Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 31 de marzo de 2022

Aceite multiusos

 Olor a aceite multiusos, empapa el ambiente tras rociar levemente, con un par de golpes de espray la cadena de la bicicleta. Último paso, después de comprobar la presión de las gomas. Anclada en la puerta, espera lista y dispuesta a afrontar una nueva ruta.

 No es un olor agradable, penetrante, con matices metálicos, se mete en la nariz con obstinación, y tarda en disiparse, por mucho que abras las ventanas de par en par.

 Olor que, cuando se hace de rogar, lejos de molestar, se vuelve gloria.

 Casi dos semanas desde la pasada vez. Viaje al sur, calima de tierra y barro, y borrascas de lluvia diaria, han postergado los tradicionales dos paseos semanales en bici plegable.

 Animales de costumbres, de las saludables. Nada como el placer del pedaleo después de una jornada de pantalla e internet. Piernas que liberan tensión, cansan al cuerpo y despejan la cabeza.

 Siempre escampa. Cosa de ser pacientes; de entre todas la virtudes, la que cada vez parece más en decadencia.

 

miércoles, 30 de marzo de 2022

Canapés

 Son cada ves más las noticias que hacen referencia a cuestiones dietéticas. La necesidad de preservar la salud y el culto al cuerpo hacen que la información sobre ingesta de calorías esté a la orden del día.

  Dicen que consumir alcohol, implica meterle al cuerpo un buen puñado de calorías vacías, cosa del hígado, que transforma el alcohol y el azúcar en grasa.  Si a eso le sumas la hambruna que habitualmente acompaña a la terminación del copeteo, las mismas pueden implicar irse a la cama con algún, (o algunos quilos más bien),  de más.

 Y yo que siempre he sido más de salado que de dulce, después de una noche de farra y cubatas, ponía el radar presto a encontrar algún sitio donde pillar un bocata. A falta de algún Seven & Eleven, buenos eran los puestos ambulantes que por las esquinas burlaban la intermitente vigilancia de los municipales.

 Recuerdo una noche saliendo con los compañeros de facultad. Por detrás del edificio de Telefónica en Gran Vía, Puede que vinieramos de vuelta del Yasta, en la Calle Valverde. Haciendo eses, y montando el numerito clásico de gritos y risas de borracho, encontramos encima del techo de un coche un tesoro imprevisto.

 Una bandeja de canapés, cuidadosamente elaborada, con bandeja doble de carton y papel, típica de convite informal, allí puesta al alcance de nuestra vista, como si nos hubieran visto venir y supieran que traíamos un hambre canino,

 Se acabaron las risas y los gritos. Un silencio cómplice y furtivo se adueñó de los tres, que mirábamos con ojos delincuentes a un lado y a otro, prestos a cometer una fechoría, la de llevarnos aquella bandeja, sin preguntar de quién podría ser,

 ¿Quién iba a estar esperándola a esas horas de la mañana?  Como no podía ser de otro modo, la única chica del grupo, fue la que se atrevió a coger la bandeja. Seguimos andando mirando a todas partes, Ninguna puerta abierta, ninguna luz desde balcones o ventanas, Nadie podía haberse olvidado algo así en un sitio como aquel.

 Luego llegó la segunda prueba, la de ejercer de probador del rey. No hubo necesidad de elegir voluntarios; ya estaba yo acercando mi mano a un canapé de queso y jamón york, cuando otras manos se aproximaron a la mia, al unísono. Ni risas, ni conversación. Silencio de comensales, a paso ligero camino de metro Callao. Vaya fin de fiesta.

 ¿Temeridad? Quien sabe lo que podrían haber llevado esos pequeños bocados, de los que dimos buena cuenta sin apenas pestañear. No sería la primera vez que alguien se deja encima del techo de un coche algo, una cartera, un vaso con café, cualquier cosa mientras mete la llave en la cerradura y arranca. Quizá sobraron de un convite, y algún camarero los puso allí adrede, sabedor de que algún borracho daría buena cuenta de ellos.

 Hoy, que cuando tocas un pomo de una puerta, te acuerdas del hidrogel para desinfectarte las manos, resulta impensable pretender zamparse semejantes viandas al azar. Aunque la juventud es osada, y el hambre en determinadas circunstancias, todavia lo es más.  

