Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 25 de julio de 2014

Indiferencia y sangre

Hoy mi pequeña entrada es más que una reflexión un pequeño homenaje. Utilizo estas lineas para mostrar mi más encendido apoyo a las víctimas de la barbarie belicista sionista, que está llevándose por delante vidas inocentes en una campaña militar injustificada y repulsiva, por las consecuencias que en modo de sangre y muerte está provocando un día sí y otro también.

 Véase que recalco el término sionistas, cuando me refiero a quienes han empleado como subterfugio el vil asesinato de tres jóvenes estudiantes hebreos para amparar tan atroz campaña bélica, dejando un reguero de muerte y destrucción allá por donde pasan. Sionistas y no judíos, porque son aquellos y no estos los que emplean el histórico sufrimiento de un pueblo para justificarse en sus acciones desproporcionadas, que como simple gesto de fuerza y poder trasluce a las claras cual es el único objetivo que persiguen los mismos, y que no es otro que perpetuarse en el poder del estado de la Estrella de David.

 Llegará el día en que aquel país sea liderado por gentes moderadas, gentes que suelten lastre y liberen a la administración judía de cargos y lideres que en su mayor parte han ocupado altos mandos del ejercito. Llegará el día en que Israel, sea un estado dirigido por civiles libres de toda sospecha de un pasado, que demasiado a menudo se emplea como justificación para masacrar vilmente a un pueblo como el palestino, que ya bastante tiene con aguantar la radicalidad de parte de sus lideres y la falta de apoyos por parte de aquellos que dicen ser sus hermanos. La indiferencia es, con mucho, la principal moneda de cambio que se maneja en Gaza y Cisjordania, indiferencia que deja a familias enteras en manos de un destino que solo las armas dictaminan.

 No conseguiréis que vilipendiemos ni dejemos de sentir afecto por un pueblo como el hebreo, a quienes recientemente hemos reconocido y homenajeado otorgando a los descendientes de Sefarad la nacionalidad española. Por cultural, por tradición, por cariño a resultas del espantoso sufrimiento acaecido en la II Guerra Mundial. Son muchas las razones para sentir ese afecto y respeto por Israel. Pero lo cortés, no quita lo valiente: Malamente elige un pueblo cuando consiente que entre sus dirigentes se cuelen elementos cuya razón de estado considera necesaria la crueldad desmedida, alzada así como argumento político.Que tanta sangre demarrada no caiga en balde, y permita reaccionar a una ciudadanía que debe elegir otros lideres con idearios y argumentos diferentes a estos.

 Si despreciable es la violencia de Hamás y la respuesta sionista con sus matanzas, más aún lo es, si cabe, el silencio cómplice de la comunidad internacional, que sigue alejada en su particular atalaya observando desde la distancia como quien se siente ajeno a lo que acontece. Primero fue en Libia; continuó la indiferencia en Siria, y hoy día se mantiene esta incólume ante las acometidas del ejército israelí.  Que pese sobre nuestras conciencias la absoluta apatía y falta de interés por tratar de interceder en una zona del mundo que es un polvorín desde que uno tiene uso de razón, y que seguirá siéndolo, porque la guerra es un negocio que a los países ricos nos viene muy bien, aunque siempre pase desapercibida por razones de estética. Cuánta hipocresía. Cuanto mas civilizados nos creemos, mayor se hace nuestro grado de miseria.

jueves, 17 de julio de 2014

Efecto Podemos

 Andan revueltas las izquierdas de un tiempo a esta parte. Llevan haciéndolo desde hace tiempo, tanto en el contexto internacional como en el terreno doméstico, donde es raro no encontrar algún tipo de noticia o reacción que muestre el estado de continua agitación que viven las formaciones políticas que anidan a este lado del arco ideológico.

