Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 30 de septiembre de 2020

Quino

 En la primera viñeta aparecía Mafalda, sentada a la mesa delante de un plato de sopa humeante; en la segunda levanta la cabeza y miraba con cara perpleja a la madre que sonriente, seguía sirviendo más sopa.

- Mamá, ¿Sopa en verano?, preguntaba Mafalda. A lo que contestó la madre:

- Si, ¿Verdad que soy original?

 Es uno de esos recuerdos nítidos de niñez, que en no pocos casos están asociados a libros o a cómics, la lectura de esa tira de Mafalda, que fue la primera, y que pronto pasó a formar parte del elenco de personajes de ficción que acompañaban mis tardes de juegos y ocio. Junto a ella estaban  Benito Boniato estudia bachillerato, tira del T.B.O, las andanzas de Rompetechos, las trastadas de Zipi y Zape, las aventuras del Profesor Bacterio con Mortaledo y Filemón, y los casos del detective internacional Roberto Alcázar y Pedrín, donde aprendí mis primeras palabras en inglés.

 Hoy, uno de los creadores de esos universos de ficción, aventuras e imaginación se ha ido, y con el nos deja huérfanos a quienes hemos sido lectores de su humor sensible,tierno e inocente y sobretodo inteligente. Descansa en paz Quino y gracias por tanto.

 

 

martes, 29 de septiembre de 2020

Conciencia de clase

 Posicionamientos. Cada vez más encasillados, como si nos diera seguridad poner por delante nuestras posiciones y justificarnos ante los demás y distanciarnos de ellos.

 El otro día conocí a una chica que me sirve de ejemplo. Abogada de la C.G.T., afiliada a Podemos, vecina de Rivas, con un perro que se llama Stalin... No tardó ni treinta segundos en preguntarme si era de derechas o de izquierdas.

 Apenas comenzamos a hablar, me di cuenta que iba controlando mis palabras, sabedor de que antes o después saltaría algún reproche, algún comentario censurador. Y vino a por cuenta del gremio de transporte, a raíz de un comentario sobre qué medio utilizar si necesitase un coche privado. Y fue oír la palabra Cabify y saltaron las alarmas, con luz roja y todo como si estuviesemos en un submarino y aquello se estuviera yendo a pique.

 Ahora lo llaman conciencia de clase, volver a lo auténtico, ser valiente y posicionarse, pero yo recuerdo que antes mantenía conversaciones con gente que tenía opiniones muy diversas, incluso con posiciones que podrían tacharse de radicales, y se podía hablar, interambiar opiniones, plantear posturas, dar un punto de vista con el que no se tenía que estar de acuerdo. 

 Y lo que es peor, ante actitudes intransigentes, reacciones tremebundas. Si eres taurino, ni me hables, si eres del PP ni me escribas, yo no salgo con gentuza de Podemos... ¿ Desde cuándo la forma de pensar ha sido una barrera que impidiese tener una relación razonablemente cordial, de amistad, o de pareja? 

 Parece que corren tiempos de todo o nada, donde las medianías se menosprecian, están de capa caída. Es un error, sin margen de flexibilidad, sin tacto, sin paciencia o saber escuchar es difícil contruír nada. Sin puentes no hay avances. Triste que ese grado de rotundidad llegue incluso, a nuestras vidas privadas. Para reflexionarlo.

 


 

lunes, 28 de septiembre de 2020

Molt honorable Torra

  Seguramente no escucharás muchos parabienes a este lado de la piel de toro, donde los que clasificáis o denomináis como mesetarios normalmente poco o nada hablan bien de tí; más bien escucharás música de flauta, esa que tanto te gusta escuchar a ti cuando suenan himnos que sientes que te son ajenos.

 Defenestrado como lo fueron tus antecesores. el ciento veintinueve y el ciento treinta y tú, que hacías las veces del ciento treinta y uno hasta hoy mismo, como bien te gusta reiterar en Twitter, también haces mutis por el foro, dejando la presidencia de la Generalitat en régimen de interinidad.

 Te imagino saliendo de la Casa dels Canonges, con tus enseres personales, para volver a tu domicilio habitual, tú que sí has hecho uso de las instalaciones destinadas como vivienda y zona de trabajo para el President, o con una bolsa del supermercado, como te vieron en los aledaños de Ferraz, en aquellos días turbulentos en que Sánchez fue depuesto, aunque solo fuese temporalmente, tras la restitución de la militancia socialista. Entonces el mundo ya supo de tus dotes militantes y tu capacidad de movilización, tu que vives disfrazado de humanista, que esconde bajo ese escudo de profesor de universidad despistado, un agitador callejero que bien hubiese podido estar en primera fila en las barricadas.