 

martes, 29 de marzo de 2022

Carrusel

 Siempre hubo un nivel de rotación alto, no en vano centros como éste son lugares de paso, sitios donde adquirir experiencia en un entorno especial, antes de salir a volar en busca de una oportunidad profesional donde asentarse.

 Todos entramos así pero no todos hemos seguido esa ruta. Empresa de extremos: o te vas o te quedas para siempre. Fidelidad mínima pero intensa.

 Desde que nos comunicaron la partición de la compañía, a esas tradicionales salidas de siempre, se han unido las del grupo que ha dejado de formar parte de nuestra familia. Cuando se van de uno en uno, es un goteo incesante, pero asimilable. Cuando se marchan casi cien de golpe, acusas el cambio y tardas en asimilarlo.

 Y así continua la vida, a caballo entre la oficina y la casa, pendientes de oficializar la vuelta definitiva a lo de antes, aunque sea con una marcha menor, y al tran tran. Instalados en un carrusel donde cada día puede suceder algo que te deje atónito. Sin margen para el aburrimiento. A todo se acostumbra uno, incluso a esto. 

lunes, 28 de marzo de 2022

Primera persona del singular

 Qué acierto este título, tan sugerente como auténtico, pues todos los cuentos que forman parte de este libro, están narrados con ese recurso,  en primera persona del singular.

 Primera persona del singular, (Editorial Tusquets, Colección andanzas), es el trabajo más reciente del escritor japonés, Haruki Murakami, cuyo particular mundo onírico mezclado con el mundo real, se mantiene vigente en todas y cada una de historias cortas, que dan que pensar, reflexionar y dudar sobre cuánto tienen de autobiográficas.

 Historias de vida y muerte, de cambios y evolución, donde todo parece corriente, pero todo tiene una razón y su sustancia.

 Aún siendo lo último, este grupo de relatos se antoja como una maravillosa oportunidad para todos aquellos que no se han animado a curiosear en alguno de sus títulos, de iniciarse en el especial mundo Murakami, donde no queda claro que es real, y que es ficción, qué propio y qué ajeno. Delicioso.




viernes, 25 de marzo de 2022

Poner las calles

 Tiene su encanto pegarse madrugones, Desperezarse con los primeros ruídos de la mañana, bostezos de comienzos de primavera, pasados por agua. Apenas si se escucha en rumor de motor de los primeros coches, mezclado con el alborozo de los borrachos aún en danza. Diferencia de decibelios acompasada al ritmo vital diferente, de quen se acuesta y se levanta al mismo tiempo.

 Paseo con paraguas en modo lento, en busca y captura de un bar donde suministrarse la primera dosis de cafeína. No tarda en aparecer el necesario bar de currelas, oasis mañanero y parada obligatoria.

 Y como guinda bajada a los infiernos, al anden del metro, donde las caras somnolientas ocultan fauces bostezantes. Desde que vamos con bozal, se escapan todos los matices.

 Nadie me sigue en mi espiral lectora. Dónde quedarán esos tiempos en que éramos mayoría los que blandíamos un libro para amenizar los trayectos. 

 Vuelta a casa, a empezar otro día de teletrabajo. Aunque es otra cosa.  A veces desperezarse por gusto en vez de por obligación, es un acicate. Resaca de juernes.

 Poner las calles. De cuándo en cuándo. Estabilizante, puro equlibrio. Sin compensaciones todo es más difícil. 




jueves, 24 de marzo de 2022

Obras

 Hablándolo con una amiga, empleada  y experta en el sector, me decía que el mundo de la construcción vive un momento dulce. La pandemia no sólo no ha paralizado proyectos, sino que los ha ampliado, hasta el punto de encarecer sobre manera los costes de materiales, entre otros.

 En estos días en que se ha hecho realidad la vuelta a la oficina después de tanto tiempo, caminando por el polígono donde está la sede de mi empresa, puedo constatar que ello es cierto. Unos  cuantos edificios de oficinas, se levantan a marchas forzadas, quizá porque confian en que dentro de muy poco tiempo, la demanda de espacios de trabajo vuelva a incrementarse después de estar bajo mínimos como consecuencia del teletrabajo.

