Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 28 de enero de 2016

El tercer estado

 ¿Qué es el tercer estado? Se  preguntaba el abad Sieyes, a finales del siglo XVIII, justo en un año que ha resultado decisivo para la historia de la humanidad: 1789. Fue entonces cuando se publicó este texto, escrito por este escritor religioso con vocación política, en formato de panfleto, con el que pretendía descalificar la convocatoria de los estados o cámara de representantes convocados por Luis XVI, contestando a la invitación de Jacques Necker, financiero suizo encargado de las finanzas del reino,  a los escritores de la época, sobre cómo debían organizarse los Estados Generales, germen y antesala de la Asamblea Nacional Francesa actual.

Agrupados en bloques donde nobleza por un lado y clero por otro constituían los dos primeros estados, minoritarios en cuanto a número, con respecto al tercero, populoso en sus bancadas atiborradas de una excitada burguesía urbana sedienta de ocupar cuotas de poder en la jerarquizada y obsoleta estructura política, económica y social de Ancien Regime. Aquella cámara de representantes no votaba por miembros si no por grupos, dejando en situación de minoría al tercer estado, incapaz de modificar nada en las sucesivas convocatorias que se realizaban a petición del rey. Convertida por ello en una cámara obsoleta y elitista, figuras como Sieyes lazaron el grito al cielo en forma de soflamas escritas, mediante un sistema muy propio de la época, el panfleto, que hábilmente reproducido con todavía arcaicos sistemas de imprenta volaba de mano en mano con vistas a propagar unas ideas que entonces eran netamente incómodas para el régimen.

 Sieyes no tenia dudas, no creía en los otros dos estados, y a la pregunta lanzada en su escrito, ¿ Qué es el tercer Estado?, la respuesta era muy clara: Es una nación completa. 

 Traigo a colación este texto revolucionario francés, leído en mi etapa de universitario, junto a otros, como El Contrato Social de Rousseau;  textos que recogen fielmente el estado de ánimo de una sociedad sedienta de cambios y necesitada de alternativas, por las analogías que a modo de ocurrencia, doscientos años después, encuentro en la situación política actual, que no es comparable, en los modos de votación, ni mucho menos, aunque si lo sea en la esencia de las problemáticas de base.

 Cambiemos el escenario: La Francia de Luis XVI por la España del novato Felipe VI, y los Estados Generales de la monarquía francesa por el Congreso de los Diputados de la monarquía parlamentaria española. Cambiemos el estado de la aristocracia y del clero, por la bancada de los populares y los socialistas, y dejemos el resto, miembros del partido morado y resto de representantes, incluidos en esa especie de nuevo tercer estado, condenado a las poltronas sitas en el gallinero, por decisión de la Mesa del Congreso, provocando el monumental enfado de los afectados por la decisión, que consideran que no están lo suficientemente visibles ocupando los escaños más altos del hemiciclo que da cobijo a la Cámara Baja. A falta de panfletos y de Sieyes que escriban y distribuyan sus ideas en formato escrito, el poder de la imagen y los medios es el principal instrumento de este nuevo tercer estado, necesitado de llegar a las masas con mensajes claros y contundentes, mensajes que mezclan la palabra con la imagen, empleando para ello todos los medios posibles. A la cuartilla de papel, sustituye ahora la andana vía twitter, que pasa de mano en mano en formato digital, vía teléfonos móviles vía satélite.

 ¿ Qué diría Sieyes si entonces le hubieran dado la oportunidad de lanzar sus proclamas a través de un debate televisivo de sábado por la noche, o mediante alguna red social vía internet?  Sea como fuere la cultura de la protesta siempre requiere de elementos efectistas, rápidos y directos. Solo de ese modo se llega a las clases populares, que a día de hoy son el mayor número de personas posibles, al no tener éstas limitaciones ni de alfabetización ni de acceso a internet, los apelados por este nuevo tercer estado español. A personajes como el abad hoy le sustituyen profesores de univerdad, cuyo mensaje va en una dirección similar a la de entonces, la de reivindicar espacio y parcelas de poder que solo unos pocos mantenien a buen recaudo.

