Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 29 de mayo de 2020

Más imaginación

  Reflexiones a vuela pluma. Me sorprende cómo debates que parecían más que sobrepasados vuelven a estar en la boca de todo el mundo. 

 Hemos vuelto a los días de la reconversion industrial, aquella que a primeros de los años ochenta, pusieron al día la obsoleta y poco rentable industria pesada española, concentrada en su mayor parte en la zona norte de la península. Mal prevista, peor dimensionada, y sin planes de futuro o continuidad, dejó en la calle a unos cuantos miles de personas.

 Hoy día todo eso vuelve a la palestra con el cierre que una empresa nipona tiene en Barcelona. Seguramente ese cierre sólo se ha demorado en el tiempo, por decisiones más de índole político o de imagen que por razones económicas, que de haber prevalecido habrían permitido el cierre mucho antes. 

 El drama social ya lo tenemos ahí, son muchas las familias que van a ir de cabeza al paro. Y en el debate para garantizarles algún tipo de futuro, ya ha algunos que sostienen que habría que renacionalizar la planta.

 Renacionalizar. Esa pretensión política de convertir en patrimonio del estado empresas privadas deficitarias y poco rentables. Mecanismo de acción de impronta socialista a lo largo de los años setenta, esos en que el socialismo español miraba a Francia y a lo que Miterrand hacía. Últimos coletazos de ciertas inercias de colectivización que casi se habían aparcado en Suresnes en 1974. Aunque la pifia de Rumasa, fue el verdadero punto y final  de este tipo de iniciativas.
  
 Son cuarenta años de políticas progresistas que han buscado otros modelos de redistribución de la riqueza; manteniendo siempre como referente el espejo sueco, aquel que nunca vio al mercado como un enemigo, sino como una oportunidad, como un instrumento al que había que influír, y en todo caso controlar, pero no socavar ni hacer sucumbir. Y lo más importante, que no había mejor nacionalización que la implicación de los trabajadores en la actividad de sus empresas, y llegado el caso, en la capitalizacion de la mismas siendo accionistas.

 Esa simbiosis que aparentemente anexionaba intereses antagónicos, es el modelo de trabajo sobre el que la socialdemocracia occidental se ha asentado en estas décadas. Y aunque sus frutos son muy notorios, la falta de sostenibilidad del modelo por si mismo, hace que sean cada vez más los que lo cuestionan, a un lado y a otro. La globalización económica, especialmente en lo referente a la capitalización, que siempre va por delante y sin control, pone ahora mismo en jaque las bases del Estado de bienestar, y de los servicios públicos anexos a él. Disyuntiva total. Reto a superar.

 Me pregunto si en esta nueva era, y sin que los estados nación tengan el poder de controlar las variables económicas como hacían antes, con la cesión parcial de soberanía en la toma de decisiones económicas, sin políticas monetarias efectivas, y con dificultades para controlar las politicas fiscales, esas que les restan capacidad de hacer frente a multinacionales volátiles que pagan inpuestos donde quieren, me pregunto si tiene sentido hacer frente a los retos económicos de este inicio de siglo con iniciativas del siglo pasado.

 Si me dan una pala puedo mover tierra, pero apenas si avanzará mi agujero, máxime si me comparo con el del al lado, que tiene una pala excavadora que mueve metros cúbicos por segundo con ella. Así creo que actuan determinados sectores de la izquierda, buscando la implantación de recetas pasadas y que no andan en consonancia con los nuevos tiempos. Sin posturas globales no habrá soluciones locales. 


El mundo ha cambiado, lleva ya unos cuantos años de hecho. Para hacer frente a lo que tenemos ya encima, y a lo que venga,  más imaginación, por favor.


jueves, 28 de mayo de 2020

Reacciones


Reacciones

Víscera pura

Allí en la lontananza
Queda tu regio discurrir
Calor y presión en la cabeza
Azuzan un ímpetu que no sabes.

No

No sabes de dónde sale.
Y haces
Para luego lamentarlo
Por el poso de amargura que te deja
Por días de justificaciones.

Saldo de tristeza
Noches de no dormir
Días de no comer
Trastocado acabas
Sin horizonte de reconciliación a la vista.

Reacciones

Pronto sin explicación
No volverá a suceder, dices
Cuando sabes que siempre vuelve
Como todo lo malo

A ocurrir.