 Pero fíjate tú que cosas, voy a echarte de menos. Me hacías reír. Con  tus meteduras de pata, inmensas, impropias en un editor erudito y versado en historia y letras catalanas. Malgastados fueron tus años de estudiante de derecho, como bien ponen de manifiesto las sandeces que han llevado a tu inhabilitación. Aunque de sandeces, más bien nada, simplemente te has ganado las lentejas, como pago de los favores prestados por haber sido una marioneta activa y ruidosa del que pernocta en Waterloo. La casta soberanista no deja tirados a sus secuaces y acólitos; te has ganado el retiro donde podrás seguir divulgando a lo Pérez Reverte, las penurias del Capitán Casanova al frente de las defensas de una Barcelona que nunca fue atacada por tropas españolas sino francesas.

 Desconozco que futuro te deparará tu jefe en sus nuevas y hurtadas siglas, pero mientras eso ocurra seguiré viendo tus discursos en Youtube, para seguir haciendo oído en mis tentativas de mejorar mis conocimientos de la lengua de Llull o Espriú.  Puede que ya no sueltes alguno de tus disertaciones, con aire solemnes, con la Senyera al teu costat, sempre, con o sin mascarilla, pero hagas lo que hagas, reconozco que si te vuelvo a ver, te seguiré. 

Emp sap greu. O no. Adeu Torra.

 

viernes, 25 de septiembre de 2020

Comparaciones

  Dice Antonio López el pintor y escultor en una entrevista aparecida hoy en un periódico, que al lado de las marranadas de otros poderosos, lo del rey es poca cosa. Y se ha quedando tan ancho.

 Comparaciones, siempre tan odiosas. Graduaciones de trapicheos que van de menos a más o viceversa.

 Fea costumbre esta que tenemos de valorar las acciones en función del tamaño que tengan, olvidando lo que hay debajo de cada una de esas acciones. A fin de cuentas delinque quien roba, sea un euro o setenta millones. Ser ladrón de poca monta no te hace menos ladrón, solo atenua el castigo y la reparación.

 Aprendices de juez, práctica tan patria como la de comer con pan, o echarse la siesta. Dedo acusatorio constante, bajo el cual se esconde la más profunda de las miserias nacionales, la de la envidia. A fin de cuentas como el ladrón, todos, al menos mentalmente, somos de su condición, y ya puestos, cuanto menos tonto, y más trinques, mejor. Más que juicio, hay necesidad de ser igual a todos los que consiguen mucho con atajos y con el menor esfuerzo posible. 

 Una pena no invertir esa picaresca ancestral en cosas más provechosas. Con una ínfima parte de esa dedicación invertida en el estudio o el esfuerzo, ya tendríamos varios premios Nobel de física de los que vanagloriarse. Seguro.


jueves, 24 de septiembre de 2020

Ser astronauta

 Antes cuando eramos enanos queríamos ser tan altos como la luna, para ver a los soldados de Cataluña, ¡Ay, ay !  y ese amor inegable por las alturas además de ver a semejante tropa, nos invitaba a volar todavía más alto, excediendo los límites de la atmósfera, internándonos en espacios siderales, lejanos, visitando otros planetas, estimulados por las lecturas de Julio Verne, que con rudimentarios métodos permitía alcanzar todo tipo de aventuras.  Ir de la tierra a la luna, y ser astronauta. ¿Quién ha sido niño y no ha querido serlo?

 Incluso de adultos es una profesión que estimula, que da alas y deja volar la imaginación. Pocas cosas generan más expectación que ver la cuenta atrás de un cohete, antes de que se produzca la ignición, y salga escopetado hacia arriba. Gestas en directo a través de la televisión, un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad. Cuántos no hubieran dado cualquier cosa por ser un Armstrong.

 Gente ágil y esbelta, de mente competente, gente brillante con capacidad extraordinaria. Ser astronauta es sinónimo excelencia. Tanta que pensamos que por el hecho de serlo, de haber estado ahí afuera, de hablar tantos idiomas, de tener un expediente académico casi perfecto pueden y deben realizar casi cualquier cosa. Y no. Nos olvidamos que por mucha perfección que acompañe, todos tenemos lastres, torpezas, faltas de capacitación que nos inhabilitan para ser cualquier cosa.

 Y es que a veces nos olvidamos que un currículum es siempre algo vivo, algo que está en estado de movimiento. Ningún currículum que dé todo por sentado es un buen curriculum, por mucha brillantez que traiga de atrás. Y si no que se lo digan a algún ministro de la actual administración, que va dejándose todo su mérito y reconocimiento a jirones.

 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Abrazos

 Sueño con abrazos, abrazos de mujer.

 Siempre de una chica morena, con pelo largo y rizado, casi de mi altura. 

 Una misma escena, un entorno difuso, una situación que nadie sabría describir.