  Las similitudes son sorprendentes a pesar del transcurso de dos siglos de historia. Lo que cambia, y de un modo sustancial, es la disputa. Quienes piden más poder  y quienes son aquellos que lo detentan y lo quieren retener. Y es en este punto donde la historia no se reproduce porque los elementos que la constituyen son nuevos, diferentes a como eran en el siglo XVIII. Ahora no basta con derrocar a un rey y sus nobles. El rey actual es una figura borrosa, sin perfilar, ausente de localización y carente de cara reconocible. Un primus inter pares cuya trascendencia no atinamos a abarcar, entro otras cosas, porque ni si quiera sabemos como esta configurada su actual nobleza. Apenas si conseguimos descubrir, la última parte del eslabón de poder, la ubicada en los entornos estatales, limitada en sus márgenes de acción a modo de lacayos de baja estopa, reducidos a meros ejecutores de órdenes. Habrá que picar más alto si queremos rememorar un tercer estado que realmente combata a quienes detentan el poder real.


martes, 26 de enero de 2016

Fiesta retrógrada

  Hay imágenes que hablan por sí solas, que transmiten un mensaje claro y nítido que permite comprender que hay detrás de las mismas. Hoy me propongo hablar de una foto; en ella el que la suscribe, entre otras cosas porque aparece en la misma, trata de mostrar al mundo su orgullo por su profesión y por lo que hay detrás de ella; trata de enviar al mundo un mensaje de tradición y orgullo con el que reivindicar la estirpe familiar a la que pertenece y, por extensión, la práctica supuestamente artística que realiza.

  El sentido del ridículo, ese que habitualmente nos hace sonrojarnos al tiempo que nos paraliza porque pensamos que hacemos algo que no va a contar con la aprobación de los demás es algo que según en que casos es un problema. En el caso de esta foto, si se aplicase, sería una virtud. Ver a un individuo con una muleta en una mano cargando con la otra a un menor al tiempo que da un muletazo a una vaquilla,  debería sonrojar antes que alarmar. Sonrojar porque se convierte ese gesto en un ejercicio absurdo de valentía, donde un mínimo traspiés puede provocar que el menor sufra un revolcón por parte del animal. Ejercicio que además de absurdo, raya en lo imprudente, y como tal, merece ser cuando menos reprendido.

 El mundo de la tauromaquia sigue su particular proceso de involución, de enroque contumaz y numantino, de falta de adaptación a unos nuevos tiempos donde la sensibilidad ante los animales ha crecido y sigue creciendo en lo que se ha convertido un verdadero grupo de presión capaz de conseguir docientos mil votos en unas elecciones generales. Frente a ese creciente estado de ánimo colectivo, los integrantes del gremio prefieren obviar la realidad, como muestra la famosa foto, que independientemente de las críticas que por falta de precaución  o temeridad pueda merecer el que la firma, carece de toda suerte de tacto e inteligencia mostrando a un menor delante de un animal cuya contundencia siempre lo hace peligroso, incluso en sus edades mas tiernas.

  El aluvión de críticas no se ha hecho esperar, y como respuesta, compañeros de faena han salido al quite del impelido mostrando en redes sociales fotos similares a la que aquí se refiere. Los que las suscriben dicen que lo hacen por solidaridad, por respeto a una profesión que es un arte, gracias a la cual el animal al que masacran inmisericordemente en los ruedos, no se ha extinguido. La tozudez y cinismo de quienes practican esta actividad, no tiene parangón.

  Fiesta retrógrada. Condenada a estinguirse por más que algunos políticos quieran preservarla con leyes protectoras. Incapaces de adecuarse a los nuevos tiempos, de respetar la sensibilidad de la mayoría que no disfruta viendo sufrir a un animal. Al acoso que desde algunas instituciones se viene practicando contra las corridas, eliminando subvenciones públicas, cancelando ferias taurinas, o prohibiéndolas por ley, de cuya acción Canarias es pionera antes que Cataluña, cabe sumar como enemigos de la misma los propios toreros y sus propias prácticas y gestos absurdos de quienes dicen buscar con ello defender su estilo de vida, su profesión y toda la tradición que hay detrás de ella.  No son gente inteligente, no tienen tacto, no saben transmitir los posibles valores que el toreo pueda conllevar, si es que conlleva alguno. Ni Goya, ni Picasso, ni Barceló, ni ninguna tradición artística u opinión conseguirán parar el lento declinar de una práctica que nunca fue una fiesta y  a la que la puntilla le vendrá de la mano de lo meramente económico, al ser un espectáculo que en su decadencia empieza a no dar dinero. Lejos quedan aquellos tiempos en que un torero era equiparable a un futbolista, en fama y bolsillo. Lo que no se adapta perece y el margen de adaptación de esta actividad es nulo, por muchos tomases que consigan disparar las reventas en algún coso al otro lado del charco. 