Nunca terminan de conocerte
Ni terminas de conocerte tú.




miércoles, 27 de mayo de 2020

Días de luto

Siempre se ha dicho que somos un país de contrastes.

Que gracias a su diversidad, mostramos al mundo un patrón ecléctico, lo suficientemente amplio como para no caer en la monotonía que supone ser una sociedad equiparada.

 Dicen que eso es una ventaja comparativa. Dicen que eso nos hace más atractivos.

 Hacemos gala a eso que dicen, sí.

 Hoy empezamos diez días de luto oficial, decretados por las altas instancias, como homenaje a los caídos, que no son héroes y casi son anónimos, pero que pese a todo, pensan en nuestras conciencias.

 Aunque quien salga a la calle estos días verá que ese peso es más bien liviano. 

 Justo para honrar a nuestros muertos, en el momento de iniciar el homenaje, todo el país estará en otra fase.

 No fase una, dos o tres.

 Estará en fase de ver abiertos los bares, aunque sea con aforo limitado.

 Y así manifestaremos nuestro hondo pesar.

 Abrevando con zumo de cebada u otros destilados, sentados no al calor de un bar, sino al frescor de sus terrazas.

 Será nuestra más sentida muestra de respeto. Afligidos por pérdidas irreparables, como irreparables son los modos en que muchos de ellos se han marchado para siempre, sólos.

 El muerto al hoyo y el vivo al bollo.

 Y mientras que nos den de beber. Que la vida sigue. 

 Contrastes puros. Genio y figura.

 

 



martes, 26 de mayo de 2020

Fusca

 Memorias de ayer, recuerdos de infancia. El sonido de una escoba de retama con sus largos filamentos rascando el suelo de cemento rugoso y deforme, sacando de las rendijas más persistente, cualquier resto de suciedad que se empecinase en intentar esconderse.

 Más que barrer parecía arañar el suelo, con esas poderosas ramas. Era una lucha de poder a poder entre cemento y ramas atadas a aquel palo de madera, que mi abuela había acortado con una sierra para que se adecuase a su talla. Talla que durante un tiempo fue tambien la mía, hasta que inevitablemente di el estirón.

 Escobas como aquella no se compraban en tiendas, se hacían de un modo artesanal. Y duraban años, antes de que se partieran las ramas que hacían la función de barrer por el desgaste del uso. Provenían de factorias rudimentarias, de zonas eminemente rurales, y acababan en la casa fruto de un trueque, con algún lugareño de aquellos que frecuentaba mi abuelo, cazador y amante del campo.

 Hoy cuando las veo en tiendas de bricolaje, a la venta como artículo de limpieza para azoteas, terrazas o accesos a casas, me acuerdo de aquella vieja mujer encorvada, paseando con esmero una y otra vez su escoba de retama, limpiando a conciencia un suelo que pese a las palizas que le daba insistía en mancharse acumulando polvo, migas de pan, y, siempre por culpa mía, envoltorios de caramelos de café.

 Aquel batiburrillo de suciedad acumulada en el suelo, lo llamaba mi abuela fusca. Durante años fue palabra que sólo se usaba en mi casa, y que nunca contrasté fuera, convencido de que no existía en el diccionario. Pero como tantas otras que ella empleaba, (zahurda, calambuco, jofaina, changar), claro que existían. 

 En el diccionario es una de sus acepciones, dice: maleza, hojarasca. Ahora las escobas de bruja si que limpian esa suciedad de las afueras, que mi abuela en su vocabulario propio introdujo dentro de su casa. Seguramente ese fue un privilegio al que sólo tuvo acceso de adulta, ya que su niñez la pasó en la calle, que apenas si abandonaba para abrevar en un humilde chamizo, donde una estancia hacia las veces de cocina, comedor, salón, y dormitorios, con un mobilario tan parco como miserable. Y así entre el jergón que le servía de cama, la mesa camilla que soportaba el brasero, y las sillas de anea que permitían sentarse, pasaba ella la escoba una y otra vez sobre un suelo de tierra, hasta sacar la fusca a la calle, de cuyos aledaños bien se cuidaba de alejar con diligencia.

