Puteros

 Sigue el ambiente político caldeado en el país. Hoy el partido que lidera la coalición de gobierno, celebra una reunión en su sede central de la Calle Ferraz, un Comité Federal que tratará de mostrar a sus afiliados, votantes y ciudadanía, una batería de medidas que sirvan de torniquete ante la hemorragia sufrida tras la explosión del Caso Koldo y la entrada en prisión de su hasta hace tres semanas secretario de organización, Santos Cerdán.

 Medidas que tienen un tinte netamente feminista, con guiños constantes hacia la figura de la mujer, no sólo con el nombramiento de su sucesora, Rebeca Torró, si no con otras iniciativas que velan por el comportamiento de los militantes y cargos,  que no deben permitirse mostrar actitudes machistas u obscenas, como el de recurrir a profesionales del sexo.

 En resumidas cuentas y hablando en plata, se establecerán controles para evitar que personas con relevancia usen servicios de pago o similares; los puteros no son bien recibidos en el partido socialista.  

 Política y sexo, combinación eterna y constante. Polémicas y escándalos que de manera recurrente saltan a la palestra. 

 Muchas preguntas sugiere el titular desde luego, que van más allá de cómo se pretende controlar algo así, ya que el recurso de acudir a prostitutas es algo que pertenece a la esfera privada de las personas. Consideraciones morales a parte, la exigencia de discreción es la clave de este asunto; nadie que tenga un cargo público debe exhibir conductas que degraden a la mujer, en una cuestión que se plantea en un debate eterno, sobre si es una actividad que debe ilegalizarse o regularse como un trabajo más.

 ¿Cuánta gente recurre a estos servicios, es este un país de puteros encubierto, o es una práctica más bien minoritaria?, ¿Cuántas mujeres recurren a estos servicios y por qué la percepción de esa práctica cambia sensiblemente y no tiene un carácter tan peyorativo, si no que se ve como signo de empoderamiento femenino? 

 Debate que tiene distintas aristas, que puede afrontarse en clave sociológica, de género, ético y moral y, por supuesto, económico. La industria del sexo en todas su variantes sigue moviendo cantidades vergonzantes de dinero. 

 La equiparación de sexos, la apertura de mentes y la naturalización de la relaciones sin corsés convencionales, no reduce ni limita el acceso, más bien al contrario,lo amplifica, desde que la ventana de internet permite la prostitución sin la necesidad de que exista contacto físico alguno. El oficio más antiguo del mundo da muestras de tener una capacidad de adaptación a los tiempos modernos, notable. Quien sabe qué puertas abrirá la IA para que nuevas generaciones de puteros sigan apostando por la vía fácil en las relaciones íntimas.