 

miércoles, 20 de enero de 2016

Crónica de un pacto anunciado

  Bien merece parafrasear a García Márquez y a su eterna creación para significar lo que está sucediendo en los mentideros políticos de este país. Apenas si han transcurrido cuatro semanas desde que celebramos unas nuevas elecciones, que dieron origen a la XI legislatura desde la restauración de la democracia. Cuatro semanas que han dado para mucho en torno a posibles coaliciones y pactos a tenor de los fragmentados resultados que han formulado las urnas; resultados que obligan a llegar a acuerdos para configurar una mayoría que sustente a un nuevo gobierno.

  Nunca antes unas elecciones habían dado un resultado como este. Mas de ochenta escaños han pasado de las tradicionales bancadas de los partidos tradicionales a nuevas formaciones que desde las Elecciones Europeas del pasado año vienen pidiendo paso. La zozobra económica. la incertidumbre a la hora de crear empleo y el continuo desfile de casos de corrupción que afectan a todas y cada una de las instituciones del Estado han terminado por crear una legión de desafectos y desencantados al denominado régimen del setenta y ocho, teniendo como primera muestra la obtención de representación parlamentaria, respaldada por mas de nueve millones de votos que han encontrado acomodo en opciones electorales nunca antes conocidas por estos lares. Ese voto de protesta, que demanda nuevos hábitos y nuevas respuestas a los problemas, no parece encontrar por ahora techo pese alcanzar la nada desdeñable cifra de ciento nueve escaños de un total de trescientos cincuenta.

 Aún con todo, ambas formaciones, Podemos y Ciudadanos, quedan necesariamente relegadas a un papel de bisagras, al ser necesario contar sus escaños para configurar una nueva mayoría parlamentaria que de sustento al nuevo inquilino de La Moncloa. Este, por razones que se antojan muy obvias, no puede ser otro que Pedro Sánchez, candidato del PSOE.

 Pese a perder las elecciones con un número de escaños tan bajo como nadie recuerda en la historia del partido, (noventa diputados), es el líder del partido socialista quien debe abrir la lata y constituir un proyecto de gobierno cuya estabilidad, a priori, debe tener visos de transitoriedad. El también ligero botín obtenido por el Partido Popular, pese a ganar claramente los comicios, le impide alcanzar acuerdo alguno en el hemiciclo, donde tan solo la formación de Albert Rivera está dispuesta a apoyar un gobierno, que no contaría con suficientes votos como para gobernar con estabilidad. Las opciones de pacto de los conservadores quedan reducidas a cero en el momento en que en la Calle Ferraz han descartado la posibilidad de llegar a una gran coalición como la constituida en algunas ocasiones en la República Federal Alemana. Desde un punto de vista político ese rechazo es acertado en tanto en cuanto, los electores del arco de izquierdas acabarían viendo la misma como una especie de claudicación a los intereses no solo de la derecha, si no de las instituciones comunitarias, fuertemente conservadores en materia económica y política. Dada la situación de imposibilidad total de contar con otras formaciones por parte del PP, partido que durante cuatro años ha gobernado a golpe de decreto sin contar con complicidades de otras fuerzas en el arco parlamentario, solo queda la opción de forjar una mayoría de izquierdas, donde PSOE, Podemos, IU y algunas otras fuerzas minoritarias ( PNV, Coalición Canaria) , podrían sumarse a la nueva mayoría.

  La constitución de la cámara alta, donde el PP cuenta con mayoría absoluta, ha servido para dar algunas pistas de cuales son los movimientos que permitirán crear un nuevo gobierno. La cesión de escaños, por parte del PSOE, para que ERC  y Democracia y Libertat, nueva marca de CDC en Madrid, puedan constituir grupos propios, son sin ningún género de dudas un guiño a esta nueva minoría catalana, que no ceja en su empeño de iniciar esta nueva legislatura con la intención de que sea la última como miembros del Estado Español. Eso no impediría conceder un apoyo parlamentario del que está por ver qué ventajas cedería el nuevo presidente del gobierno,(¿Celebración de referendum, concreción de una reforma constitucacional a fondo?), muy presionado por los barones de su partido que no paran de trazarle lineas rojas que no debería rebasar.