 Hoy la fusca baila la rumba, o huye despavorida con cualquier sistema de aspiración con o sin cables. Pero hoy como entonces, la maleza u hojarasca doméstica requiere de atención, pues por mucho que evolucionemos la mierda no dejará de acumularse en todas partes, empezando por el suelo.

 Yo ajenos a inventos seguiré barriendo como mi escoba que a diferencia de las tradicionales no se hizo ni de retama, ni de sorgo; es de goma, casi de una pieza, diseñada al parecer para levantar poco el polvo a la vez que lo arrastra a donde lo dirigen mis manos. Y como entonces tendrá un mango más corto de lo habitual, no sólo porque ocupa menos espacio. Es también la escoba de mi abuela, y como ella, como si estuviera con ella,  barro la fusca...

 


lunes, 25 de mayo de 2020

La casa de la llave

 Tienen este conjunto de versos tanta fuerza y tanta vida que no tardaron en ser representadas en las tablas de un teatro; ocurrió en el escenario del Fernando Fernan Gómez en el Centro cultural de la Villa de Madrid, hace apenas unos meses, en la denominada Trilogía contra el abuso, dirigida por Fernando Bernués, de la que esta obra constituye su segunda pieza o representación.

 La casa de la llave,( Ed. Baile del sol), es un conjunto de versos sin forma, sin rima, sin aparentes visos de ser poemas, salvo por el formato. Pero la lectura en su conjunto le dota de una musicalidad, de un lirismo que bien merece ser considerado poesía.


 A fin de cuentas, el tema de estos versos es tan profundo y desgrarrador, tan terrible, que bien vale el disfraz de poesía; son versos que no se declaman, que se leen como si fuesen prosa, pero que manifiestan un dolor tan acuciante, tan aterrador, que afligen al espíritu a fuerza de generar indignación y crear conciencia en el lector.

 De esta guisa, Mada Alderete, presenta al gran público sus vivencias y experiencias en una casa de acogida de la Comunidad de Madrid, donde a lo largo de alguna semanas, compartió techo y vivencias en un puñado de mujeres víctimas de maltratos, por parte de sus parejas, a quienes una orden judicial, obligaba a mantenerse alejados, y este programa de acogida, ayudaba a darles cobijo en una localización secreta y acompañados de sus hijos, muy pequeños en la mayoría de los casos. Las estrofas de este poemario atípico, dan fe de la dura convivencia que supone el día a día con personas, cuyas heridas físicas en unos casos cicatrizan, pero con secuelas piscológicas que perduran para siempre.  

 Escrita con lenguaje llano y simple, sin necesidad de nada más para poner de manifiesto una profundidad que llega al alma, la lectura de esta obra ayuda a no perder de vista la necesidad de tener conciencia social de un problema que se ceba con grupos altamente vulnerables: los que forman muchas mujeres y sus hijos.







 


viernes, 22 de mayo de 2020

Como en Argentina

 Me contactó ayer tarde una compañera de trabajo por el chat interno de la empresa, a cuentas del video que circulaba por todos los medios y redes recogiendo la encendida bronca que en mi barrio, protagonizaron unos cuantos descerebrados , resolviendo a puñetazos sus diferencias en mitad de una cacerolada convocada a las nueve de la noche en la zona más comercial de Moratalaz. 

 - Aquí también en mi zona, están convocando concentraciones para hacer ruido, parece que hay más gente de derechas de la que parece... como si se estuviera abriendo la brecha entre ricos  y pobres, como en Argentina, me dijo.

 Desde luego habla con conocimiento de causa como buena bonaerense que es, y si de algo saben un poco los argentinos es precisamente de fracturas sociales.

 Más allá de que las comparaciones sean odiosas, y de que la situación del país austral nada tiene que ver con la nuestra, en algo coincidimos argentinos y españoles: en la pasión, acendrada en ocasiones, con que ponemos nuestros argumentos sobre la mesa. Somos carne de discusión.

 Algunos lo llaman estado de guerracivilismo, como si tuvieramos siempre la necesidad de escoger una trinchera antes de salir afuera a jugar.El problema es que de lo que estamos hablando no es un partido de futbol, y son muchas las cuestiones que andan en juego. Una gran dosis de serenidad, de sosiego y sobretodo de respeto por el que no piensa igual, son imprescindibles cuando uno se ve inmerso en situaciones que vienen tan mal dadas.