Todo vuelve, hasta las obras. Motor de una economía que desde hace años encuentra uno de sus pilares fundamentales  en la fuerza del mortero. Nunca mejor dicho.

 País de ladrillo, residencial o industrial. Nada nos pone más que las grúas, las hormigoneras amasando el cemento, y los empleados con mono y casco, dando colorido a los restaurantes de menús. Estampa de sol y sombra. Natural.


miércoles, 23 de marzo de 2022

La cartera

 Lecturas evocadoras; libro de Landero con historias de colegiales con ridículo infantil a costa de otros niños, crueles como nadie lo puede llegar a ser. Espita que deja escapar el gas de los recuerdos.

 Tendría siete años, estando escolarizado en segundo de Educación General Básica,( E.G.B.), cuando unas manchitas rojas una mañana comenzaron a poblar mi cara. Alertada mi madre, rápidamente comenzo a explorar mi cuerpo, encontrando idénticas manchas en pecho y espalda. Diagnóstico confirmado: el sarampión había hecho acto de presencia.

 Fiesta, días de cama y tele, de juegos y no hacer nada. Enviado mensaje al colegio, cerca de dos semanas transcurrieron felices, postergado en una cama, donde a ratos la fiebre, me dejaba noqueado, dándome el resto del tiempo el pretexto perfecto para trastear en casa sin ir a las clases. Felicidad completa.

 Lo bueno siempre se hace breve. Y la recuperación llegó. Y el momento de volver  a levantarse, de madrugar e ir a la escuela, tambien apareció. Aunque la vuelta fue ligera, ya que la cartera cono mis libros, cuadernos y estuches, se quedó en mi aula, desamparada y al alcance de mis voraces compañeros.

 Y tan ligera como fue la ida, fue la vuelta. Nadie, ni el profesor, ni el personal de limpieza, ni por supuesto ninguno de mis compañeros, dio cuenta de aquella cartera, abandonada en las vísperas de mi convalecencia. Fruto de un olvido, y por ausencia forzada, aquella cartera verde fue objeto de rapiña, dejando huérfanos a mis libros de texto. Aún recuerdo la impresión que me dio aquel estuche estampado vacío al que le faltaban todos los lápices de colores y rotuladores. Mi llanto desconsolado sólo afligió a mi profesor, acompañado del silencio cómplice y delator de mis compañeros, de cuyo hurto nadie se hizo responsable. 

 Como en el libro de Landero, aquel año fue un año de rencores acumulados y latentes, que permanecieron en mi cabeza hasta que recibimos las calificaciones finales al comienzo de la canícula. Rencores que se disipan con los años de infancia y adolescencia, ricos e intensos en experiencias vitales, pero que permanecen latentes en la memoria, tan sólo pendientes de que salte la chispa de cualquier manera, ya sea con una situación, comentario en una conversación,  o una simple lectura cómplice.  La vida misma, en esencia. Entera.

martes, 22 de marzo de 2022

Vuelta a la oficina

 Un cinco de marzo, de hace la friolera de dos años, fue la última vez que conecté mi terminal en la oficina, para trabajar en mi empresa. La montaña rusa de contagios, y todos los problemas derivados de la tan cacareada pandemia, han postergado por un periodo largo, lo que presuntamente iba a solucionarse en apenas unas semanas.

 La oficina, más exactamente todos los centros de trabajo de mi empresa, han decidido abrir sus instalaciones dando la posibilidad a todos nosotros de acudir a nuestro puesto de trabajo, siempre que el aforo, de hasta un cincuenta por ciento de los puestos, no se rebase. Vuelta, pues, pero con matices y por seguridad.  

 Dicen que pecamos de excesivamente cautos; puede ser, pero la seguridad de poder hacer nuestras tareas de forma aislada ha reducido a un número muy bajo  los casos de contagios, hospitalizados, y, desgracidamente, decesos. Esta es una guerra que hemos trabajado bien y con sensatez. ¿Exceso de celo? Puede, pero ahí están los resultados, hablan siempre más que cualquiera de las opiniones.

 Toca volver a recuperar sensaciones, a sentir el calor de los compañeros, la sociabilidad de tener gente físicamente al lado, el hacer una pausa para tomar un café... Tantas cosas que eran tan obvias que uno no pensaba que pudiera echar en falta alguna vez. Las vueltas que da, a veces, la vida.

