Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 30 de octubre de 2020

Cañada Real

 La red de energía eléctrica se ha caído saturada por un exceso de demanda en La Cañada Real, algo en aparencia no soprendente en una zona donde son muchos los que se enganchan de manera fraudulenta a la red principal, generando unos sobrecostes de los que no responde nadie, porque no hay contadores, ni titulares de contrato a los que refererirse.

 Pero la empresa suministradora del servicio, ha detectado en las últimas fechas una sobredemanda aún mayor de la ya consabida, y al parecer la razón se debe al aumento de explotaciones de marihuana, cuyas tomas de luz para favorecer el rápido crecimiento de la planta han generado un colapso de un servicio ya de por si irregular. No en vano esta zona pasa por ser el principal supermercado de todo tipo de drogas.

 Los vecinos de la zona, muchos de ellos inquilinos de chabolas cuya salubridad dista de aproximarse a unas condiciones mínimas, en señal de protesta por la carestía de luz, servicio por el que muchos no pagan, han salido a protestar, protagonizando acciones como la de cortar el tráfico en la autopista A3.

 Parece sacado del argumento de un cómic, o de una serie ficción pero es la realidad en la que se vive en la zona más deprimida de la capital de España. Un auténtico gueto, donde las condiciones de convivencia distan de ser las mismas de cualquier otro barrio. Las secuelas del temporal de viento que hace unos días dejaron las calles de la ciudad llenas de ramas  e incluso algún árbol caído, todavía se dejan ver en La Cañada, donde los bomberos y otros servicios municipales aún no han retirado los restos de la ventolera, ni siquiera en los casos donde han caído sobre viviendas o coches.  

Es en toda regla una ciudad sin ley, carente de orden y control, donde la policía sólo accede cuando acuden refuerzos suficientes. Resulta vergonzoso que a estas alturas de la película exista aquí, como en otras grandes ciudades entornos como éste. Ver para creer.

jueves, 29 de octubre de 2020

Fanatismo

 Lo han vuelto hacer. Otro templo cristiano en la no resuelta multicultural Francia ha sufrido el azote del odio y la intransigencia. Un individuo con arma blanca ha agredido con suerte dispar, a un número indeterminado de personas que se encontraban en ese momento en el interior de la Basílica de Notre Dame, ubicada en el centro de la castigada por el terrorismo Niza.

 Con apenas unos días pasados desde que se oficiaran los funerales por el profesor Samuel Paty, tristemente condenado y decapitado por enseñar las famosas caricaturas de Mahoma que condenaron a Charlie Hebdo, al horror y a la muerte, en una clase de una asignatura denominada instrucción cívica. Qué paradoja.

 El rechazo de la sociedad francesa, frontal contra este tipo de acciones ejecutadas por personas enfermas de odio, incapaces de entender que una opinión por lesiva que pueda sentirse, no es óbice para asesinar a nadie, es extensible a todo el viejo continente. Un rechanzo que es una condena contra personas que pese a vivir en una de las democracias más antiguas del mundo, son incapaces de respetar las ideas ajenas, y lo que es peor, incapaces de entender que en un Estado laico, las obligaciones religiosas no exceden el ámbito del culto, vivido de manera individual o en el seno de sus respectivas comunidades. 

  Hoy toca ser francés, y posicionarse en contra de los que intentan imponer unas ideas medievales de convertir en ley civil los preceptos de una confesión religiosa. Y toca además decirles que no podrán hacer corrosiva su visión teocéntrica de acendrado fanatismo, donde el culto ha de marcarlo todo.  Seguiremos firmes en nuestro compromiso con la racionalidad y la modernidad, esa que hace tiempo separó a la iglesia del estado, aunque algunos no quieran entenderlo.

 

miércoles, 28 de octubre de 2020

Fantasmas públicos

 Así es como los considero. Son públicos porque ocupan puestos que forman parte, nada menos, que del Consejo de Ministros, y por ende, reciben retribuciones acorde con la función que tienen asignada. Pero son fantasmas, que nadie sabe si están, nadie sabe lo que hacen, y tienen cero protagonismo en la tarea cotidiana del gobierno.

