista de distancia. El 7 y el 8 tienen buenos apoyos. Juego que crece, como crecen las oportunidades de mejorarlo. Bien por el miércoles.

Presión

 Presión y estrés. Y no por la carga, si no por la tensión de la espera, esa que te agarrota cuando necesitas algo y dependes de alguien para conseguirlo.

 Interdependencias que agotan y aceleran el ritmo cardíaco. Toda una jornada a la espera, que cansa más que tener un aluvión de cosas por hacer.

 No somos autosuficientes. En nada.

 Espíritu de equipo, en días como hoy deja de ser un tópico, una expresión hecha, para hacerse realidad, como un piano de grande.

Comienzo de nuevo

 Fin de semana aprovechado. Bicicleta, paseo por el centro con café incluído y compañía y tarde de manta y sofá de domingo. Pilas más que cargadas para comenzar la última semana de la cuesta.

Semana de faena, de retos, de evaluación personal de todo un año de trabajo. Semana de cobro, de cumpleaños paterno. Siete días cargados de eventos y acontecimientos. De balance seguro positivo.

 Un mes menos. Diez meses para llegar a la cincuentena. Y una década de blog que cumplirá años, también.  Balance y cambios.  Estamos vivos, porque nos movemos.

 Como dice la canción, mi destino no es llegar, sino el andar. Dame camino y piernas para avanzar. 

Viernes

 Cincuenta seis horas por delante. Libro en blanco por escribir. Ligero total. Por alguna razón siento paz, y me motiva la posibilidad de aprovechar estos días de libertad a lo que me lleve la improvisación.  De lo que dé irá la entrada del lunes. Retroalimentación. Buen fin de semana.

Reglas

 Si no te vacunas, no juegas. Es la nueva máxima, aplicable a tantos eventos deportivos como existan a nivel profesional, salvo las consabidas exenciones, esas que tan famosas se han hecho a raíz del atajo que un negacionista ha intentado, para jugar un torneo de tenis a sabiendas de cuáles eran las reglas.

 Reglas que, para muchos, atentan contra la libertad. Las razones de emergencia sanitaria no son suficientes para limitar acciones, para evitar entradas, para participar en eventos. Siempre cuesta aceptar los cambios.

 ¿Entiende la libertad de necesidad?, ¿Son argumentos compatibles o jerarquizantes? ¿Cual de los dos ha de primar?

 La enfermedad además de golpearnos nos llena de dudas, crea conflictos, pone aún más en tensión a un mundo que está harto de tantos años de limitaciones, problemas y carencias. Pues aunque no lo parezca, el estar hartos viene ya de lejos y por circunstancias varias.

 Quizá sea la guinda de un pastel, que nos une, en contra de lo que pueda parecer, más que nunca. Solo algo que nos atañe a todos puede levantar discrepancias, y es que nada une más ni despierta más el sentimiento de lo colectivo, que la desgracia. Que tengan que venir mal dadas para que reaccionemos y socialicemos aunque sea para ir a la gresca. Males versus individualismo.  De toda la vida.

Banca pública

Pues como se preveía desde hace algún tiempo, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria, S.A. SAREB, pasa a ser de titularidad pública, asumiendo el Estado los treinta y cinco mil millones de deuda que como tales la entidad en sí arrastra.

 Para los defensores de la banca pública esto no es más que un primer paso, en aras de proseguir una política de nacionalización de activos bancarios que permitan, entre otras cosas, dejar el control de las finanzas en manos de políticos. ¿Y por qué una banca pública? Porque segun dicen, dejándolas en manos de funcionarios y sus dirigentes, se eliminarian los abusos y excesos que esta tiene en manos privadas.

 Cierto y real como la vida misma. Las mismas recetas de los años setenta del siglo pasado, se creen necesarias y aplicables  nuevamente en este siglo XXI de globalización sin fronteras, con el capital circulando a sus anchas por el mundo entero. Como intentar matar un mastodonte con un tirachinas. Ingenuo hasta decir basta. 

 Asociar todo lo privado a robo es, además de falso, un error. Solo en manos de buenos gestores, tendremos un sistema financiero saneado y consolidado. La titularidad de las entidades no es tan relevante como la solvencia de sus gestores, y el compromiso social de los mismos. Una banca puede ser comprometida con su entorno, si para empezar comienza por tener sus cuentas y sus actividades al día.

 Antes de pedir cambios genéricos, vayamos por buscar acciones concretas, y si se comenten abusos, investigarlos y sancionar a quien abusa de su condición.

