Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 28 de septiembre de 2012

Pais de momias


 En medio de un ritual de lo más solemne, acompañados por miembros de la corporación municipal de Reus y con la Guardia Urbana vistiendo sus uniformes de gala al tiempo que custodiaban el féretro; de esa guisa han llegado los restos del general Prim al Hospital Sant Joan de Reus. El objeto de la exhumación del general es revisar la causa de su fallecimiento tal y como había quedado para la posteridad en los libros de historia: agonizante durante de tres días después de sufrir un atentado en el calle del turco en Madrid, (ahora Marqués de Cubas) a manos de dos grupos de pistoleros situados a ambos lados de la calzada cuando abandonaba Las Cortes y se dirigía hacia su domicilio en la calle Barquillo, un 30 de diciembre de 1870. 

 Militar y político, Presidente del Gobierno a finales del siglo XIX e impulsor de la revolución de 1868 que debía derrocar a la reina Isabel II, Prim falleció a consecuencia de aquel magnicidio días antes de culminar su proyecto de restauración monárquica y constitucional que buscó encarnar en la figura del Duque de Aosta, Amadeo de Saboya. 







 El estudio anatómico-forense,a cargo de profesionales de la Universidad Camilo José Cela y, de la URV de Tarragona, dará a conocer las primeras conclusiones extraídas del análisis a la mayor brevedad y con él la ciudad tarraconense dará el pistoletazo de salida al conjunto de actos que constituirán lo que se ha denominado como  Año Prim ,que tendrá como principal reclamo la exposición al público de los restos del histórico personaje en 2014, año en que se conmemorará el bicentenario de su nacimiento.

  Realizarle la autopsia a un difunto ciento cuarenta años después de su óbito; ese podría ser el titular de una noticia que tiene en estos mismos lares otros precedentes casi tan rocambolescos, como los que en 2009 hicieron saltar a los medios la endoscopia que se realizó con una pequeña cámara dentro del sepulcro, al monarca aragonés Pedro III en el Monasterio de Santes Creus de Tarragona, cuya investigación de los restos mortales permitió obtener información sobre la causa de su muerte, los rituales de los entierros reales y la indumentaria del siglo XIII.

  ¿Morbo, curiosidad histórica? ¿ Qué lleva  a desenterrar los despojos de un personaje célebre en estos tiempos? Habrá quien piense que no se trata más que de una iniciativa de carácter promocional con el objeto de poner a Reus en boca de todo el mundo, y qué mejor manera que usando como reclamo al que pasa por ser su personaje más ilustre y emblemático. 

 ¿Qué interpretación histórica y también política se hará del evento, en un momento como este en que Cataluña, esta en mitad de una encrucijada separatista? ¿Como encajarán las huestes nacionalistas la puesta en circulación de un catalán integrador que incluye entre sus logros ser gobernador español en la colonia de Puerto Rico o Presidente del Gobierno en pleno proceso de restauración monárquica?

 Toda sociedad convive de algún modo con sus muertos. Forman parte del ideario colectivo y en un modo u otro influyen en el devenir de las mismas. Pasado y futuro son influyentes a la hora de afrontar el presente. Aún así no deja de ser curiosa la costumbre de desenterrar momias con objeto de conmemorar cosas, en sentido estricto y en sentido figurado; vivimos permanentemente rodeados de fantasmas cuyas influencias y connotaciones son dispares. El tiempo dirá que tipo de momia es Prim y cual es su influencia allende Reus; si pasa a la primera linea del juego o si transcurre sin pena ni gloria en el docientos aniversario de su nacimiento.



 
















viernes, 21 de septiembre de 2012

Muerte de un Ciclista

 Ese es el nombre de una película de los años cincuenta  dirigida por Juan Antonio Bardem y protagonizada por Lucía Bosé y Alberto Closas. En ella se narra la historia de una relación prohibida, la de un profesor de universidad y su amante, una mujer casada de la burguesía que atropellan accidentalmente a un ciclista, un obrero metalúrgico, al que dejan sin atención temerosos de que con el auxilio se descubra el adulterio.

  El argumento de esta película de culto desarrollada en el sórdido y asfixiante ambiente de los años de la posguerra en España se reproduce una y otra vez con el paso de los años. Ayer sin ir más lejos tuvimos conocimiento de un nuevo caso de atropello y desgraciado desenlace, en este caso un ciclista profesional de veintitrés años, Victor Cabedo.

  Sin esclarecerse del todo las causas de tan fatal desenlace y , por tanto, sin determinar a que pudo deberse, este accidente forma parte ya de las estadísticas, siempre frías e impactantes, que es necesario contextualizar para darles forma y sentido. Cuando se trata de referirlas a accidentes de tráfico son siempre demoledoras; baste decir que de los veinticinco ciclistas profesionales fallecidos sobre la bicicleta, nueve de ellos lo hicieron mientras realizaban un entrenamiento en carretera. Una cifra que se antoja elevadísima.


