David contra Goliat. Lucha desigual que no siempre acaba como la fábula bíblica. El pez grande sucumbió durante muchos minutos ante el pez chico, que al final agonizó pese a lanzar su piedra con honda y acertar de pleno en la frente del gigante, atolondrado pero no noqueado, como se vio al final.
Lo de anoche no era más que un simple partido de fútbol, pero deja muchas analogías y enseñazas para aplicar.
Metáfora de vida, donde la lógica se impone, muchas más veces de las que nos gustaría ver y reconocer. Las ensoñaciones tienen las piernas siempre cortas y cuando el guíon cambia, no es más que una simple excepción que confirma la regla.
Soñar, sí, siempre, pero con los pies en el suelo. Dosis de realidad en su justo sentido, aportan tanto equilibrio o más al partido de la vida, con sus vaivenes de ida y vuelta, siempre tan imprevisibles.
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