  Y es que este es un organismo colegiado que bien podría ahorrarse unas cuantas poltronas, si no fuera porque los titulares no visibles del mismo tienen asignadas tareas como aprobar las partidas presupuestarias que van a parar a los salarios de los funcionarios de sus ministerios, por poner un ejemplo. Son ministros con funciones de segundo nivel, más propias de cargos de inferior calado. Igual este gobierno despachaba sus funciones con un puñado de ministros y unas cuantas direcciones generales. Algo de ahorro en la factura de emolumentos saldría seguro. En otros países a este tipo de funciones con bajo perfil político se les denomina ministros sin cartera. Por algo es.

 Incluyo en esta honorable lista al Ministro de Universidades, al de Ciencia, a la Ministra de Defensa y a la de Igualdad, por mucho speech con el que salga, de cuando en cuando. Ni la más ínfima cuota de protagonismo se ha asignado a cualquiera de esas carteras, con más ínfulas de nombre que de actividades reales.

 La primera experiencia de gobierno de coalición con carteras dividas por cuotas de poder está dando unos resultados muy pobres. La practicidad y eficiencia brillan por su ausencia y con ello la credibilidad de unos cargos y de unos usos que ponen en jaque la ya de por sí depauperada opinión que se tiene de las instituciones.Todavía más.

martes, 27 de octubre de 2020

El traje

  Es una cuestión de imagen.

 La primera vez que recuerdo a un político preocupado por dar una imagen poco sofisticada fue Felipe González. Eran los tiempos del PSOE vencedor, aquel que en apenas un puñado de años había pasado de la clandestinidad a La Moncloa con mayoría absoluta; y aunque no tenían complejos por ponerse traje y corbata, eran muy dados a los mitines descamisados, aquellos en los que los líderes del partido cantaban La Internacional con el puño en alto, vestidos con vaqueros, camisa y cazadora de cuero. Como si de esa manera se manifestase mayor proximidad con el votante más humilde.

 Todo eso me ha venido a la cabeza hoy al observar la comparecencia que Presidente y Vicepresidente del gobierno han hecho para presentar los presupuestos generales para el año próximo. Ritual al que cabía esperar normalmente al titular de la cartera de Economía, y que en esta ocasión, por aquello de que son uns presupuestos especiales, ha recaído en los dos cabezas de serie de este gobierno paralelo y bicéfalo. 

 Sobre el contenido de la comparecencia, tenemos cuerda para muchos días, y otra cosa no habrá en este país, pero analistas y opinadores... crecen y abundan como los champiñones. Así que resulta más interesante opinar sobre la vestimenta del Vicepresidente segundo.

 Que era un traje prestado, parece obvio. Ni la sisa, ni la espalda, ni el cuello... la tradicional tendencia de Iglesias a disertar con su chepa en ristre, inclinándose más hacia delante a  medida que se embalaba en su speech, se acentuaba con el contraste de la camisa clara y el traje azul oscuro. Y con su coleta en ristre, parecía un samurai encorsetado. 

 Hablaba y más hablaba, sobre los que pasan por ser los presupuestos más especiales, aquellos que, por fin, van a sustituir a los eternamente prorrogados últimos de la era Rajoy.  Como es normal ha sacado pecho, aunque una de sus medidas estrella, la de regularizar los precios de los alquileres, se haya procrastinado, de momento hasta comienzos del año que viene. 

 Cuentas sociales que buscarán marcar el futuro. Pero si de algo se hablará, será sobre el traje de Iglesias. Que la ocasión mereciera chaqueta y corbata, ya dará que decir, y desde luego de la percha...correrán ríos de tinta. Y es que la elegancia y el saber vestir siguen siendo una cuestión de clase.

lunes, 26 de octubre de 2020

Sol y sombras

 Hoy salió el sol

qué caro se cotiza

de un tiempo a esta parte.

Tiempo de lluvias y claros

Borroso nítido que deja ver,

pero no perfila del todo.

Suma y sigue

 Otoño con todas las consecuencias

al menos hasta el día ocho.

 Pero es un espejismo

 ochos semanas dicen unos

una baja de maternidad completa,

dicen otros.

 Y mientras,

apegados al centro de salud

vivimos el día a día

pensando más en las sombras,

que en las luces que tanta

falta nos hacen.

 

 

viernes, 23 de octubre de 2020

Confinamiento en la tercera fase

  Primero fue el confinamiento duro, el de los meses de marzo y abril. Casi ocho semanas de apenas salir de casa.  

 Después fue confinamiento perimetral de ciudad, la jaula se ampliaba y se limitaba a los límites del término municipal. Bendito encierro en una cuidad con tantas cosas para hacer como ésta.