  Pasar un periodo como este, de tantas horas encerrado en casa, en la soledad de tu hogar, ha sido una pequeña prueba de fuego, superada a base de disciplina mental y física. Sólo ahora, a toro pasado, me doy cuenta de muchas cosas que he ido desarrollando a lo largo de estos meses, y que me han hecho más fuerte, sobre todo mentalmente.

 Disciplina que es salud, que es vida. La misma que pienso emplear ahora en disfrutar de todas esas cosas que antes tenía y no valoraba por insignificantes. La felicidad de las pequeñas cosas, la única probablemente verdadera. 


lunes, 21 de marzo de 2022

Yoga

 Título tan sugerente como actual, tema de interés creciente, en esta época de estrés y angustias en la que todos buscamos válvulas de escape.

 Con esa intención, Emmanuele Carrère publica Yoga, ( Editorial  Anagrama), con la forme intención de dar cumplida cuenta de su experiencia en el mundo de la meditación y las diferentes prácticas vinculadas a ella, y como ocurre casi siempre en sus obras, el libro, aunque parte del tema citado, termina deambulando por un indeterminado conjunto de vivencias, mezcladas e inconexas, en las que el autor, vuelve a practicar su ya característico género de novelar su vida particular.

 En Yoga en lector se adentrará en el mundo de las prácticas de coordinación de respiración y mente, pero también en un conjunto de momentos de zozobra y deriva, que sirven de contrapunto perfecto a este nuevo trabajo del autor francés, tan sorprendente y vital  como interesante.

 Inclasificable, ameno y profundo, tremendista y tremendo, divagante y dicharachero, las distintas perspectivas desde la que afronta Carrère su particular mundo personal y literario le han convertido en un escritor que ejerce de cronista  de la vida, reportero del mundo y de sí mismo, con el que no es difícil en algún momento identificarse. 




viernes, 18 de marzo de 2022

Dieta forzosa

 Camino vamos de la dieta forzosa, aquella que elimina de la ingesta diaria determinados alimentos. La carga calórica cotidiana necesaria habrá que buscarla en artículos específicos, si como todo parece indicar, los suministros empiezan a flaquear, dejando huérfanos baldas y estantes.

 Transportistas en pié de guerra, dolientes por defender un medio de sustento, que les cuesta dinero más que dárselo. Poder adquisitivo menguante desde hace tiempo, al que el alza del coste de los combustibles,  solo ha puesto la puntilla. 

 Convulsos por sistema, abonados a la incertidumbre, así vivimos de un tiempo a esta parte; ya por no tener, ni tenemos claro qué vamos a poner como condumio, sobre la mesa.

jueves, 17 de marzo de 2022

Parada en Puente Genil

 Parada en Puente Genil. Ni una gota de luz se proyecta desde el cielo, cerrado a cal y canto desde que la calima se apropiara de toda la península. Llantos del único niño que va en el vagón.  La madre, a duras penas, trata de consolarlo. Bastante que ha aguantado dos horas y media sin rechistar, tan temprano.

 Viajo sin compañía de asiento. Al otro lado una chica que trata de leer algo en su ordenador, recibe constantes llamadas de teléfono. Las contesta discretamente, farfullando respuestas que no permiten adivinar el asunto de las conversaciones. Puede que sea su cumpleaños, o que reciba felicitaciones por otra razón; tan solo una gracias nítido, al final de cada charla, y vuelve a poner la mirada en la pantalla. 

 Delante un chico pide una cerveza al servicio de venta a bordo. No son ni las ocho de la mañana. Mientras le cobra el sobrecargo del tren, le confiesa que ha perdido el DNI. A falta de pan, buenas son tortas, zumo de cebada para el no identificado.

 Reanudamos la marcha, y yo haré lo propio con mi libro, lo último publicado de Murakami.  Buen mordisco  de lecturas se llevará cuando llegue a Málaga, sólo pausado para ir una vez al baño, y escribir estas líneas.

 Historias del AVE, testimonio indiscreto de viaje, a doscientos cuarenta kilómetros por hora.

miércoles, 16 de marzo de 2022

20 dias

 Veinte días de guerra. Tres semana de muerte y destrucción. Ruído de sables eran tan obvio,como tantas otras veces; crónica de una muerte anunciada, de una invasión cocida a fuego lento, amasada por pura víscera.