  Ante hechos así la pregunta que flota en el aire es más que obvia: ¿ Qué se podría hacer para paliar esto? 


 En este país ya estamos acostumbrados a asumir cifras de muerte en carretera,especialmente en épocas de asueto y, por tanto, disponibilidad para realizar desplazamientos, ya sean con el vehículo que sea; pero en este caso estamos hablando de un tipo de desplazamiento normalmente corto y realizado en la mayor parte de los casos en circuito urbano. La Dirección General de Tráfico (DGT) trabaja en la modificación del Reglamento de Circulación que podría obligar a los ciclistas a usar, como los profesionales, el casco también en los trayectos urbanos, iniciativa que cuenta con la opinión desfavorable de un sector que considera que obligar a llevar el casco podría afectar al uso de las bicicletas recomendado por razones medioambientales y saludables.

    


                   ¿Es un problema cultural o de concienciación?






 Parece obvio que España es un país que tiene poca concienciación con respecto al uso de la bicicleta. Su utilización suele ir asociada a ocio antes que a desplazamiento cotidiano y son muchos los que consideran que las bicicletas están de más en calles y carreteras. El aumento significativo de pasos específicos para este tipo de vehículos,que día a día vienen observándose en las ciudades con los famosos tramos de carril bici, redundan en esta idea. Es una demanda satisfecha de un tiempo a esta parte que además de ofrecer seguridad a los usuarios, tiene como objeto la de persuadir a muchos ciudadanos a que usen este medio para sus desplazamiento habituales. Pero no solo con la ampliación de los kilómetros de carril bici conseguiremos reducir en la medida de lo posible los accidentes. No siempre tendremos uno a mano y, además, dependiendo de la ciudad, este se encuentra en mejor o peor estado de conservación. Una debida concienciación, así como el respeto que entre usuarios deben profesarse quienes utilicen todo tipo de vías, debería permitir reducir unas estadísticas que en la mayor parte de los casos son casi anónimas. 

  Descanse en paz Victor. Ojalá su muerte sirva para persuadir y convencer de las ventajas de una conducción respetuosa por parte de todos, ciclistas y no ciclistas.




 



viernes, 14 de septiembre de 2012

A perro flaco...

 A perro flaco todo son pulgas. Este refrán de uso común y popular que forma parte del lenguaje común de la calle se aplica cuando la mala suerte y la desgracia se ceban con aquellos más necesitados o que más están sufriendo. El pasado martes 11 de septiembre, aprovechando la conmemoracion del Día Nacional de Cataluña, la popularmente conocida como diada, se produjo la mayor concentración en forma de manifestación jamás celebrada en Cataluña en favor de la Independencia. Cientos de miles de personas inundaron las calles del centro de Barcelona colapsándolo y superando con creces todas las expectativas que pudiera generar una convocatoria promovida por la denominada Asamblea Nacional de Cataluña. Personalidades del mundo de la política de prácticamente todos los partidos, así como integrantes del mundo de la cultura o el deporte dieron sus muestras de apoyo en una iniciativa sin parangón. El apoyo popular registrado,supera en número y trascendencia la manifestación de 2010 convocada en defensa del Estatut, tras conocerse la sentencia contraria al mismo del Tribunal Constitucional.

 Apenas han transcurrido unos días desde su celebración, pero aún no dejan de arder los rescoldos generados por la misma. Sería erróneo además de falso no reconocer que ha levantado ampollas; en esta ocasión la sensación derivada de esa manifestación es otra y, aunque quiera obviarse, hay dudas de que pueda haber canales de entendimiento o de una vuelta atrás.


 Se ha atravesado el Rubicón. 


 El Presidente de Cataluña, Artur Más, insiste en que debe dotarse a Cataluña con instrumentos de gobierno de estado y en que debe pactarse una autonomía fiscal con la que poder hacer frente al déficit impositivo que registra Cataluña con el mismo; dicho de otro modo: tener un concierto económico y fiscal parecido al de Euskadi y Navarra, que permita a los catalanes gestionar sus propios recursos y hacer frente a sus pagos y a los del conjunto del estado con el correspondiente cupo, según sean los servicios que este preste a Cataluña.
 
 Por enésima vez vuelve a ponerse en cuestión, más bien en jaque, el modelo territorial y de estado. Cada cierto tiempo, casi de un modo cíclico, muchas son las voces que se alzan exigiendo cambios en el artículo VIII de la constitución y en el modelo de descentralización del estado. Esta vez con la crisis económica como telón de fondo, el sistema ha dejado a la luz su incapacidad de gestionarse de manera eficiente, ya sea
por la incapacidad de sus dirigentes, la esclerosis de las estructuras organizativas, la duplicidad de entes en la función pública o la falta de recursos derivados de las medidas de ajuste, consecuencia directa de la recesión económica.

