Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 28 de febrero de 2014

Mirar a Ucrania

 No son nada halagüeñas las noticias que día tras día llegan desde Kiev; a la espiral de violencia terrible protagonizada días atrás por opositores y partidarios del depuesto Presidente Yanukóvich, cabe sumar ahora los movimientos de tropas que paulatinamente parecen registrarse en determinados puntos sensibles del país como son las instalaciones aeroportuarias civiles militares, que e determinadas ciudades como Sebastopol se andan registrando, enclave vital por encontrarse en ella el grueso del  ejercito rojo del mar negro.

 Ucrania, ex miembro de la desaparecida Unión Soviética es un país divido, territorial y culturalmente hablando. Al menos un cuarenta por ciento de la población maneja como primera lengua el ruso, siendo además el mismo el idioma mayoritario en determinadas regiones, Si a los lazos culturales y afectivos que de eso se deduce, sumamos los intereses económicos y estratégicos que despierta la zona, el resultado es la composición de un coctail cuyas consecuencias lo hacen del todo imprevisible.


 Las noticias que llegan son bastante confusas y los desmentidos por parte de la administración Putin ponen un grado de confusión notorio que puede provocar que se enturbien las aguas hasta el punto de poner en bandeja a determinados grupos de interés la movilización de activos con no se sabe que pretensiones: ¿Grupos terroristas, fuerzas de élite encubiertas rusas? La prudencia invita a esperar noticias antes de poder pronunciarse al respecto, pero baste lo ya acontecido para realizar algunas consideraciones.

 .- Respeto a las reglas democráticas. La convocatoria de elecciones a las que no se presentará el por ahora desaparecido presidente rusófilo, debe seguir en pie en aras de alcanzar la absoluta pacificación del país.Que el líder del país salga de un proceso riguroso, limpio y abierto a todas las opciones que componen el arco ideológico y parlamentario de una sociedad plural y de amplio espectro.

 .- Comunidad internacional en estado de alerta. Pendiente al milímetro de cuanto suceda e implicada en la estabilización del país Que la intervención de la misma no se limite al envío de delegaciones que supervisen la transparencia de los comicios sin comprometer más ámbitos que redunden en la seguridad de la ciudadanía. Por una vez, para que sirva de precedente, que los organismos internacionales e intergubernamentales pongan todo de su parte par evitar situación como la de Siria, cuyo lento conflicto civil de escaramuzas esta costando un numero tremendo de vidas humanas y de desplazados.

.- Posición de Rusia. Es la clave de todo en el panorama ucraniano. Con la experiencia de otros conflictos en donde Rusia ha divido a sus vecinos ( el caso de Georgia es quizá el más claro), la intervención de Rusia en el país vecino debe limitarse a respetar la soberanía de sus vecinos y hacer por que en este se respeten los derechos de las minorías de habla rusa. Solo de ese modo las aguas volverán a encauzarse permitiendo a la región mantener su estado de equilibrio.

 Es vital que unos no miren para otro lado, y otros no miren en exceso hacia dentro. El tiempo nos dirá que sucede.

viernes, 21 de febrero de 2014

Homenaje a Cataluña

 Siempre que me acerco a la FNAC de Callao en Madrid, lo hago con la intención de ir a tiro hecho,con la idea de adquirir algún libro que necesite o en el que tenga interés, y con las mismas salir corriendo para evitar dar un sablazo a mi siempre maltrecha economía. Y aunque hay veces que lo consigo, he llegado a salir del establecimiento alguna vez sin comprar nada, casi un milagro,  lo normal es que traiga debajo del brazo algún ejemplar con el que no contaba.

 En esta ocasión el libro no buscado y elegido ha sido Homenaje a Cataluña, relato corto en el que George Orwell, cuenta su experiencia como miliciano en la Guerra Civil española.


 Al tratarse de un libro de vivencias personales relativos a un conflicto bélico de profunda carga ideológica, tal y como fue la guerra civil española, uno espera encontrarse una narración en primera persona cruda, llena pasajes donde el dolor y la muerte hagan acto de presencia. En cambio en esta apenas si se trata de ello de soslayo, ocupando un segundísimo plano. Sorprendentemente Orwell, utiliza su escrito, no como encendido alegato político en defensa de las ideas libertarias por las que se alistó, sino como homenaje a un nutrido grupo de personas, de soldados, que a ambos lados de las trincheras combatieron en unas condiciones extraordinariamente precarias. Sin apenas equipamiento de combate, pésimamente abastecidos en lo logístico, y con un más que dudoso adiestramiento militar, centenares de jóvenes procedentes en su mayor parte de la zona del levante español protagonizaron, casi al límite de lo ridículo uno de los muchos episodios militares librados en el frente aragonés, a las puertas de Huesca en este caso.