 Ni siquiera recuerdo o percibo olores, ni perfumes, nada que me de pistas que me den qué pesar quién puede ser la desconocida con la que me fundo en un silencioso abrazo. Tan solo el roce de su pelo rizado en mi cara supone un estímulo.

 Apenas estamos unos segundos, los dos juntos, luego la imagen se apaga y con ello el recuerdo. El sueño se borra y mi mente sigue transcurriendo por sus vericuetos carentes de vigilia.

Carencias. 

 Nunca antes había tenido tanta necesidad de tocar o de que me toquen. A veces pienso que vamos camino de ser una sociedad como la de Montag, donde los afectos son mecanizados y solitarios, sin la participación de otra persona. 

 Y todo por culpa de esta soledad impuesta que incomoda y además abotarga. Sólo hay que intentar que, además no atrofie, mientras toque seguir esperando.

 







 

martes, 22 de septiembre de 2020

A este lado de la carretera

 Hoy tengo el soniquete de esta canción en la cabeza, y desde luego, echando un vistazo a la letra, no me sorprende. Tal vez porque vivo a este lado de la carretera, la A-3, y porque justo ahí estamos libres de restricciones, al menos por ahora. Viviendo como vivo en la zona final del distrito catorce, tengo al otro lado a los amigos de Palomeras bajas y El Pozo, antes del tío Raimundo, y que ahora parece que es un pozo huérfano.

 Apenas son unos metros, una pasarela sobre una autopista, y una fuente que da nombre a la calle donde se ubica, (Carrantona), nos separan. Unos metros y dos realidades, las que distan de la completa libertad de movimientos a los controles con matices y justificaciones.

  "...Poco tiempo conseguimos, vivir a nuestra manera, mi cabeza es mi destino, y mi cuerpo mi frontera."

  Corríamos el peligro de estar enfermos, y tuvimos que sacrificar parcialmente la libertad para ponernos a salvo. Aunque haya razones de peso para ello; qué mal se conjuga eso siempre.


"...Esta vida que vivimos, no es para mí, no quiero ser cualquiera..."

  Vida a cachos, previsible, organizada, sujeta a obligaciones, más aún de las que ya teníamos. Siente uno por momentos que uno empobrece más si cabe el día a día, ese de las pequeñas cosas, las que a fin de cuentas distinguen unas vidas de otras. Controles que previenen pero también ahogan. Vida monacal sin vocación.

  "...El mundo es un desatino, más grande de lo que era."

Desde luego que sí...

 

 





 

 

lunes, 21 de septiembre de 2020

Un lugar llamado Antaño

 Hay quien ve pararelismos entre las creaciones de Olga Tokarczuk y los autores normalmente clasificados en el movimiento literario denominado realismo mágico. Y es que, aunque las comparaciones son siempre odiosas, por ser injustas las más de las veces, bien podría decirse que la escritora polaca encaja en el concepto de creadora de cuentos configurados con datos e historias reales. 

 De entre todas las obras que ha firmado, seguramente sea Un lugar llamado Antaño ( Ed. Anagrama), el que mejor defina su particular Macondo.

 Ambientada en algún lugar de Polonia, por sus páginas trancurren las vidas de un puñado de personajes atípicos, cargados de dudas, temores, y vivencias, donde la vida tradicional del campo se intercala con la vida urbana y moderna. Y sus experiencias vitales se entremezclan con la vida y la historia, desgranando en sus biografías momentos marcados en los libros como la II Guerra Mundial.

 Por momentos dura y dramática, llena de matices místicos y filosóficos, con guiños a la religión, donde la leyenda y las creencias populares tienen su hueco, el relato de Olga Tokarczuk es un canto a la vida, a la gente sencilla y a la historia de su país. 

 




viernes, 18 de septiembre de 2020

Lo que no es

 Espejismos fruto de la sugestión, perspectiva confusa. Generar estados de miedo y tensión que luego son falsas alarmas.

 Me recuerda al cuento del lobo, aquel que nos contaron de pequeño en el colegio, donde un pastorcillo guasón gritaba, y gritaba que venía el lobo a comerse a sus ovejas, y nunca venía. Sus vecinos, cabreados por la pérdida de tiempo, no fueron a socorrerlo, cuando aquella última vez, si que vino el lobo de verdad, pero nadie le creyó. Moraleja dura.

 Vivimos épocas de avistamientos extraños. Aprendices de zoólogos que smartphone en ristre, captan instantáneas difusas, en las que creen ver lo que no es.

 Cocodrilos que deambulan por rios castellanos, panteras que se dan paseos entre olivos andaluces, quizá lo próximo que se divulgue sea la observación de un elefante por tierras aragonesas, y no será miembro de una caravana en tránsito, como el que cuenta Saramago en su novela.  