  Como se ve el panorama esta muy enrevesado. Pero las cartas están encima de la mesa. Nadie entendería que después de cuatro años de políticas de recortes y penurias, no se vertebrara una mayoría progresista que, entre otras cosas debería hacer frente a tres grandes retos: el de la recuperación económica, el del encaje de Cataluña en España y el de la creación de un frente de izquierdas que intente ganar terrenos en el marco de la toma decisiones comunitaria, donde las prácticas neoliberales poco margen dan a las antiguas políticas de compromiso y solidaridad. Mayoría que ha sido respetuosa con los tiempos y las formas, respetando la tradicional prioridad que a la lista más votada se le da a la hora de intentar forma gobierno, que ha dado semanas de margen para que el partido vencedor encontrase el modo de configurar un nuevo gobierno de derechas en este país. Ante la elección de volver a votar en marzo o conseguir un nuevo gobierno, siempre debería prevalecer esta última, no solo porque nada hace pensar que los nuevos comicios arrojaran resultados muy diferentes a los que se han cosechado el pasado veinte de diciembre, sino porque la no concreción de un gobierno otros dos meses más nada bueno podria traer a la credibilidad de un país en horas muy bajas y que necesita planes de acción ya.

 Además de lo que se juega el país, es mucho lo que se juega el PSOE, a quien esta oportunidad de gobernar se le presenta como un auténtico órdago. Con la sombra de Podemos en los talones, está en juego comprobar si mantiene la suficiente firmeza como para poder mantenerse como principal baluarte de la izquierda democrática en este país. Como dice el profesor  Carlos Taibo en su último libro, ¿Tomar el poder o construir la sociedad desde abajo?, (Editorial Catarata, Madrid 2015), la intención de Podemos no es la de liderar una revolución desde abajo para cambiar las cosas, si no la de tomar las instituciones para cambiar las cosas desde dentro. ¿Estamos ante un nuevo experimento socialdemocrata? La pugna PSOE-Podemos por liderar el espacio de izquierdas va a ser unos de los temas recurrentes del análisis político en los próximos años. Para empezar esa pugna están de entrada condenados a entenderse.

viernes, 15 de enero de 2016

Por qué soy escéptico. 3

Alguien me dirá, ¡Qué cómoda es tu postura, qué sencillo es no mojarse ni manifestar adhesión a uno u otro bando! ¿Comoda contestaría yo? Mantener una postura prudente, ¿Desde cuándo es cómodo? Prudente si, lo recalco. ¿Cuantás cosas que ahora son oscuras terminan siendo con el paso de los años y con permiso de la lógica evolución de las cosas, cuestiones nítidas y bien perfiladas? Es una de las grandes virtudes humanas el tener hambre de conocimiento, pero cuando se entrega uno al arte de elucubrar o de lanzar hipótesis sin tener grado alguno de certidumbre en las cuestiones que se refieren, acaba un por terminar sucubiendo en el lodo de la ignorancia. ¿ Por qué no reconocer que no tenemos respuestas ahora, lo cual no significa que no las podamos tener más adelante? ¿Por qué he de entregarme a suposiciones más propias de botarates o a proyecciones cientifistas que no pueden verificarse plenamente? No hay rasgo más humano que el de reconocer que uno tiene limites, aunque sean estos límites temporales.

miércoles, 13 de enero de 2016

Cuento de navidad no apto para madres




  Chard era un capullo, un crápula sin escrúpulos que pasaba todas las horas libres de que disponía cometiendo alguna de sus infinitas tropelías. Amalia, su secretaria, lo sabía bien; buena parte de sus labores como asistente consistían en llevar al día la agenda de un cincuentón pasado de rosca, que se resistía a sentar la cabeza y a llevar una vida ordenada. Hacía ya muchos años de aquella noche en que Amalia, admirada del talento de su jefe, empresario de éxito, acabó aceptando la invitación para ir a cenar con él después de una jornada maratoniana de trabajo. Aquella noche aceptó meterse una raya de coca por primera y única vez en su vida; aquella noche acabaron follando a la entrada de un garaje sobre el capo del coche. Para Chard no fue más que una muesca en la culata, otra secretaria más que se pasaba por la piedra; para Amalia fue el acto de amor más entregado que haya tenido nunca con quien era, desde hacía más de quince años, el amor de su vida.

  Aquellas navidades no serían diferentes a otras. En vísperas de la nochebuena, Chard tomaría una copa con sus empleados, y despediría a Amalia con su tradicional beso en la mejilla y su botella de vino francés. Amalia llegaría a casa de sus padres con aquella joya embotellada que su  padre disfrutaría como siempre mientras ella se sumía en una profunda melancolía. Por más que lo intentaba, no podía dejar de pensar en él. Sabía que volvería a cenar solo en nochebuena, y que después de pillarse un colocón con todo lo que tuviera a mano, acabaría llamando a cualquier fulana o  a alguna línea erótica. 