 Cuesta reconocerlo, pero es un hecho incontestable la superioridad ideológica que los preceptos de corte liberal mantienen en el contexto político y económico, en todos los órdenes y a todos los niveles. La realidad de los mercados es la que marca la pauta a seguir generando todo una pléyade de cuestiones que alimentan un debate político que nada a merced de las directrices que marcan los intereses de los más poderosos. Las fuerzas políticas liberal conservadoras, se mueven cómodas en ese ámbito y así lo hacen ver dominando los gobiernos de instituciones nacionales e intergubernamentales. A lo sumo andan pendientes de mirar por el rabillo del ojo los movientos que a su derecha, grupos populistas y demagogos efectúan, aprovechando la coyuntura de precariedad y desencanto.

 En medio de este arenal, ¿ Qué tiene que ofrecer la izquierda?, ¿ Cuáles son sus propuestas?, Hasta la fecha, han sufrido un curioso estado de mutación acaecido por razón de la mas que notoria crisis de la social democracia clásica, incapaz de hacer viables económicamente los sistemas que han creado y dado vida al estado de bienestar. La falta de recursos para poder mantener servicios como la sanidad o educación universales, parecen haber colapsado los laboratorios de ideas de las formaciones progresistas que andan en un estado permamente de parálisis fruto de la encrucijada en la que se encuentran. ¿ Cómo hacer frente al problema sin tratar de cambiar el sistema de economía de mercado, cada vez menos intervenido y más globalizado?

 En río revuelto, ganancia de pescadores, suele decirse para poner de manifiesto cómo algunos avezados son capaces de sacar tajada o en este caso de obtener rédito político, gracias al inmovilismo que manifiestan las fuerzas clásicas. Ante una clientela cada vez más harta, que se siente poco o nada representada con los partidos hegemónicos hasta la fecha,  algunos han conseguido hacerse un pequeño hueco, sin que eso pueda ser catalogado como una simple anécdota o novedad curiosa, ya que tiene visos de agrandarse y asentarse en el tiempo. Y es que a estas alturas de la película, cabe ya hablarse del efecto Podemos.

 Efecto podemos que trae de quicio a las derechas, que temen que su discurso cercano y directo, lleno de gestos que demanda la población ( bajarse sueldos, por ejemplo), acabe por quitarles votos incluso entre sus huestes. El partido en el gobierno se siente mucho más cómodo vertebrando su debate de confrontación política antes un enemigo conocido como el PSOE que frente a esta nueva organización low cost. Y es que el proceso de renovación que vive el partido de la calle Ferraz no solo afecta a los adláteres de la rosa y el puño. Si el anquilosamiento manifestado hasta ahora perdurase en el tiempo, obligaría a cambiar el juego de estrategias tal y como venia perfilado, gracias a este sistema bipartidista de alternancia cada cierto tiempo en que ha acabado constituyéndose la democracia representativa en España, desde que se articuló hace más de treinta y cinco años.

 Pero el efecto Podemos no solo anda pasando la escoba entre los grandes. Su alma gemela, ideológicamente hablando, Izquierda Unida, vive aún sumida en un clima de desconcierto a raíz de la suma de ese millón doscientos mil votos alcanzado en las elecciones europeas por el profesor de Ciencias Políticas. Votos arrancados en su mayor parte a votantes tradicionales de izquierdas, cada vez más alejados del discurso socialista y de otras opciones del elenco izquierdista entre las que destacaba hasta entonces la marca que engloba entre otras al Partido Comunista de España. Tras un primer momento de aturdimiento y perplejidad, tal y como pudo verse en las caras de los gestores de la organización al valorar los resultados de los últimos comicios, se ha pasado a un paulatino proceso de desplazamiento a posiciones próximas a la organización que maneja desde la trastienda Juan Carlos Monedero, con el objeto de alcanzar puntos de unión que permitan canalizar todo ese potencial electoral en próximas convocatorias. El paso más significativo viene con el encumbramiento de la figura de Alberto Garzón, que hasta la llega de Pablo Iglesias ejercía con éxito la labor de azote de las políticas neoliberales dentro de una organización que no se ha preocupado por vertebrar ideas nuevas o movilizar a sus bases con el objeto de atraer nuevos electores. La postura cómoda de esperar el desgaste de los que gobiernan con complicidad a los dictados economicistas que marca Bruselas, le ha jugado una mala pasada al equipo de Cayo Lara, cuyo liderazgo, ha quedado rebajado a causa de las nuevas circunstancias. Es cuestión de tiempo que desaparezca de la órbita del partido. El discurso clasista anquilosado en preceptos marxistas, esta pasado de rosca. No es ese el lenguaje que demanda una ciudadanía que busca justicia social en unos tiempos donde la lucha de clases y el movimiento obrero parecen antiguallas de otro tiempo. En la era de las nuevas tecnologías hablar de lucha contra el capital con un smartphone en la mano suena a paradoja espacio temporal de película de ciencia ficción. Es ahí donde reside la magia y encanto del efecto podemos. El haber sido capaces de modernizar las reivindicaciones del sector más bajo de la sociedad, sin emplear lenguajes trasnochados ni categorías excluyentes. Han conseguido identificar a sectores de lo mas variopinto, que tienen en común sufrir la situación delicada que vive el país, sin tener en cuenta la extracción social o el poder adquisitivo de cada cual. Se esta creando una nueva conciencia de pertenencia a un colectivo que busca superar las barreras de clase tal y como se habían configurado hasta ahora. Solo así se explica que un ex empleado de banca o un barrendero sientan simpatías por una misma organización como Podemos. 