 Narcisismo de nuevo cuño, ese que busca divulgar exclusivas in situ, y así dar una pátina de verdad a cosas que son cuestionables. Sugestiones colectivas. Parece como si anduvieramos faltos de estímulos y los buscásemos viendo lo que no existe. Que guarden algunos la mira, o la afinen, no vaya a ser que algún día, sea verdad y no lo creamos, como en el cuento.



jueves, 17 de septiembre de 2020

Rosh Hashaná

Año nuevo judío, avanzando en el sexto milenio, tal y como ellos cuentan, desde que el mundo se crease, tal y como dice el Antiguo testamento. Feliz Rosh Hashaná.

 Año todavía activo y vigente, año gregoriano para occidentales, al menos los que no tienen en cuenta la Hégira, año que comienza a otoñear en estas latitudes, año cansino, que pasa lentamente, que no termina de acabarse nunca. No nos costará borrarlo del calendario, en cuanto podamos.

 Año compartido para todos, pues no varía según cómo lo cuentes o cómo lo celebres, esta es una historia de diez meses,  casi bíblica, una plaga que afecta por igual a todos. No entiende de diferencias de dogma, ni de origen. Hasta que suene la trompeta.

 Nada iguala más que las miserias. Nada equilibra más. 1439, 2020, 5781, Tenga el número que tenga, todos deseamos que sea año viejo, y que se esfume. Ya

 

 

 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Exilios

  A vueltas con la memoria. Disputa enconada entre unos y otros. Se supone que la memoria es colectiva. Pero aquí no sabemos recordar sin cavar trincheras.

 La fundación del dictador se siente acosada. Corre peligro de quedar desautorizada, de ser considerada ilegal. Ya anuncian medidas legales, incluso su traslado a otro país.

 Puede ser la segunda salida; tras la exhumación de la tumba, el exilio de su recuerdo. Qué tiempos estos, en que para resolver nuestras cuitas, salimos ahí afuera y pedimos implicación y soluciones a otros. Que nos digan qué hacer ya que nosotros no sabemos cómo. Taifas ad aeternum.

 Malamente vamos a encontrar solución a problemas que requieren acuerdo entre nosotros.  Nacionalistas, nostálgicos del régimen y  raperos unen su destino, todos fuera. Quien lo hubiera dicho.

 

martes, 15 de septiembre de 2020

Tránsfobos

  En unos días saldrá a la luz, exclusivamente en inglés, y desde luego, si sus editores buscaban una campaña de marketing potente, la han encontrado sin gastarse un duro. Y es que no hay mejor propaganda que la polémica.

 J.K. Rowling, madre y mentora de la saga de Harry Potter, es, desde ahora Robert Galbraith, pseudónimo y nombre que ha elegido para continuar y diversificar su carrera literaria. Y la primera obra de Galbraith  tiene por título Trouble blood y narra la historia de un asesino en serie que se disfraza de mujer para cometer sus crímenes.

 ¿ Es la nueva obra de Rowling un experimento rebuscado, retorcido o truculento?, Quizá cuando la publicación esté a la venta y pueda leerse podremos hablar de ella. Por ahora es acusada de tránsfoba, tal y como la catalogan miembros de la comunidad transexual que ven en esta nueva obra de la fundadora de la saga del mago más famoso, un texto que saca a relucir sus ideas poco dadas a simpatizar con ese colectivo, o al menos eso es lo que se deduce de algunas declaraciones hechas con anterioridad, en las que de forma ambigua o no tanto, ponía en tela de juicio la feminidad de las mujeres trans.

 Tema delicado, sin duda. Pero más allá de lo que pueda pensar esta escritora, sobre esto u otros temas, antes de catalogar un libro de una manera u otra, es cuando menos necesario, otorgarle el beneficio de la duda. Una vez publicado, y con las lecturas de rigor como bagaje, será el momento de criticar, afear y condenar, si es el caso. Todo lo que se haga antes es una suerte de censura, impropia en una obra de ficción.

 

 

 

lunes, 14 de septiembre de 2020

I.M.V

 Antes iba a ser un renta universal, pero quizá se dieron cuenta de que el nombre no era el más apropiado, máxime cuando esa renta estaba destinada a un sector concreto de la población, no a todo el mundo.

 Abonados a los nombres ampulosos, esos que tienen más ruido que chicha, a la renta en cuestión se la sustituyó por el denominado ingreso mínimo vital, todo un eufemismo moderno bajo el que esconder el auténtico propósito de la ayuda: subsistencia más básica, o sea beneficencia pura y dura.

  Algunos lo consideran una conquista, pero no deja de ser un síntoma de enfermedad, de falta de recursos, de carencias esenciales; síntoma de incapacidad de dar a un sector de población la oportunidad de obtener recursos. 