 El relato es sencillo, entrañable, por momentos produce incluso la risa al describir al detalle las condiciones en que un puñado de jóvenes muchachos convive en una inmunda trinchera, sometidos al frío del siempre severo invierno aragonés y con apenas a unos cuantos metros de un enemigo que subsiste en unas condiciones igual de limitadas. El relato no evita detalles y pone de manifiesto lo absurdo de un enfrentamiento donde los protagonistas fueron enviados al campo de batalla sin saber muy bien ni a que iban ni en que condiciones podrían hacerlo. Luchar contra el fascismo o contra la Rusia comunista, proclamas bajo las cuales se organizaban las glebas de soldados, apenas si esconden debajo mucho más que el ser simples marionetas de un campo de pruebas en que Europa, divida entre las ideas nazis y las democráticas y con la mirada vigilante del gran oso soviético, decidió convertir el conflicto interno español. Orwell deja constancia de ello insistiendo en la bondad de unas gentes que dejaron su vida por un objetivo que en muchos aspectos no les fue propio si no importado de fuera.

 La segunda parte del libro sale de las trincheras oscenses para trasladar los huesos del ex-soldado del imperio británico a la Barcelona republicana, ciudad que lejos de andar movilizada a raíz de la guerra parece vivir una especie de retiro alegre, ajena a la dureza de la vida de los soldados en el frente, pese a lo que la propaganda política quiso tratar de reflejar. En ella y bajo la tutela del gobierno provisional sito en Valencia, distintos partidos y facciones leales a la República se reparten un pastel de poder e influencias donde el partido comunista poco a poco gana terreno frente a los demás. Necesitados de ir eliminando piezas en el tablero, acaban empujando a la ilegalización del Marxista POUM, al que nuestro autor se alistó, y desde el que quiso partir hacia las Brigadas Internacionales a las que nunca llegó a incorporarse. Perseguido como todos sus correligionarios, y sin estar aun recuperado del balazo que recibió en el cuello de un modo absurdo en el frente, Orwell huye con su esposa a Francia sin apenas haber combatido, y acusado de haber servido al enemigo franquista gracias a la confabulación comunista en contra de su partido.

 Una vez más Orwell lanza duras andanas no contra el enemigo previsible sino contra el aliado desleal, denunciando la sonrojante manipulación y el tremendo control que el comunismo pretendió desde el inicio con sus maniobras de asedio y purga de aquellos que considerara sus enemigos, especialmente dentro de sus filas o entre sus aliados. Al igual que hiciera en otras obras célebres como Rebelión en la Granja o 1984, el autor critica sevéramente el autoritarismo soviético en todas sus variantes y manifestaciones nacionales, para nada alejado de aquellas prácticas que supuestamente quiso combatir.

 He aquí un buen libro para acercarse a un periodo de historia, desde una perspectiva sencilla y humana, pero con todo el transfondo político y estratégico de una Europa de finales de los años treinta; todo ello sazonado con la pluma magistral y la prosa llena de matices del inigualable Orwell.
 

viernes, 14 de febrero de 2014

Valor de la vida

 Y el ministro del ramo, el de interior  para más señas, compareció a petición propia, después del run run constante del que venían haciéndose eco los medios y las sucesivas peticiones que algunas organizaciones políticas fuera del hemiciclo pretendían desde hace algún tiempo, el poco que ha transcurrido desde que un triste día, un grupo de emigrantes subsaharianos intentó entrar en aguas territoriales españolas a través de la Playa del Tarajal, en el término municipal de Ceuta.

 La película de los hechos es una cinta de terror en toda regla: dieciséis fallecidos y un número que las distintas fuentes no atinan a concretar, de desaparecidos. Todos ellos víctimas en un nuevo intento de entrar en territorio español a través de la siempre porosa frontera del norte de África. En el intento de alcanzar las costas, los agentes encargados de custodiar el litoral hicieron frente a la acometida con las convenientes advertencias y posterior intervención, cifrada ayer por el ministro, en el disparo de bolas de goma, cartuchos de fogueo intimidadores y botes de humo. La conclusión del altercado lejos de alcanzar efectos satisfactorios deja en la frontera una estela de muerte y desolación, cuya justificación por parte del titular de interior parece, cuando menos apurada.