 Manos a la cabeza, incredulidad por doquier, nadie da crédito a lo que desde dos mil catorce es una realidad, desde que Crimea fue invadida. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

 Qué tal se nos da alimentar monstruos, amamantarlos desde pequeñitos.  Si luego nos salen díscolos, ya habrá oportunidad de justificar los excesos, o de negar la mayor, cuando se manifestaban simpatías, o simplemente se ponía el cazo.  Veletas e hipócritas.


martes, 15 de marzo de 2022

Calima en Madrid

 No llueve sobre mojado, 

llueve sobre barro,

de un tono rojizo, casi anaranjado,

que deposita sedimentos, 

donde quiera que encuentra

algo a su paso,

y flota en el aire

con su ambiente cargado 

y plomizo.

Cuesta respirar,

polución más tierra,

ciudad mas contaminada del orbe.

Perplejos andan por aquí

igual que se sonrien, en otros lares

un poco más abajo,

donde hartos están 

de vivir acometidas similares.

Calima o terral, panza de burra 

y bochorno

fenómenos de estío

y del norte también ahora,

circunstancialmente en invierno.

Celia, estás loca,

bienvenida al club de las inolvidables,

con Filomena y compañía.



lunes, 14 de marzo de 2022

El pelo de la dehesa

 El pelo de la dehesa es una comedia, escrita en verso, con rimas consonantes que se distribuyen en cinco actos, breves pero intensos, donde la dicotomía campo frente a ciudad, queda reflejada con claridad palmaria.

 De esta guisa Bretón de los Herreros, soldado y dramaturgo, deja su impronta, y su visión de la sociedad de La Corte, poblada de personajes de diferente extracción y refinamiento, sin que el peso del bolsillo de cada uno fuese necesariamente proporcional.

 Con estilo desenfadado, alegre, y risueño, el escritor riojano, desglosa en sus diálogos ese peculiar estilo propio que no casa con el periodo romántico al uso y que en España nadie supo reflejar mejor que el propio Espronceda.

 Aunque de bolsillo, la cuidada edición de la Editorial Cátedra, dirigida por José Montero Padilla, es una excelente oportunidad de acceder al teatro costumbrista y de comedia, del que Bretón fue fiel exponente a comienzos del siglo XIX. 




 

viernes, 11 de marzo de 2022

Rearme

 Las tropas rusas siguen avanzando en Ucrania, campo de operaciones de la nueva politica exterior de Putin, ávido de protagonismo, borracho de un paneslavismo de raíz rusa, que reclama para sí mismo todos aquellos territorios que siempre fueron parte de su área de influencia.

  A menos de ochenta kilómetros de la frontera con Polonia, a algo más de ciento cincuenta de la de Rumanía, las díscolas hijas del caído telón de acero, que no deberían nunca haber cambiado de redil.

 Llueve sobre mojado y de qué manera. Expectantes y tensos, a este lado de Europa se mira con preocupación las maniobras militares de destrucción que hace tiempo que dejaron de ser persuasivas. Ni guerra rápida, ni consolidación de los nuevos estatus de Crimea y el Donbás. En el granero del este, se juega algo más que una propinilla en forma de territorios.

 Tiempos de rearme, de colocar tropas aquí y baterías de misiles allá, como en el Estratego. Todo cambia para que, en el fondo sigamos como siempre. El mundo que creíamos enterrado en mil novecientos noventa, vuelve desde su tumba, aunque tal vez, no se haya ido, tal y cómo pensábamos. Heridas que no cicatrizan, latentes y presentes, vuelven a la superficie de manera recurrente. Siempre.


jueves, 10 de marzo de 2022

Pulsómetros

 Necesidad de medir la tensión arterial, mecanismo imprescindible para mantenerse alejado de los accidentes vasculares.

 Siempre mejor prevenir que curar. Cuánto se aligera el coste de los tratamientos llevando sin necesidad de grandes sacrificios una vida razonablemente equilibrada. 

 Hábitos, dietas y actividad, que evitan recetas y hospitalizaciones. Esperanza de vida que se estira como un chicle, en aras de alcanzar la centena en alguna ocasión.