 Curiosa esta nueva izquierda con espíritu de bandolero. Cual Tempranillo andan a la caza de caudales de pudientes para repartirlos entre los más necesitados. Andan más pendientes de los derechos que de los deberes. En qué momento el dar y conseguir un trabajo digno y bien remunerado dejó de ser un mantra. 

 Igualdad a base de subsidio. Y ni si quiera llega a tiempo. Burocracias enojosas y arcas tiesas de recursos impiden que la medida estrella llegue a donde debe. Derechos que viven a costa de conseguir compensaciones. Cuándo la dignidad dejó de estar en el tablero político. Cosas del mundo obrero on line, que no pisa la calle ni para salir a hacer footing.




viernes, 11 de septiembre de 2020

La carcasa

Carcasa, qué palabra.

Cuando la escucho o leo siempre me viene a la cabeza la imagen de una nuez, como si mi mente tuviese un lapsus, un incidente confuso que asemeja carcasa a cáscara. Son siete letras, con las mismas vocales, el mismo número de ces; tan sólo el orden de la erre y la ese la modifican, cambian la sílaba tónica y transforman una palabra que deja de ser llana para convertirse en esdrújula. Vaya baile por dos letras. Materia pura. A veces los cambios no necesitan de mucho para abrir brecha y hacerse camino.

 Pero el campo semántico denota proximidad. Ambas envuelven, las dos protegen, debajo de ellas encuentras un bien preciado, un fruto, un objeto a cuidar. Son palabras de defensa, de protección, ofrecen recogimiento. Seguridad.

 Y ahora no me preguntes por qué escribo sobre esto, por qué me vienen a la cabeza esa palabra y esas comparaciones. Descúbrelo tu.

 

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

Estados febriles

 Fui un niño enfermizo, prácticamente desde la cuna. Inolvidable para mis padres fue aquella noche en que con una fiebre cercana a cuarenta, mi padre me cogió en volandas y me llevó en pijama corriendo por la calle al hospital. Los médicos le dijeron que el rato en que me dio el frío en la calle fue lo que bajó un poco la temperatura, y con ello, sin quererlo, ya había hecho parte del trabajo para salvarme.

 Después tuve una reacción imprevista a una vacuna, una de esas que te ponen de niño. El practicante que me atendía en la casa de socorro, no daba crédito a lo que veía, y por todos los medios intentaba sacarme del estado de colapso. Milagrosamente yo sólo me estabilicé, y aún a día de hoy nadie sabe decirme cómo pudo aquello darme aquella reacción, si supuestamente los componentes de la vacuna eran inocuos. Misterios de la vida.

 Luego vinieron las convulsiones en las noches. Con todos los síntomas propios de ataques de epilepsia. Me hicieron todas las exploraciones habidas y por haber. Hasta que un día los ataques desaparecieron. Hasta la fecha.  

 Alergias varias, sarampión y rubeola pasadas... hasta un coche llegó a atropellarme una noche de verano, cuando tuve la ocurrencia de ir tras mi abuela que iba a tirar la basura. Los reflejos del conductor de aquel seiscientos que minimizó la marcha, dejaron el golpetazo que me llevé en un susto sin secuelas físicas.

 Me reeleo y me impresiono. Tengo un palmarés imprensionante, tanto que casi quedan en anécdota las palpitaciones y taquicardias paroxísticas que me han dado de joven, años más tarde. Tras aquello el cuerpo parece haber llegado a su cupo, y se ha dado una tregua en lo de los achaques, antes de que los años continuen con la estela de padecimientos.

 Y con todo lo pasado, ahora lo que me tiene de cabeza, como a todos, es un simple virus.

 Así que cuando leo los requisitos que piden ahora para decidir si un niño puede ir al colegio o no, basicamente si tiene fiebre, me sonrío. Fiebres a mí que diría el otro... Nunca antes unas décimas arriba o abajo habían sido tan importantes. Nueva normalidad, nuevos estados febriles, nuevo sentido de lo enfermo y de sus consecuencias. El baremo baja o sube, cuando los potenciales afectados son muchos. Manual de supervivencia para un superviviente.


 

 



miércoles, 9 de septiembre de 2020

La sartén

 Un día fuiste ajuar.

Hoy luces solitaria

desamparada, lejos de los fogones

rodeada de hierba seca.

Quizá se cansaron de ti

y aprovechando la pandemia 

te abandonaron en mitad de la nada,

como tantos otros

cachivaches que ocupaban sitio

y que apestados, 

salen de sus refugios

acabando en la calle 

junto a contenedores de basura.

Útil como eres, 

nadie quiere usarte

prejuicios de segundamano

entre gente siempre abonada 

a la novedad.

