Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 15 de noviembre de 2019

Lectura

La OCDE aplaza la publicación del los resultados del informe PISA referentes a las pruebas de lectura, alegando anomalías y comportamiento de respuesta inverosímil. 

 Este informe obtiene su población objeto de estudio entre alumnos de quince años.

 Me pregunto qué clase de conclusiones obtendría los responsables de este informe periódico, si realizasen esas mismas pruebas en otros rangos de edades. Y es que cuanto más lee uno las cosas que se escriben, más claro tiene que es un problema serio el que afecta a la lectura comprensiva, o dicho de otro modo, a lo que entendemos cuando nos ponen delante un texto.

 Y es que aquí no aplica eso de que cada cual entiende lo que quiere, más bien habría que de decir, lo que puede. Porque no basta con estar razonablemente dotado de entendederas, hay también que ejercer músculo y practicar la lectura comprensiva.

 Quien sabe, a lo mejor eso nos haría menos volubles, menos manipulables, menos previsibles. Todas esas cosas que se tienen cuando se ejercita el sano hábito de pensar, de darle a las meninges y discurrir. Pocas cosas ayudan a eso más que la lectura continua y provechosa. 

 Lectura si, sin más. Además es un hábito barato, accesible y asequible. Esparcimiento con rédito. Una ventana de libertad y crecimiento personal. Y por paradójico que resulte, cuantas más virtudes le encuentres, menos parece que interese eso a la gente.

 Da que pensar. Quizá es que es más cómodo ser dócil y manejable o da miedo ser autónomo y estar alerta. Hace siglos los campesinos aceptaron formar parte de señoríos por miedo a estar desamparados en caso de que se produjesen rapiñas y saqueos en sus tierras. Así fiaron sus bienes a cambio de seguridad por un precio, un régimen de semi esclavitud a cambio de la vida y el pan. Así se aseguró la transición en la historia tras la caída del Imperio Romano, y a sus extensas tierras llegó el alto medio a través de la feudalización. Hoy vivimos un feudalismo intelectual, equiparable a aquello donde el individuo fía todas sus esperanzas a que le den miguitas de felicidad a cambio de no poner peros y reparos. Dóciles al pastoreo y las proclamas. Hay cosas que no cambian.
  

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Sidi

 Seguramente Pérez Reverte se ha enfrentado con este libro a uno de los retos más importantes de su carrera literaria, el de tratar de recrear la vida y milagros de Rodrigo Díaz, ese caballero burgalés que las crónicas ubicaban en Vivar, alejado de clichés, arquetipos, coletillas que han covertido a este personaje medieval, más que en una leyenda en un perfecto producto prefabricado. 

 En Sidi, (Ed. Alfaguara), el personaje protagonista es un soldado de fortuna, un mercenario a quien la poca cabeza de su Rey Alfonso VI manda al destierro. lejos de regodearse en la poca fortuna, o en la pérdida del poder real, las páginas de la novela ponen de manifiesto la dureza y rudeza de la vida nómada e itinerante de un hombre de armas que al mando de un puñado de fieles busca el mejor de los acomodos, no dudando para ello de ofrecerse al mejor postor. No en vano buena parte de la leyenda de la figura del Cid, se cimenta sorprendentemente como soldado a sueldo de un rey moro, el de la Taifa de Zaragoza, Almuqtadir, bajo cuya tutela conseguirá las grandez hazañas que lo convertiran en la leyenda que fue después.

 A través de sus páginas Sidi describe con acierto los avatares de la vida del soldado trashumante, en sus largas jornadas a caballo, el lector, siente frio, calor, hambre, sed, dolor y cansancio, al tiempo que sufre y siente miedo antes de iniciar alguna de las acometidas o escaramuzas contra el enemigo con el que se bate sin miramientos, con rudeza, sabedor de que puede ser el caído en vez del vencedor.

 Dotado de una inteligencia seguramente superior, con dotes de mando y con esa química que transmiten los llamados a liderar grupos, Sidi nos muestra el perfil de un hombre duro, solo preparado para batallar pero que tiene las suficientes luces como para escuchar y entender al contrario. Es quizá el gran fondo que deja la lectura de esta novela, en donde su personaje principal es alguien confiable y dotado de sentido común, alguien capaz de aunar voluntades distintas, de conciliar y de ser el valedor de colectivos donde no todos esten cortados por el mismo patrón, ni defiendan o crean lo mismo. 

 La lectura de Sidi, casi parece una necesidad en unos tiempos como éstos donde todo es cuestionado y muchas actitudes intolerantes son cuestionables. Sin duda Perez Reverte busca transmitir un mensaje de calado y con fondo antes que retratar a un personaje histórico en una nueva biografía novelada. A fe que lo ha conseguido.