 Ávidos de controlar y de medir, ahora son cada vez más frecuentes en las muñecas los pulsómetros, relojes multifunción que dan la hora y el rítmo cardíaco, al tiempo que te convierte en esclavo del podómetro. Por contar, ya hasta contamos los pasos que damos en un día con sus veinticuatro horas. Y,  ¿Cuántos hay que dar: siete, ocho o diez mil?

 Tanto hablar del gran hermano y de sus herramientas de control. Qué sutil es, que ya no necesita manifestarse para provocar su dominio. Nosotros sólos ya nos bastamos para llevar con medida precisión todo cuanto hacemos: lo que comemos, lo que dormimos, lo que andamos y corremos, lo que hacemos en tiempos de esparcimiento, dando rendida cuenta en las redes sociales, o colgados de ese invento malévolo que llaman whatsapp, que ha enterrado a los teléfonos y sus llamadas. ¿Cuándo decidimos que para ser felices y estar tranquilos habíamos de ser esclavos?.

Recuerdo cuando estudiaba el feudalismo, que los humildes fiaban su suerte a los grandes señores para que éstos les brindasen protección. Ese feudalismo es ahora etéreo y transparente, señorío autoproclamado, en aras de alcanzar una felicidad y tranquilidad con dosificador y vaso de medir. Señores y criados de nosotros mismos, armados con relojes que miden y protegen, en vez de con espadas. La obsesión por el control, lejos de hacernos más fuertes, nos debilita, porque somos más previsibles que antes. Nunca la libertad tuvo las patas tan cortas, nunca con tanto se emprobreció uno así. Nunca.

 

miércoles, 9 de marzo de 2022

Enemigos íntimos

 Los enemigos de tu enemigo son amigos, tan cierto como actual. Tan verídico como que está ocurriendo. Quien nos hubiera dicho hace poco, que estadounidenses y venezolanos iban a encontrar puntos de unión, siempre apegados al bolsillo. Porque nada une más que tener intereses comunes, cuartos a repartir, que diría mi abuelo.

 Y todo por la pelea de los combustibles, hidrocarburos que cuestan un pico, y sólo esta empezando .

 Geopolítica, geoestrategia y geobolsillo. Viva la globalización.


martes, 8 de marzo de 2022

El ocaso del pensamiento

 Recuerdo una charla hace tiempo con mi buen amigo David, periodista y filósofo, que me torcía el gesto cuando le hablaba de Cioran.

 - Puff, para tantan intensidad, yo prefiero a Nietszche. 

  Y es que si hay algo que caracteriza a este autor, de origen rumano pero de pensamiento y escritura francesas, es precisamente eso, la intensidad desgarradora y agonizante con la que afronta la existencia y la expresión en  sus textos.

 Escrito con su tradicional formato de pequeñas máximas o aforismos agrupadas por capítulos, El ocaso del pensamiento, (Editorial Tusquets, Colección Fábula), es otra muestra de desgarro y vitalidad, de tristeza con esperanza, de canto al sentimiento frente a la frialdad de la razón, de lo humano frente a un destino, del que se tiene miedo, por incierto.

Leido a tacitas, es como mejor se obtiene la sustancia de un texto, que como ya ocurriera En las cimas de la desesperación, enfrenta al lector desde su condicion humana y voluble, a las ajetreadas invectivas de una vida que todo te lo da y todo te lo puede quitar.

 Para reflexionar, para sentir, para llorar, pero también para entender el sentido que tiene ese filo en el que permanentemente vivimos y que llamamos existencia.




lunes, 7 de marzo de 2022

Bitter

 Qué pocas veces se ve sobre la barra o la mesa de un bar, tan discreto que hasta el envase suele ser una botella menuda y chaparra, rechoncha y minúscula. Como si pidiese la vez para hacer acto de presencia en donde nadie la esperaba.

 Y dentro contiene  ese mejunje rojizo, de sabor especial, experimento de Quimicefa, al que sólo los sajones ponen nombre, con esa virtud que tienen para engrosar el inventario palabras.

 Bitter, amargo y dulce, salsa bebible, metáfora de vida. Cuántas cosas son amargas y dulces, andan en tierra de nadie y por eso martillean y azuzan el doble, como siempre sucede con las cosas  indefinidas, con las medias tintas, con los proyectos de inicio de año que sólo pasan a ser eso, proyectos.