Duerme el sueño de los justos

en algún punto limpio.

antes de que un cíngaro cualquiera

te apile para ser moneda de cambio;

y no sufras

por este mundo ingrato

que no supo reciclarte.

 


 

 


martes, 8 de septiembre de 2020

A propósito de nada

  Con un título tan sugerente como ese es difícil no caer en la tentación de leerlo. Si además son unas memorias escritas de su puño y letra, con aire desenfadado y sin pretensiones, las razones para hacerlo aumentan. Con una portada exenta de decoracióncon fondo oscuro y una foto posterior, ( cortesía de una de sus ex, Diane keaton),  donde un espatarrado Woody Allen muestra a la cámara unos rayados calcetines de colores llamativos, que bien pueden resumir a las claras una personalidad tan excéntrica como irrepetible.

 Escritor de gags de humor, guionista, monologuista, actor, escritor de novela a ratos, y clarinetista en una banda de Jazz, si algo puede definir la personalidad de Allan Stewart Konisberg, su verdadero nombre, es la de ser creativo. Desde bien pequeño descubrió que la mejor manera de tratar sus fobias y manías, obesiones y pulsiones era trasladándolas a un cuaderno, como si el acto de escribir se convirtiese en una especie de catarsis, que permitiera al sujeto mantener un equilibrio al expulsar fuera todo lo demás. Cuaderno o máquina de escribir Olympia, una antigua de las de carrete, que aún utiliza para dar forma a los guiones de cualquiera de sus comedias ligeras, esas que estrena casi a pelicula por año, y que cuentan con la producción de su hermana.

 A propósito de nada, (Alianza Editorial), es un intento de confesión íntima, sin dobleces, y a fe que lo consigue. Con sencillez y naturalidad, Allen repasa toda su carrera, destacando lo que más le ha gustado de cada uno de sus trabajos, o los actores con los que ha podido trabajar, en donde deja su particular impronta de creador confuso y nada disciplinado. Amante de los grandes del cine italiano, (Fellini, De Sica o Antonioni), contruye sus historias para el celuloide dejando mucho campo a la improvisación, al instinto, y al trabajo de reconstrucción en la sala de montaje, donde siempre acompaña a su montador para repasar lo rodado, la mayor parte de las veces a toma única.

 Imprescindible para cinéfilos y para amantes de Nueva York, ( dan ganas de tener un ático en la Quinta avenida), desgraciadamente el escabroso episodio resultante de su extraña relación con Mia Farrow, ocupará una buena parte de las páginas de esta autobiografía en un intento autoexculpatorio que le conceda el indulto a los ojos de su país, que a día de hoy, no exhibe ninguna de sus cintas más recientes como castigo al feo y oscuro episodio de los posibles abusos a una de las hijas adoptadas de Mia, Dylan. El más enquistado puritanismo de la sociedad estadounidense, que tampoco le perdona que se casase con otra de las hijastras de ésta, Soon-Yi, treinta años más joven que él, ha ejercido de juez implacable condenándole al castigo de la indiferencia, pese a que ningún tribunal ha encontrado pruebas fehacientes de los abusos en cuestión.

 Plan inmejorable pues, leer estas memorias de un grande de la filmografía, en puertas del estreno de su último trabajo, Rifkin´s Festival, rodada en España con un elenco de actores en su mayoría europeos, que no hacen ascos a la idea de trabajar con Allen, tal y con ocurre en estos momentos en EE.UU. 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

lunes, 7 de septiembre de 2020

Emociones

 Es quizá una de las cosas que más admiro en una persona. Tener esa capacidad de autocontrol, de no perder la compostura en situaciones de tensión, de saber estar pese a estar sometido a una presión alta. De no dar la nota ni montar un numerito. Conseguir que el raciocinio sujete a la pulsión.

 He leido con sorpresa cómo Carreño ha eliminado a Djokovic en el US Open de tenis, y no porque se haya marcado un partido de órdago, o porque haya llevado al límite al tenista serbio. Una sanción que conlleva la descalificación, ha dado el pase al tenista asturiano, que en ninguno de sus sueños imaginó que pudiera eliminar así al número uno del ranking ATP.

 Quizá es algo que le venga muy bien a este tenista, de temperamento fuerte, que no sabe gestionar sus frustraciones en la pista. Unas cuantas son las raquetas que ha roto golpeándolas contra el suelo. El pelotazo involuntario que ha dado a una juez de linea, al golpear a una bola a una altura y fuerza inapropiadas, hacia atrás y sin mirar, puede ser el detonante que marque un cambio de línea en su actitud en pista. Y es que no vale con ser el número uno deportivamente hablando, tambien hay que saber serlo en todo lo demás. Y no solo por ser un espejo en el que se mira mucha gente, muchos niños que le admiran como deportista. Se trata de ser número uno en el fondo y en las formas.