 Eso del carácter español... Nunca he creido en los determinismos, uno es cada cual en función de cómo se ha formado, de cómo le han educado, de qué le han inculcado... No por haber nacido en un sitio en particular has de comportarte de una manera u otra. Y en cuanto a lo de la sangre caliente, yo veo más bien horchata que otra cosa. Basta de topicazos. 

  No hay más fractura social que la que nosotros mismos nos empecinemos en provocar. La situación económica es muy mala, y puede que vaya a peor, pero con todo, afortunadamente no es la de Argentina. Con actitud constructiva y arrimando el hombro seguro saldremos adelante. Con actitud y sobre todo respeto.





jueves, 21 de mayo de 2020

Nocturnidad

  Como cuando sacaron la estatua ecuestre del lateral de Nuevos ministerios.

 Esa que nadie sabe ahora dónde está. Quizá duerma el sueño de los justos en algún depósito. Uno de esos que tienen los organismos públicos y que nadie sabe cuántos son, como los coches oficiales.

 Con la misma sensación de estar haciendo algo que no va a gustar, ya sea por el fondo, o por las formas. Por la letra pequeña, o por los compañeros de viaje.

 De igual modo, con la misma nocturnidad. 

 De noche vino una grua a dejar huérfano el pedestal de la Plaza de San Juan de la Cruz.

 De noche se hizo oficial el acuerdo, con adendas que para unos son recortes, y para otros parches que en nada cambian lo significado.

 Y yo me pregunto, si tienes claro que estás haciendo lo correcto. ¿Por qué te escondes?

¿ Complejos, miedo a perder votos, tibieza sin más?

 Otra Virtud que nos hace famosos en el mundo. A la de procrastinar sine die por cualquier razón, la de falta de resolución a la hora de tomar decisiones. 

 Y más si son dos cabezas las que han de decidir.

 Egos, ínfulas, postureos. Y poca chicha. 

 Lo de construír, consensuar y dar vía libre a caminar hacia delante, lo dejamos para otra ocasión.

Alianza de civilizaciones versus cogobernanza.
  
Talante zapateril, versión 2.0

miércoles, 20 de mayo de 2020

Cuestión de imagen

 Recuerdo hace unos años, los primeros anuncios que las compañías de telefonía móvil ofertando los que habrían de convertirse en los primeros terminales que ofrecían la función de video llamada. Toda una novedad que tenía visos de exotismo, de necesidad creada y no realmente imprescindible, otra función más que consumir pese a no necesitarla. 

 Aquellos primeros anuncios de televisión donde dos salían hablando en pijama, ofreciendo sólo la cara en sus conferencias, con tintes que parecían en su momento casi futuristas, se han convertido con el paso de los años en una actividad, tan cotidiana que casi nadie ya le da importancia o valor.

 Es el precio del progreso, dicen, el de olvidar rapidamente el camino que nos ha llevado hasta aquí. Esa memoria de pez que con tanta frecuencia aplicamos a tantas cosas.

 Como consecuencia del confinamiento son varias las llamadas que durante el día hago o recibo por este método, siempre de trabajo. Y al igual que el anuncio de los dos comunicantes en pijama, me fijo en las conferencias a las que asisto, en el despliegue de medios que ofrece cada participante. Siendo tan solo la cara y los hombros lo que ofrecemos en lo referente a la imagen propia a nuestros interlocutores, me llama poderósamente la atención el escenario o fondo de retransmisión que ofrece cada cual en sus comunicaciones.

 Supongo que es cuestión de imagen. Otros muestran tras de sí un aparador lleno de fotos de familia, como si quisieran dar la imagen de familiaridad y confianza; muestran una imagen casi entrañable que invita a la calidez en un momentos como éstos, en que muchos han hecho frente al confinamiento en soledad. Es la imagen habitual que ofrecen mis jefes en sus alocuciones grabadas y divulgadas masivamente. No es un mensaje de navideño real, pero casi.

 Un mueble estantería lleno de libros es mi carta de presentación, mientras que otros ofrecen la típica pared blanca sin nada detrás, como si quisieran focalizar la charla sólo en los contenidos y no en el fondo, para evitar así interferencias y distracciones. Un recurso a la intimidad, de quien a fin de cuentas, siente que está mostrando su casa a gente con la que no tiene confianza.