 Miro a Paty, que es la que lo ha pedido, y la pincho por lo original de su bebida, pero tras la broma y las risas,  en el fondo pienso, cuánta elección habrá en nuestras vidas que tenga como colofón, precisamente eso: ser agridulce. Decisiones a medio camino. Sabores indefinibles marcados por la incertidumbre. Como la vida misma.


 

jueves, 3 de marzo de 2022

Por fin es viernes

 ¡Por fin es viernes!, grita a modo de soflama positiva mi horóscopo, ese que miro a diario aunque no me crea mi media palabra de lo que dice. Misterios de la mente.

 Gritos de alegría, faltos de continuidad,  inmersos en una espiral de mediocridad lúgubre, esa que arrastramos desde hace catorce años... Y sin visos de encontrar punto de inflexión; hay noches que parecen no acabarse  nunca.

 A ver cuándo llega ese viernes, pero de verdad, radiante, ligero de equipaje, despreocupado y zangolotino. Cuánta necesidad de insustancia y de respirar por respirar, sin preocuparse del por qué y ni de qué puede impedir que se haga. Aliviar pesos de la testa; insuflar un poquito de buen rollo. Para cuando. Para ya.

Calados

 Calados hasta los huesos, en este jueves plomizo y frío, que lejos de invitar a la melancolía, es un momento de alegría. Por fin un poco de lluvia, de olor a tierra mojada. El año pasado por estas fechas aún podían verse por las calles bloques de hielo sin derretir, sin deshacerse, últimos restos de la nevada del siglo, que puso sobre Madrid un manto tan blanco como frío. 

 Calados por culpa de la lluvia, pero calados por fuera. Nada que no tenga arreglo al llegar a casa, cambiándose de ropa, poniéndose al calor de la calefacción. Nada como refigiarse en tu hogar cuando llega lo desapacible.

 Lo malo es cuando te calas por dentro, y el frío si que se siente en los huesos, literalmente. No hay caldera, ni reconstituyente que te alivie de tan dolorosa e intensa sensación.

 Así andamos, calados, pero por dentro, impotentes e incapaces de poner freno a cuantas masacres acechan. Mundo de cobardes, que merecen tan incómodo sentimiento, por inacción rotunda. Nada nuevo bajo el sol, nada. Hace ya mucho tiempo de eso, siglos.

miércoles, 2 de marzo de 2022

Erotismo telefónico

 Llamada a una desconocida, sin venir a cuento, a horas que no proceden.

 Calentón de sobremesa, ganas de más tras vaciarse.

 Intención de hacerlo en persona, aunque con el listón tan alto, las dudas se acrecentan.

 Formas de sentirse vivo, a base de polvos virtuales.

  Mundo moderno, virtual y vacío, donde lo tangible cada vez pierde más peso.

 Mundo de las no cosas, cómo crear valor añadido vendiendo humo.

 Así como somos, seremos. Cosecha que pinta barbecho por rotación y por elección, no por la fuerza. 


 

martes, 1 de marzo de 2022

El turista accidental

 Una pareja de mediana edad, sufre consecuencia de un fatal accidente, la pérdida de Ethan, hijo de doce años que muere en un intento de atraco con arma de fuego. 

 Con este argumento de base, Anne Tyler construye este historia existencial donde todo es sujeto de reflexión: Qué es la vida, cómo se deambula por ella, y cómo de un momento a otro, puede suceder algún hecho que cambie las reglas del juego.

  Novela intimista, de pareja, historia de segundas oportunidades, donde todo aparece frágil y roto, pero en cuyo trayecto, en cada recodo, puede esconderse  algo inesperado y cambiante.

 El protagonista masculino, Macon Lear,  escritor de guías de viajes para ejecutivos, evoluciona en la trama al son de viajes de línea regular y hoteles de segundo nivel, ejerciendo de metáfora de lo que es la vida: un viaje donde la parada y pernocta es imprevisible, pese a que se crea conocer a dónde se va.

 El turista Accidental, (Editorial Lumen), es  además una historia auténtica y sencilla, llevada al cine con la interpretación de William HurtKathleen Turner y Geena Davis, bajo la dirección de Lawrance kasdan.