 Chard aquella nochebuena estaba más pasado revoluciones que nunca, las pastillas de ácido que le habían vendido, le habían puesto en órbita de tal manera que apenas si conseguía tenerse mientras intentaba comer el pavo que había encargado para la cena. Miraba la televisión, cuando la presentadora del especial de nochebuena de aquel canal, de repente sin venir a cuento, calzó una ostia a Alejandro Sanz a quien hasta ese momento entrevistaba, haciéndole caer de espaldas sobre una guitarra. En ese momento Chard sintió que desde la tele le miraban fijamente, al tiempo que le decían:

       -         Chard, ¿Sabes quién soy?

       -          No, ni idea,  ¿Quién eres?

       -     Soy el fantasma de los tripis pasados

       -     ¿Perdón, me estás vacilando gilipollas?

 Fue decir eso cuando la presentadora salió literalmente de la pantalla plana de plasma, como en las películas,  y sin mediar palabra alguna, calzó a Chard otra ostia de dimensiones colosales, tan grande o más que la que antes propinó al que cantaba lo del corazón partío. Chard, desde el suelo, miraba atónito a aquella mujer que con aire arrogante, antes de decirle nada más, volvió a sacudirle, propinándole una patada en el estómago que hizo a Chard vomitar.

        -          ¿Ves cómo eres un capullo, qué haces rodando por el suelo como una triste alimaña? ¿Cuánto tiempo más crees que vas a estar así, algún día tu hígado explotará, o quizá te explote la cabeza de tanta mierda como llevas acumulada ahí dentro. Tú sigue así que verás…

  Chard no supo cuánto tiempo estuvo sobre el suelo sin conocimiento. Cuando despertó seguía tirado sobre el parqué, rodeado de su propio vómito. La televisión emitía dibujos animados. Por las cortinas se dejaba ver la primera luz de la mañana de un día de Navidad que amanecía lleno de mierda. Renqueante se dirigió al baño donde sin saber cómo habría entrado, le esperaba Natascha, la última puta que había contratado dos días antes, después de cerrar un trato con los rusos a los que llevó al picadero más caro de la ciudad, para celebrar  el contrato firmado. Se dirigió al lavabo, abrió el grifo y se lavó la cara, con la idea de despejarse un poco. Sin apenas tiempo de secarse, Natascha se acercó a él sin mediar palabra y le agarró con saña por la entrepierna, apretándole los genitales con tal fuerza que acabaron por doblar a Chard, que terminó por caer de espaldas contra el banco de las toallas, retorciéndose de dolor.

        -         ¿Se puede saber qué haces?
        -        Hacerte lo que más te gusta, ¿O ya no recuerdas lo que hicimos el otro día en el club, cariño?
        -          Estaba muy borracho…

       -    Lo sé, tanto que ni si quiera recuerdas a quien atropellaste cuando salías del club con tu coche. Me mataste hijo de puta, y lo que es peor, te diste a la fuga dejándome rodeada de ratas. Me has convertido en un fantasma, en el fantasma de tus polvos presentes. Y como soy una profesional quiero que disfrutes de mi último servicio…
-           
  Chard no podía más, le faltaba la respiración. Mientras aquella fulana despampanante de pechos operados  seguia apretando, sobre el espejo del baño se proyectó como si de una película se tratara, la imagen de aquella prostituta terminando su servicio y saliendo del local. Un instante después se cruzaba en el camino de un  Mercedes coupe, que aceleró en mitad del callejón trasero del club, por cuya puerta salía Natascha distraida. Murió en el acto. Nadie se percató de que estaba muerta hasta que el camión de la basura  hizo su ronda al día siguiente. Sin cámaras, sin testigos, Chard en cambio miraba con horror la similitud de aquel coche con su Mercedes último modelo recién estrenado.
 
       -          ¿Te gusta cariño, a que es como si te la chupara? ¿Verdad?  ¡Contesta!