 Estamos ante un fenómeno sociológico de nuevo cuño que merecerá análisis pormenorizados en el ámbito académico. Los enemigos de la casta ya están aquí y  han venido para quedarse. Apasionante se presenta el futuro inmediato en seno de la izquierda. El debate de ideas y propuestas está en marcha. Al fín.

miércoles, 16 de julio de 2014

Hora de hacer política

Aunque estamos aún a comienzos de un verano, que este año parecía resistirse en mostrar los rigores del calor, tal y como suele suceder en pleno mes de julio, el calendario, inexorablemente, va dejando caer hojas que van acercándonos a la fecha del nueve de noviembre, día en que está previsto se convoque a los ciudadanos de Cataluña para opinar en un referéndum que a través de la ya famosa doble pregunta, lanzará un órdago al estado al poner en cuestión la conveniencia o no de la continuidad de aquel territorio en el seno del Estado.

 Durante los últimos meses hemos sido testigos de las diferentes muestras de poder que el bloque soberanista ha ido manifestado por todos los medios y vías posibles. A la vía oficial, lanzada desde la Generalitat a través de Diplocat, con sus ya conocidas misivas enviadas a todos los jefes de estado y gobierno más relevantes en el orbe, buscando la comprensión al proceso secesionista abierto, o a las distintas publicaciones que el Consell Assessor per a la Transició Nacional publica cada cierto tiempo, en lo que es sin duda una batalla propagandística que ayude a contrarrestar las posibles consecuencias negativas que desde el gobierno central se insiste en propagar como resultas de una emancipación unilateral, que dejaría fuera de la Unión Europea y de su moneda, el euro, se han sumado otras más efectistas o visuales, como la famosa cadena humana que unió de norte a sur todo el territorio autonómico desde la frontera pirenaica con Francia, hasta los límites de la provincia de Castellón, donde llegó a adentrarse como muestra reivindicativa del catalán en aquella comunidad vecina y hermana.

 Las elecciones europeas, celebradas hace apenas dos meses, permitieron a Esquerra Republicana, vencer por primera vez en la historia en unas elecciones celebradas en territorio catalán. Supusieron el último órdago lanzado por los independentistas, a través de sus siglas más comprometidas con el proceso, cuya capacidad de movilización ha quedado sobremanera representada a lo largo de estos meses, desde que se iniciara la lenta y larga trayectoria de asentar un camino que conduzca a la segregación.