 Erramos el tiro perdiendo el tiempo en discusiones cara a la galería, ideologizadas que invitan más al postureo que a la aportación de soluciones reales. Más que una banca pública o privada, lo que necesitamos es una banca saneada y que funcione, que responda a las necesidades de los ciudadanos, que conceda créditos a intereses justos, que no cobre comisiones abusivas. Tan simple y tan complicado.  

Marchito

 Ya no es una elección sino un hábito consolidado: Cada día, a eso de la una del mediodía, aprovechando el descanso para hacer la comida, salgo a la calle a caminar.

 Y la razón es otra que coger un poco de sol, de hecho, si el día está nublado, lo descarto. Ni operaciones de pérdida de peso, ni razones de índole deportiva, ni necesidad de estirar las piernas. Como los largatos, que cuando está el sol en todo lo alto, salen de sus madrigueras y empinan la cabeza para que les lleguen más directos los rayos de luz y calor.

 Va para ventitrés meses que vino el teletrabajo a mi vida para quedarse por completo. Ninguna de las ventanas de desahogo que nos ha propiciado la pandemia, han servido de excusa para que mi empresa diera el visto bueno a una eventual y limitada vuelta a la oficina.

 De sangre fría, acabaré mutando como los anfibios y los reptiles; otro golpe de evolución cincelado a razón de veinte horas al día de permanencia en casa. darwinismo de nueva generación. 

Plano e insípido.

 Lunes de comienzo

 Plano e insípido,

 Carente de reclamos 

 que inviten a levantar el culo

apoltronado, por inercia.

 Comienzo plácido,

después de todo,

que la intensidad vaya 

a tacitas,

 y no venga de sopetón

que semana que comienza con sobresaltos,

termina pasados de rosca y fundidos.

Ni fu ni fa, que diría el otro.

bendito sea, oyes.

 De la sal y la pimienta

mejor nos encargamos, 

nosotros mismos.

Primeros

 Boris está contra las cuerdas. todo por irse de fiesta y por cuenta del bicho, ese mismo que tiene entre la espada y la pared al número uno del tenis mundial.

 Seguro que llegará el día en que recodemos todo esto con perplejidad, un primer ministro y el líder del deporte de la raqueta, K.O. 

 Quizá también nos sirva para hacer una pequeña reflexión: Cuánto cuesta llevar arriba, y qué poco hace falta para irse por el precipicio. Siempre fue más fácil destruir que crear, a todos los niveles, seas quien seas.

 Año dos de la pandemia; los primeros, serán los últimos. Titular.

Transición

 Nada es para siempre, tan tópico como cierto. Año nueva, ¿Vida nueva? Parece que se avecinan cambios.

Tiempos raros, extraños. Año recién estrenado que para empezar se ha llevado por delante a nuestra mascota, qué vacío y qué pena. Pero la vida sigue, aunque sea ya sólo con su recuerdo.

 Veremos cuántos más cambios registraremos en los próximos días o semanas. Esta cuesta de enero se presenta peculiar. Sólo falta saber si será de subida o de bajada. Estén atentos a sus pantallas.

Macrogranjas

 Sí, estoy bastante de acuerdo con la postura del Ministro Garzón en lo referente a las macrogranjas. Contaminan, generan menos empleo del que pudiera parecer, segúramente producen una carne de inferior calidad y, además, son las campeonas del matrato animal, hacinando a miles de ellos en espacios donde por pura lógica, deberían encontrarse muchos menos. 

 Esta última me escuece y de qué manera. Sin ser animalista, (sería absurdo que lo fuese, me gusta comer carne), cambio de canal cuando ponen en la televisión imágenes de uno de estos recintos. Poco respeto por unos animales a los que no nos basta con incluir en nuestra cadena alimenticia; también los criamos en condiciones lamentables, que desbordan no ya el respeto, incluso la dignidad, esa que tienen los animales, que por mucho que algunos no lo entiendan, no son cosas. 

 Cualquier medida que se emplee para regular el uso de esas instalaciones, me parecerá correcta. Han de ser sostenibles, respetuosas con el entorno, y con la dignidad de sus habitantes. 

 Lo cierto es que esperaba esta polémica promovida por otros ministros del ramo, como el de Agricultura y Alimentación o la de Transición Ecológica, y no por el de Consumo, del que entiendo más lógico que estuviese más pendiente de las casas de apuestas, por poner un ejemplo.

 Quizá es que el Sr. Garzón se aburre, y a falta de mejores cosas en las que ocuparse ha decidido justificar su sueldo, dando rienda suelta a sus inquietudes personales, referentes a la dieta y a la procedencia de lo que consumimos en la misma. Legítima desde luego, aunque quizá de un ministro se esperen más cosas que verter opiniones. Para opinar, mejor que se haga tertuliano.