 La manifestación del 11 de septiembre probablemente ha sido algo más que un simple acto popular identitario. Ha sido una muestra inequívoca de hartazgo, de inconformismo, de desmoralización ante una realidad que lejos de darnos tregua alguna, parece que por momentos nos empuja haciéndonos ver el principio del abismo; bajo las consignas de la independencia muchos acudieron a la cita pidiendo algo más que una emancipación política: piden respuestas ante una situación que por momentos parece imposible de modificar y haciendo culpable de todos los males a España y sus gestores.

 Será conveniente tomarse un periodo de reflexión, para evitar sacar conclusiones en caliente antes de tiempo. Queda por delante un otoño en clave electoral que puede dar las claves y pautas a seguir y si es necesario o no afrontar un nuevo periodo constituyente. Y mientras habrá que seguir capeando el temporal en lo económico.

 Difícil mostrarse optimista en un momento como este. Quevedo mejor que nadie supo poner rima con total maestría a  momentos tan duros con unos versos inolvidables en forma de Soneto:


Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.





viernes, 7 de septiembre de 2012

Memoria Histórica

  Escalera en ristre y armado con un bote de spray en mano; objetivo: sabotear unas placas conmemorativas expuestas en el frontal de una Iglesia. Pillado con las manos en la masa por la policía local en el momento de realizar el acto de sabotaje. Esta sería en pocas palabras el resumen de la acción de un jubilado de 72 años que en un pueblo alicantino (Aspe), ha decidido por su cuenta y riesgo hacer cumplir la Ley de Memoria histórica de 2007.







 Las placas franquistas situadas en la fachada lateral de la basílica Nuestra Señora del Socorro del pueblo han quedado difuminadas de rojo, eliminando la posibilidad de leer cualquiera de los nombres que aparecen en ellas. José Gallego, que así se llama este abuelo grafitero, ya protagonizó anteriormente una acción similar en un colegio de la misma localidad, tachando el nombre del centro, atribuído aún hoy al General Moscardó. Se expone a una pena de entre uno y tres años de cárcel y a la posibilidad de tener que limpiar él mismo la pintura vertida sobre la pared por un delito contra el patrimonio histórico y cultural.

 ¿Heroe o villano?

 Con la Ley en la mano no se puede considerar este hecho más que como un acto de gamberrismo perpetrado en la fachada de un edificio religioso, independientemente de valor artístico que pueda atribuírsele a la basílica. La Ley 52/ 2007 de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y establece medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil española y la posterior dictadura franquista, en su artículo 15 deja claro que serán las administraciones públicas,en el ejercicio de sus competencias, las que tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas u otros objetos o menciones, conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Así mismo, el punto dos de ese mismo artículo dispone como excepciones que las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley.

  Es este un tema candente, pese a los setenta años largos transcurridos desde la finalización de la contienda y los  treinta y siete desde la muerte del dictador. Son cada vez más frecuentes estos actos de rebeldía que en un alarde de coraje y valentía tratan de aplicar los dispuesto en la ley. Sin dejar de estar de acuerdo con el fondo de estas acciones, no puede uno negar el error que en las formas supone actuar por cuenta propia en la eliminación de estos símbolos que no solo exaltan a personajes de dudoso mérito, sino que, además están profundamente obsoletos, siendo elementos dicordantes con la realidad y modernidad de un país muy alejado de la España de otras épocas. La ley de 2007 es un buen punto de partida para la retirada y eliminación de todos ellos, pero no por ello puede ni debe dar cobijo a acciones realizadas de manera individual y sesgada. Es responsabilidad de todas las administraciones evaluar cada uno de esos elementos objeto de discordia y poner los medios materiales para disponer de ellos, si fuese el caso. La tardanza o retraso en cualquiera de las acciones que se generen en pos de ese objetivo, tampoco pueden ser óbice para justificar actitudes como la de este señor, cuya militancia en un partido político y carencia de ascendientes represaliados por el franquismo resta credibilidad a su supuesta desinteresada acción.

 Dicen los descendientes de los represaliados por el franquismo que están hartos y cansados de esperar. La proliferación de asociaciones que recogen ese sentimiento y vertebran acciones con vista a agilizar los procesos y los plazos son muestra de ello; harán bien las administraciones y gobiernos en tomar la iniciativa en este asunto que permita dar por zanjado un asunto que viene postergándose de manera vergonzosa desde el comienzo de la democracia.