 Hablamos de trabajo, pero a través de la imagen también mandamos información, de un modo que empezó siendo residual y que ahora es parte esencial de nuestras conversaciones, y por extensión, de nuestras vidas.


 


martes, 19 de mayo de 2020

La vigencia del Manifiesto comunista

 Hablar de Slavoj Zizek es hacerlo del filósofo de moda. Activo en redes sociales, comparte con el coreano Byung-Chul Han esa capacidad de lanzar ondanadas en forma de pequeñas reflexiones que calan pronto y rápido en la opinión colectiva virtual. Como si la filosofía se estuviera adaptando a un nuevo medio de propagación de ideas, donde las reflexiones densas y sesudas no tuvieran cabida. Se trata de lanzar ideas de un modo rápido, que sean facilmente asimiladas por todos, y que creen una corriente de opinión y discusión que pueda ser mantenida en espacios frecuentados por muchos, durante mucho tiempo.
 
 Ni que decir tiene que a este modo de filosofar no le faltan detractores, ya sea por que sean puristas, o porque consideren que lo que hacen estos autores no es crear reflexiones filosóficas, no desde luego como parte de un sistema de pensamiento, de una estructura que trate de explicar el mundo y a quienes deambulan por él. Para muchos no se trata más que de polemistas, de creadores de opinión, de agitadores de conciencias, que lanzan preguntas que buscan reacciones más que cavilaciones entre la gente.
 
 Además de las frecuentes irrupciones en internet, la forma de acometer estas avanzadillas intelectuales es la publicación de pequeños opúsculos que tocan un tena de gran calado, si se quiere de un modo superficial, pero con la suficiente enjundia como para crear inercias que inviten a la discusión. Así Zizek se ha adelantado a otros pensadores y ya tiene listo su particular alegato sobre la pandemia que nos aflige, ási se llama su último trabajo, que estará disponible en papel en fechas venideras.
 
 Antes de Pandemia, salió de la factoría del pensador esloveno esta particular revisión del Manifiesto Comunista, donde algunas referencias hacen interesante su lectura. ¿ Existe una masa de trabajadores explotados, como ocurrió en los últimos dos siglos, donde pueda calar el mensaje y establecerse una conciencia de clase?, ¿Puede eso suceder entre las oleadas de inmigrantes, que son los nuevos desheredados y explotados del siglo XXI? ,¿En qué lugar queda la plusvalía, ahora que el modelo de trabajo está sujeto a permanente revisión, y es la propia fuerza de trabajo la que participa del modelo de oferta y demanda, sin esperar a que su fuerza misma sea demandada  y explotada? ¿ Y cómo casa ese modelo de explotación con las ofertas, incluso gratuitas de asesoramiento o colaboración que muchos realizan a través de internet u otro medios?, ¿La relación patrono-obrero puede reproducirse en esta época, ahora que todos tenemos tenedencia a organizarnos la agenda de trabajo y a ser nuestros propios jefes?
 
 Como se ve el tema da para mucho, Si el manifiesto y por extensión las ideas de Marx tienen vigencia en el mundo actual es algo que da para infinitos ensayos y discusiones. Más ahora si, como algunos afirman, el propio Marx acertó de plano al significar que el capitalismo entraría en una fase de decadencia que aceleraría su sorpasso como modelo productivo generalizado.
 
 La vigencia del Manifiesto Comunista,(Ed. Anagrama), forma parte de la colección Nuevos Cuadernos, donde otros autores deslizan de un modo sucinto, reflexiones sobre otros aspectos del mundo moderno y del pensamiento de siempre.
 
 

 
 
 

lunes, 18 de mayo de 2020

Colas


Colas

Diferidos pasos
Calculadamente desviados
Para llegar lo más tarde posible.

Confías en que sea nutrida
Y que haga calorcito
Ocupas tu espacio
Según llegas
Y plantas tus pies
Con el dos en la mente
Para no sobrepasarlo
Disfrutas del paisaje de hormigón
Y de la luz y el aire
Que parecen otros desde que nos apagaron
Las rutinas.

Cómo de paciente te has vuelto
Cuando nada encendía más al enervante
Cómo un fastidio
Es ahora libertad vigilada
Libertad, si a trazos
Libertad que se bebe a sorbos
Con esperanza de que sea
Solo un anticipo.