 Chard a quien el sudor perlaba la frente y las lágrimas nublaban la vista, intentaba articular un sí que su garganta a duras penas intentaba pronunciar. El dolor, cada vez más acuciante, le nublaba el entendimiento, y así con sus cataplines retorcidos en manos de aquel espectro de silicona, volvió a perder el conocimiento…

  No sabía qué hora era. En mitad del baño, con la bata desprendiendo un olor nausabundo y con la pernera del pantalón llena de restos de orín y sangre, Chard se incorporó como pudo. Angustiado recordaba perfectamente todo cuanto había pasado desde que se sentara a la mesa a degustar aquel pavo de encargo. Convencido de que necesitaba desquitarse, se acercó a la botella de vino, un dom perignon de cuatrocientos euros y de un trago se bebió más de la mitad. Consciente de que se le acabaría pronto, se acercó a la cocina. Estaba a punto de llegar al botellero cuando detrás de la puerta apareció Camp, su amigo y cofundador de la empresa. 

       -          ¿Qué haces aquí? 

       -          Vengo a desearte feliz navidad.

       -         ¿Feliz navidad?, ¡Ja!, No sabes la noche que he pasado. 

       -          Eso no es nada con las que te esperan de aquí en adelante. Ven conmigo quiero enseñarte una cosa.


 Chard, cogió lo que andaba buscando y se fue detrás del espectro de su amigo,  fallecido unos años antes en accidente de avión. Juntos habían fundado la empresa, apenas meses después de terminar la carrera. Con esfuerzo y dedicación, se hicieron con una cartera de clientes, una reputación y una cuota de negocio que les convirtió en empresa puntera en su sector. Hacía ya más de siete años que había desaparecido, pero Chard nunca dejó de tener presente a su amigo, a quien sentía que debía la obligación de no dejar que la empresa nunca dejase de prosperar.

       -          ¿A qué has venido? 

       -          Soy el fantasma de las cogorzas futuras. Me han pedido que te enseñe lo que te espera de aquí en adelante si no cambias de vida. Siéntate, voy a encender la tele.

      -       ¿Pero qué dices tronco, se te va la pinza, o es que los ectoplasmas no tenéis sesera,  no ves que ya está encendida?

       -          Sí, pero este canal no es la programación que nos interesa.

 Camp cogió el mando y cambiando de canal apareció la imagen de una especie de jardín; de espaldas sobre una silla de ruedas, encorvado, se veía la silueta de un hombre de pelo canoso. La imagen se giró para mostrar el rostro de aquel sujeto. Era la cara de Chard la que aparecia, con los ojos hundidos sobre una cara seca, consumida sin apenas carnes que daban a la piel el aspecto de un pellejo arrugado y tumefacto. Con la mirada perdida, aquel hombre escuchaba lo que le decía una mujer vestida sobria y de oscuro que traía una caja de bombones bajo el brazo. No tardo Chard en descubrir que aquella mujer era Amalia.

        -          ¿Qué demonios estamos viendo, Camp?

        -          Eres tú, dentro de un tiempo. Sufrirás un ictus y quedarás paralizado. Amalia será la única que vaya a visitarte. Gracias a tu fortuna no te faltaran cuidados, pero solo ella te dará cariño, aunque sea en horario de visitas y, una vez más, sea un cariño  infructuoso y no correspondido, ya que tú no te percatarás de ello. No sé si lo hará por inercia, o porque ya se siente muy mayor para buscar a otro, porque solo tú has sido el amor de su vida. Aunque hayas sido lo suficientemente imbécil para no darte cuenta…

  Chard, soltó la botella de vino y sin apartar la mirada de aquella escena, sintió como sus ojos se anegaban de lágrimas. Lágrimas que dieron paso a un fundido a negro. Una vez más perdió el conocimiento y volvió a sumirse en la más absoluta oscuridad.

  Cuando despertó estaba en su cama, con el traje que llevaba de la oficina aún puesto. Nervioso, se incorporó rápido y vio que todo en la habitación estaba en orden. ¿Qué había pasado? En la mesa estaba dispuesta la cena. El pavo estaba intacto, nadie lo había tocado. Había pasado la nochebuena y el día de navidad durmiendo, fruto de ese chute de ácido que decidió regalarse antes de empezar sus particulares fiestas. ¿Todo lo había soñado, o había algo de realidad?, ¿Habría matado en verdad a Natascha? Iba a encender el ordenador para intentar averiguarlo cuando miró el reloj. Era ya tarde, pero cogió el teléfono y marcó diligente. Al tercer timbre, contestaron.

       -          ¿Si? 

       -          Perdóname Amalia por llamar tan tarde, pero no quería acabar el día sin desearte feliz navidad.

       -          Gracias, no esperaba tu llamada…



                                Taller de Escritura Creativa. " La Escritura desatada"
                                                  Prof. Inés Mendoza.
Texto nº 12