 Es y será sin duda un punto de inflexión en la carrera de un profesional que tiene mucha cuerda que dar y mucho tenis que ofrecer. Un error que le hará crecer internamente, ser todavía mejor jugador de lo que ya es. Como dice mi padre siempre, hasta el mejor escribano echa alguna vez un borrón.


 

 

  

viernes, 4 de septiembre de 2020

La higuera

 Es un árbol de frontera. De tamaño aún menudo, pero destacable, forma parte de la zona de acceso de los portones en fila en donde está mi casa. En realidad es propiedad del trescientos catorce, pero sus ramas y hojas invaden con generosidad parte de la fachada de mi bloque.

 Seguro que alguien experto en plantas y botánica sabría decirnos cuántos años tiene. Yo la veo a diario desde hace doce años, y observo con paciencia como poco a poco gana en envergadura su tronco, ya que sus extremidades no paran de ser cada vez más largas y frondosas. 

 Estos días, cuando ya el verano otoñea, es un carnaval permanente. a sus generosas hojas verdes, acompañan unos higos hermosos, de los que dan buena cuenta la fauna autóctona: palomas, urracas, gorriones y cotorras argentinas pululan por sus ramas, dando buena cuenta de sus frutos, banquete al que son invitados hormigas y otros insectos, con los restos de cada ingesta que van a parar irremediablemente al suelo.

 Cuando veo a los pajarillos, ( qué le vamos a hacer, no importa el tamaño que tengan, o la especie a la que pertenezcan, para mi todos son pajarillos), ponerse las votas con tan dulce fruto, recuerdo los fines de verano de mi infancia, cuando muchos domingos, después de pasar el día en el campo comiendo tortilla y jugando a la pelota, terminábamos por rematar el día al aire libre cogiendo higos o brevas de algunos árboles que cerca de donde acampabamos había. Los había de todos los colores: blancos, rojos, azul oscuro... y luego unos de color verde, que por ser amargos, no servían para ser devorados como postre. A aquellos se los conocian como higos locos, genial denominación para hacer desistir de su consumo.

 Es muy probable que la higuera de mi casa sea de esta última clase, lo cual evita la tentación humana de rapiña de unos frutos que bien podrían acabar en la mesa de los vecinos. Pero no, este es un banquete, al que sólo sujetos alados y residentes a ras de tierra tienen acceso. Disfruto viéndoles en sus incursiones nada discretas, desde el ventanuco del cuarto de baño donde puedo verlas sin que se aperciban de que estoy, como si estuviese en un puesto de observación en medio de un acuífero, cual ornitólogo.

 Serán solo unas semanas más, las que completen el ciclo de cosecha. En pocas fechas, la higuera volverá a su papel principal, la de ejercer de adorno de entrada, sin más. Pero aún así seguiré observando a mis pajarillos, esos que con sus cotorreos o graznidos me alerten de su presencia, vecinos agradables que tanto aportan y nada molestan.


jueves, 3 de septiembre de 2020

Estampa familiar

 Me asomo por la ventana cuando escucho ruidos de jolgorio de risas y abrazos. Son tan escandalosos que miro a otras ventanas y observo que no soy el único al que las muestras de afecto callejeras han despertado la curiosidad. 

 Es mi vecino del portal del al lado, que saluda efusivamente a su hija mayor, a la que hacía mucho tiempo que no veiamos por el vecindario. Viene acompañada de otro chico muy joven, seguramente su marido, y de dos niños muy pequeños, en los que el abuelo se entretiene dándoles besos y abrazos.

 A diferencia de lo que haríamos muchos otros, pasado el trámite del primer momento del encuentro, no suben a la casa para continuar la reunión; se acercan al poyete que hay cerca del aparcamiento de coches y allí continúan la reunión familiar, en la que las risas y gritos infantiles no faltan por un buen rato. 

 Como buena familia que son gitana, la calle es su feudo. Parece como si les quemara encerrarse entre las cuatro paredes de un salón en donde seguramente otra familia continuaría con el reencuentro familiar.

 Observo atentamente a la muchacha. Apenas si tendrá los veinte. Y con tan corta edad ya tiene dos hijos. No hace aún mucho cuando vino el crío que seguramente es padre de los dos niños a montar un escándalo en la calle, gritando los cuatro vientos que quería hablar con el padre, porque estaba enamorado de la hija. Después de pasado un tiempo, y con los palcos en que se habían convertido nuestras ventanas observando el ritual de pedida de mano, apareció el patriarca con su bastón adornado con tiras de cuero, símbolo de poder, de liderazgo del clan, de edad a la que se debe completa sumisión y respeto. En un par de pasos cruzó la calle y se acercó al muchacho al que tan solo le dijo:

 - Dile a tu abuelo que venga.