 En el fondo cada crítica a Garzón, es una crítica, para nada velada por cierto, al Presidente del Consejo de Ministros, que es quien lo puso ahí. El reparto de cuotas de poder entre los socios de coalición trae como consecuencia, cosas como ésta. Ministros con cartera, pero sin chicha, porque las competencias que tiene, son las que son, y las de Consumo, no dan para una cartera ministerial independiente. No hay más.

Mascotas vs. hijos

 He descubierto que soy un egoísta, más bien que lo he sido, a lo largo de estos últimos dieciséis años. ¿Motivo? Decidirme a tener una mascota.

 Según el Papa Francisco mi deseo de ser padre lo sofoco mostrando mi afecto por un animal. Porque soy así de cómodo. Más barato, más práctico, menos sacrificado...

  Siento gran simpatía por este pontífice. Es valiente, y tiene una empatía de la que carecían otros en su puesto. El Obispo de Roma es un cargo ciertamente complicado, esa dicotomía entre poder espiritual y poder político hacen de su figura un cargo diferente y enormemente influyente; de hecho no hay un político en todo el mundo que tenga tantos acólitos.

  Esta vez, y lo digo sin aspavientos, se ha equivocado. Primero porque no es quien para juzgar las razones por las que muchos no hemos dado el pso de ser padres. No hay peor ignorante que el que opina sin conocer.

 Tener una mascota es una responsabilidad, pero ni de cerca se aproxima a la de la crianza de un hijo; manifestar algo así es recurrir a un análisis tan simple como torpe, impropio de una personalidad de su calibre. Si no nacen más niños, que busque las explicaciones en otra parte, más demagogos, no gracias.

Darco

 Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va.

Cuando se va para siempre, deja un vacío imposible de rellenar.

 Llegaste a nuestras vidas de rebote, casi como sin querer, fruto de una relación efímera con una compañera de trabajo que amaba los perros, y que me convenció para traerte, desde aquel refugio en Aranjuez, donde estabas con tu hermana, junto a otros perros, esperando una adopción.

 Tenías cara de bueno, eras tranquilo, aunque sólo era una fachada; incontables los litros de lejía para limpiar, los mil desastres que me hiciste en la casa de Vallecas, en tus primeros doce meses de vida. Quien hubiera dicho, que luego cambiaras tanto, y te volvieras ese perro bueno y paciente, que nos acompañó durante los siguientes quince años.

 Pronto te enamoraste con los abuelos, y para abajo que te fuiste a vivir con ellos, en Málaga. Allí ayudaste a papá a superar su angina de pecho, protegiendo como buen guardian las casas en las que han vivido, sacándoles de paseo todas las tardes, dándoles amor y cuidados en los meses más difíciles del confinamiento. Repartiendo cariño a raudales, ese que con la cola agitándose nos diste a todos los miembros de la familia, sin cansarte nunca.

 Y aunque estabas muy viejito, no queríamos pensar en que algún día tendrías que marcharte, y ese momento llegó el sàbado pasado, cuando algo en tu cabeza dejó de funcionar y desconectó tu siempre alerta cerebro. Tan bueno eras, que hasta para irte, lo has hecho rápido y sin dar ninguna guerra, algo que nos ha dejado en shock, con necesidad de tiempo para asimilar que ya no estás.

 No te imaginas el vacío que nos dejas. Olvidarte no sería posible, sólo puedo darte las gracias por haber aparecido en nuestras vidas, por habernos dado tanto, siempre pidiendo tan poco; ojalá te hayamos hecho muy feliz.

 Descansa Darco, vete en paz, pero sólo en presencia. Un pedacito de nuestros corazones será siempre tuyo. Te quiero muñeco. 

 

Aniversario

 Tal día como mañana, hace un año.

 Las trompetas del apocalipsis, blancas

 tupieron treinta días,con sus treinta noches,

las rutinas de una capital

colapsada y anonadada.

 Nada vislumbra un episodio similar

amen de notar más frío que días atrás,

en esta montaña rusa térmica,

de días de casi playa, y noches de estalactitas.

Esta vida loca, loca loca,

con su loca realidad,

que decía Pancho.

Bienvenida cuesta de enero,

sin colapso de nieve;

ya hemos empezado mejor,

sin hacer nada.

Deportación

 Es noticia que un tenista profesional pueda ser deportado. Por razones sanitarias, porque no está vacunado. Pendiente de que se resuelva su expediente, pernocta en un hotel próximo al aeropuerto, donde lo hacen habitualmente todos aquellos individuos que por alguna circunstancia, no cumplen los requisitos de acceso al país austral. 