 Podríamos entrar en valoraciones sobre si la intervención fue justa y proporcionada a los hechos o no; sobre si se socorrió adecuadamente a quienes se vieron inmersos en ella; sobre si se prestó socorro o no a los inmigrantes en función del palmo de litoral en que se encontrase, ya fuera marroquí o español, sobre si trató correctamente a cuantos consiguieron sobrevivir a la andanada y fueron puestos en circulación al otro lado de la frontera sin que se les aplicara el protocolo de expulsión, cuyas distintas etapas lo convierten en una tarea farragosa y burocrática... Un sin fin de interrogantes quedan y quedarán en el alero al carecer el hecho de una necesaria investigación independiente que este gobierno no va a ordenar ni tolerar.

 ¿Dimisión del ministro? Debería, aunque solo fuese por respeto a su inferior jerárquico y al cuerpo al que este representa, a quienes desautorizó al ofrecer ante la comisión parlamentaria unas explicaciones que distaban mucho de las que se habían dado en fechas anteriores;  Muy lejos en fin de una acción que apenas si consiguió los fines que se perseguían: contener a los que pretendían entrar, cuya determinación tal vez vino precedida por la creencia de que las fuerzas de seguridad tendrían que acogerles por la fuerza en vez de repelerlos, al encontrarse en medio de un entorno siempre hostil como es el agua. Es una muesca más que añadir a la de este dirigente que parece más preocupado por las cosas divinas que terrenales. Quizá anduviese mejor en otros menesteres, alejados de la función pública, a la que dedica gestos poco efectivos acompañados de una verborrea mística que por momentos raya en lo absurdo.

 Aún con todo, y pese a la gravedad de los hechos, los acontecimientos acaecidos en las costas de Ceuta merecen una reflexión de mayor calado. ¿Por qué los países ricos cierran a cal y canto sus fronteras aún a sabiendas de que es una cuestión casi imposible? Queramos o no queramos, miremos o no miremos a otro lado, hay un mundo de segunda división donde cuestiones tan básicas como tener medios suficientes para poder subsistir y un puñado de servicios básicos están no ya en entre dicho si no que, ni siquiera existen.

 La necesidad de alcanzar una vida mejor será siempre una fuerza incontenible que ningún sistema de protección impedirá que se consume. La dureza en los controles y la pretensión de evitar las llegadas será caldo de cultivo para que mafias, oportunistas y toda suerte de personajes sin escrúpulos, habiliten medios, escasamente seguros para trasladar a unos sujetos que victimas de la desesperación en muchos casos no dudarán en poner en peligro su vida y la de los que les rodean, sin importar el sexo o la edad. Y tal vez con el tiempo se acaben asumiendo los riesgos aun a costa de que el precio que se pague sea demasiado alto. Bien valdrá la muerte su una vez fallecido a uno le conceden la nacionalidad de un país europeo y por extensión los derechos de la misma a titulo póstumo tienen algún efecto en parientes directos.

 Hay que cambiar la orientación de algunos temas, atacando de raíz a la pobreza y miseria allí donde campan a sus anchas. Tal vez así siendo más proactivos, podamos eliminar situaciones dantescas como esta, eliminando el problema en origen y no en destino. Suena a palabras bien intencionadas pero vacuas, pero nada más lejos de la realidad. Y para ello se necesita concienciación a todos los niveles; a pie de calle a nivel de ciudadanos y a nivel gubernamental en las altas esferas. Solo así podrá ponerse remiendo a un mal que ahora es endémico, pero solo porque nos empecinamos en que así sea. Basta ya de mirar para otro lado y de autoconsolarse con miradas lastimeras de un minuto, para luego dirigir la atención a otro lado y seguir con la rutina como si nada.

 Valores y compromisos, vuelta al compromiso de reciprocidad en lo social, tal y como lo defendiera Mauss; en ellos radica la esencia del cambio. Mientras eso no ocurra el valor de la vida y de la dignidad humana  quedara  relegado al de un simple papel mojado.