 Con las mismas volvío sobre sus pasos y entró de nuevo en el portal. Y el chiquillo se metió en un coche y se marchó de allí. El espectáculo había terminado.

 La segunda parte de la escenografía vino pues, ayer. Con la visita a los suegros en compañía de los nietos. Como es menester, madre e hija pronto se separaron a un lado y se pusieron a hablar de sus menesteres, mientras suegro y yerno se acercaban al bar de al lado a tomar una cerveza. Entre medias los dos pequeños jugaban con la tía, la otra hija que aún no ha pasado por esa fase.

 Pese a la bondad de la escena, en el fondo sentía pena al ver a aquellas dos criaturas jugando en medio de los adultos. Seguramente será mi conciencia paya, que por más que lo intente, seguirá sin entender ciertas costumbres gitanas. Eterno choque cultural que no debe restar ni un ápice de tolerancia y respeto hacia lo que hacen y piensan los demás.

 

 

 

 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Mas es menos

 Suele ser un hecho constatable que los discípulos superen a sus maestros y adquieran más notoriedad y reconocimiento gracias al hecho de que tienen más talento. Ni que decir tiene,  no siempre el talento lleva al éxito, ni se consigue reconocimiento por tener grandes méritos. Siempre hay en el aire una serie de factores y elementos que inclinan la balanza a un lado u otro, eso que Maquivelo definía como fortuna.

 En el caso que se comenta hoy aquí una vez más el aprendiz ha superado a su maestro, más torpezas de este que por méritos de su pupilo. En las recientes memorias publicadas  del ex president Puigdemont, éste comenzaba el libro comentando el proceso que le había llevado al Palau de la Generalitat desde la sede del Consistorio de Girona. Una llamada imprevista, una elección a dedo por encima de otros pesos pesados del partido y con mayor cualificación, al menos a priori, lo que Artur Mas buscaba era esencialmente la radicalidad en su delfín, alguien entregado  sin ambages a la causa, que de ese modo diera la réplica al predicador Junqueras, cuya forma de hacer política, emocional y sentimentaloide tanto ha calado en el electorado más catalanista. Equilibrada asi la balanza con dos perfiles parejos en el fondo aunque no en las formas, Mas el instigador aspiraba a manejar los hilos del pulso al Estado en la sombra, toda vez que las CUP le cerraron las puertas de hacerlo desde la misma presidencia.

 Pero he aquí que el discípulo como le ocurrió al Doctor Frankenstein con su creación, tomó conciencia de su existencia, peculiar y diferente a la del resto, y acabó interiorizando su papel de líder temporal pero necesario e imprescindible en la consecución del objetivo de la desconexión; ni las previsibles consecuencias penales, ni el embargo de su patrimonio, ni obligación de vivir en el exilio para evitar la cárcel supondrían un freno en el camino de un Puigdemont iluminado, que ha asumido probablemente gustoso ese papel de líder abnegado, porque con ello cumple con sus delirantes expectativas personales. 

Una vez más el discípulo supera al maestro, que convencido de poder manejar a aquel desde la trastienda, ha visto como éste le ha superado, postergándole a un denigrante segundo plano, cuya escenificación última viene señalada con la disputa de unas siglas que pueden dar alas al exilado en un nuevo partido y mandar al ostracismo al heredero del pujolismo en los rescoldos de la antigua convergencia.

 Mas el estratega,  es menos, y su visión posibilista y chantajista un vago recuerdo. Quién sabe si desde la isla del PdCAT,  podrá  volver a plantar batalla al objeto de su creación.

 


martes, 1 de septiembre de 2020

Nublado

 Nublado. Siempre invita a la melancolía pero son nubes de respiro. Descanso de un verano intenso, de calor por extenso, más allá de los límites que julio suele marcar. Punto de inflexión tardío que pone el colofón a una canícula sufrida, en estas tres semanas escasas que tiene aún de vida en Septiembre.

 Día nublado que saluda la incorporación masiva que se avecina con el cambio de mes. Material escolar, uniformes y mascarillas, espacio de separación en la oficina. Una vuelta más medida y supervisada que nunca. Nulo margen a una improvisación que enferma. 

 Este año la vuelta al cole es para todos. Todos estamos nuevamente escolarizados, supervisados por unos tutores que nos dicen qué hacer y cuándo hacerlo. El bienestar compromete el albedrío. No todo el mundo lo lleva bien. Chanzas vespertinas de mal gusto, de un otoño confuso y lleno de incertidumbres. Nunca antes habíamos vivido tan al día.

 El nublado deja paso a una brizna de sol. Es un sol tibio, tímido, carente de energía. Es luz igualmente, luz al fin y al cabo. Esa luz que a veces no se encuentra y que enturbia las entendederas.