 Seguramente la mayoría de esos otros son de menos reputación y poder adquisitivo. Por eso no son noticia. Si no tienes, no eres portada.

 Y en su país de origen esto es un escándalo. Se insiste en que el número uno del tenis mundial, ha de esperar a que se resuelva su situación en un establecimiento que se considera inapropiado. 

 La referencia es de fondo, pues a nadie escandaliza este clasismo y esta altivez, de un mundo que no pierde nunca el respeto por sus élites, a las que no considera merecedoras de compartir cama y techo con gente normal, o normalmente desheredada. Cúantos habrán esperado en ese mismo sitio, a cuántos antes habrán deportado después de haberles hecho esperar horas o días,  sin que a nadie les importara un pimiento. Para esta clase de estupidez sí que no hay vacunas.

Curaciones

 Hace años un buen amigo aficionado a jugar al baloncesto sufrió un fuerte esguince de tobillo, que lo tuvo inmovilizado varios días. Procedente de una zona rural de interior, lejos de acudir a un médico para tratarse su dolencia, se acercó a casa de un conocido curandero de la zona, que tenía fama de tener manos expertas tratando este tipo de lesiones.

  A los pocos días cuando le vi de nuevo, visiblemente tan cojo como antes, le pregunté que cómo llevaba el tratamiento, y me dijo que sólo acababa de comenzarlo. Y en un momento se levantó la pernera del pantalón para mostrarnos la zona afectada, visiblemente más hinchada y con un moratón que se había extendido pierna arriba. 

 Aquellas supuestas manos expertas, casi le cuestan una cojera perenne a mi buen amigo. No volvió a visitar ni a ese, ni a ningún otro curandero, como no podía ser de otra manera.

 Aquello pasó ya digo, hace muchos años, y es sorprendente como con el paso de los años, este tipo de personas, ajenas a cualificación alguna, siguen recibiendo visitas de enfermos, que ponen en sus manos su problemas, en vez de en los de la medicina tradicional.

 Sin duda, cada uno es muy libre de creer y disponer de su cuerpo, aunque a veces tengan que atenerse a las consecuencias. Ver a quien está para sanarte como un enemigo, es algo que se escapa a cualquier argumento y comprensión razonables.

Mansedumbre

 Más de setencientos cincuenta mil empleos se crearon a lo largo de el año que acaba de terminar. Unas cifras que nos ubican en los umbrales de dos mil diecinueve, antes de que comenzase la Pandemia.

 Como era de esperar, el actual equipo de gobierno lo celebra. Celebra que sigamos con más de tres millones de desempleados. 

 Esa es la línea que peligrosamente cruzamos hace ya algunos años, la del conformismo. Antes se busca mejorar y progresar, llegar más lejos;  ahora nos basta con mantener lo que tenemos, aunque seamos conscientes de que no es verdad, que poco a poco, cada año, somos más pobres porque todo sube, menos lo salarios.

Abonados al otros están mucho peor. Tiempos de mansedumbre. Hay quien ve en esta época rebeldía e incorrección. Nada más lejos de la realidad. Somos un rebaño que va por los caminos que nos indican, borregos de algoritmo, abonados a consumir lo que mejor nos suena, ajenos a la duda y a hacernos interrogantes. Qué suerte de señor feudal es este que nos oprime y nosotros nos dejamos, con gusto.

De entrada

 De entrada comenzamos el año con bajada de temperaturas, esas que repentinamente y sin venir a cuento, se han disparado por encima de los veinte grados en el cierre de este año, tan raro como decepcionante. El que quiera calorcito y bañarse, que se vaya al Caribe.

 Y por ahora nada de pronósticos catastrofistas, a cuenta de un enero que el año pasado, ya por el día ocho, nos dejó en la capital, la mayor nevada de la historia. Dicen que habrá otro Filomena por el norte en esta ocasión; confiemos que no ocurra, y si lo hace tenga la misma repercusión que tuvo cuando aconteció en el Foro. Parece que solo nieva a lo bestia, si lo hace en Madrid.

 El clima, qué habrá pasado para que dejemos de hablar de él de manera irrelevante. Ha pasado de ser un relleno insípido en las conversaciones, de convertirse en una pregunta trivial, a ser un asunto sesudo y que a todos ahora parece que sí nos concierne. Las tornas que se cambian, para sorpresa de algunos y disgusto de muchos. Y lo que quedará por discursear de esto. Tela.

 Me releo y me noto ácido e irónico. Va a ser que el año ha comenzado de otra manera. Me gusta. De entrada esto marcha bien, pero que muy bien.