 Ante tal cúmulo de reacciones, durante todo este tiempo apenas si hemos visto gestos desde el otro bando; por no tener no tenemos si quiera medio de definirles o llamarles, como en su día se hizo en Euskadi al denominar a PSOE Y PP como integrantes del bloque constitucionalista. En Cataluña, los contrarios a la independencia no están constituidos como grupo, apenas si hacen gestos o manifestaciones que hagan valer su fuerza y no responden a ninguna orientación o camino a seguir. Apenas si Ciutatans, ha respondido a las andanadas, cuya fuerza en los grandes municipios catalanes crece a marchas agigantadas a costa de unos grandes partidos, más pendientes de recuperar su credibilidad fruto de los casos de corrupción. Pero desde hace algunas semanas eso parece estar cambiando. Por un lado se ha constituido la denominada Societat Civil Catalana, asociación que cada vez está ganando más protagonismo en los medios, y que tiene por objeto alertar a los ciudadanos de las graves consecuencias que podrían derivarse del seguimiento del proceso independentista. Hay quien opina que ese han movilizado tarde, pero en cualquier caso, son la respuesta, fuera de la lógica de las fuerzas electorales que concursan a las urnas, a las propuestas que desde la otra trinchera lanzan con denuedo con su alter ego, la Assemblea Nacional Catalana, claramente manejada por ERC desde la trastienda.

 Llegados a este punto entramos en una nueva y compleja etapa. Está viene jalonada inevitablemente por la reunión que algún día ambos lideres de esta contienda, ( Rajoy y Mas), deberán protagonizar en aras de alcanzar algún tipo de acuerdo o acercamiento de planteamientos, que desbloquee una situación que tiene visos de provocar una fractura social en toda regla. Las posturas, más que enfrentadas, están sumamente llevadas al extremo, entre quienes apuestas por continuar hacia delante, obviando que no hay un problema en aquella Comunidad, y aquellos otros, que movidos por la ansiedad, no ven freno alguno a tomar decisiones al margen del orden constitucional del Estado, obviando incluso, las posibles repercusiones económicas que la independencia podría traer a la economía catalana. En este punto, un grupo de intelectuales, entre quienes destacan Vargas Llosa o Albert Boadella, han apelado al Estado a no negociar nada con aquellos que no respetan lo establecido, denunciando la actitud a la defensiva, de un gobierno que lejos de tomar la iniciativa parece solo limitarse a esperar a que escampe. Frente a las posturas claramente equidistantes, otro nuevo grupo, ha hecho valer su opinión a a través de otro manifiesto, este dirigido por miembros del mundo académico como Angel Gabilondo o Fernando Vallespín, que vuelven a incidir en la vía federalista que con ahinco defiende el PSOE.

 Es una guerra total de manifiestos, pero se trata de una guerra librada en el bando de los que quieren que el Estado no se desmiembre. Ambas son manifestaciones del movimiento que a este lado del conflicto se esta llevando a cabo por quienes han dado el silencio como respuesta a las iniciativas que la bancada soberanista. El debate comienza ahora y la pugna para conseguir el mayor grado de influencia para cuando llegue el momento decisivo, el de tomar decisiones.

 ¿ Se celebrará el referéndum?, Parece difícil mojarse a día de hoy. Lo normal es que así ocurra, aunque solo se ampare en la Ley de Consultas que en estos días está ya tramitando el Parlament y que seguramente será recurrida ante el Tribunal Constitucional. Aunque sea a nivel simbólico, las urnas de cartón a dos euros la pieza, confeccionadas por presos de las cárceles catalanas, serán ubicadas en donde las fuerzas de orden público así lo permitan, con afluencia de público que será variable según el estado de ánimo del momento. Será el punto y final de esta etapa de un camino que no va a concluir el nueve de noviembre. Es la hora de hacer política con mayúsculas para encauzar un proceso que no solo debe valorar las opciones de mantener a Cataluña en territorio patrio, sino que debe servir de arranque para un nuevo proceso constituyente que vertebre las reformas necesarias que el conjunto del país necesita para recuperar la confianza. El modelo del setenta y ocho necesita mejoras que vayan mas allá de un simple lavado de cara. Actualizarse para atender a las necesidades de una población que necesita respuestas en un momento en que el mundo no es igual a como era hace treinta años.