 Pasamos a la tercera fase, ahora me confinan en mi zona y barrio, apenas un puñado de calles que circundan el centro de salud que tengo asignado por razones de vecindad. Serán catorce días de aislamiento moderado.

 Fases y más fases. Pasamos de etapa pero no de estado en la pandemia a la que ni el frío ni el calor atenuan. Para animarnos, no se cansan de decirnos que estamos más cerca del final, y del retorno a la normalidad de siempre. Palabras que por ahora son humo y si las lleva el viento.

 A seguir arrimando el hombro, teniéndolo además fácil para hacerlo. Nadie depende de mi, ni comparto mi espacio vital. Lo de no contaminar ni que me contaminen lo tengo pues, más asequible.

 Libros, Netflix y paseos vespertinos. Plan de acción a compaginar con las horas de teletrabajo. Y que continuen pasando las semanas. Resistir y seguir.

 

jueves, 22 de octubre de 2020

Cosas nunca vistas

  Congreso anodino. Trámite de dos días para debatir una moción insulsa en la que parecen no creer ni los que la han convocado. Ni la puesta en escena femenina de los socios morados de gobierno le pone sal o pimienta a unos parlamentos que van por donde todos esperan que vayan. Y de repente, el interpelado, aquel por la que se ha convocado, al fin entran al trapo.

 Esta jugada iba por Casado, que para sorpresa de muchos, ha jugado bien sus cartas. Ocultando el sentido del voto de su partido a la moción, sólo desvelado al final, con una puesta en escena clara y contundente. Ni un solo voto de su bancada se ha ido a la abstención. Hasta las voces discordantes de sus filas han remado en la misma dirección; se mire por donde se mire, golpe de autoridad. Ni Abascal se lo esperaba, al que se veía afectado y que se lo ha tomado como algo personal más que político. Y de repente el bisoño y timorato líder del partido de la gaviota, se ha soltado la melena. Se abre un escenario nuevo, con duelo de gallos en un corral donde solo les conviene que mande uno. La ley D´Hondt no da margen para otra cosa.

 Seguimos viendo cosas nunca vistas, como la de plantear una moción de censura, no al jefe de gobierno, sino al principal líder de la oposición. Y es que esta es una liga que se juega desde hace tiempo en el campo de la derecha, cuya división tridimensional, deja cancha a la izquierda que gobierna sin sobresaltos porque no tiene contrarréplicas.  

 Ahora que se aproxima el día de cambiar de hora, para comenzar el horario de invierno, el PP parece cambiar la suya y su actitud. Es hora de dejar de mirar por el retrovisor por miedo, y de mirar hacia delante para proponer y liderar alternativas ajenas a populismos fáciles. Como bien decía Maquiavelo sin lucha de opuestos, no hay política. El páis lo necesita.



miércoles, 21 de octubre de 2020

1940

 Es el título de una novela del desaparecido Francisco Umbral, novelista fino y sensible y columnista intenso, de pluma afilada, de ese tipo de escritores que no dejan indiferente, ya sea por que despierten admiración o rechazo.

1940 es una novela ambientada en Madrid, en los años más duros y rigurosos de la posguerra, con un país destrozado, aislado, falto de recursos para lo más básico, país en donde campaban a sus anchas cuantos hicieron fortuna por estar adscritos al bando de los vencedores.

 Aquella España, demolida física y moralmente, comenzaba una década muy difícil, imbuída en los sórdidos años de las cartillas de racionamiento y el estraperlo. Fue un año, y los que le sucedieron, donde la consigna sólo respondía a una cosa: sobrevivir.

 De eso hace justo ochenta años, que son los que cuenta el señor Abascal, para establacer un cómputo de base con el que calibrar los merecimientos de la actual administración y gobierno. El peor en ocho décadas. Tan malo le parece, que incluso aquel gobierno que en régimen de provisionalidad, en el alambre y con sólo una cosa en perspectiva, la de intentar reconstruir a toda velocidad, y conseguir que la gente no se muriera de hambre, es digno de tener una mejor cualificación que la actual.

 Cuánta necedad. Aunque no hay peor miseria que la de la ignorancia. Y cuando se campa en terreno así abonado, es fácil apuntarse a diatribas demagogas y populistas, consignas grandilocuentes, que luego cacarearan algunos en las calles, convencidos de la certeza de las soflamas.

 ¿ Es el peor gobierno, o somos la peor sociedad en ochenta años? Aquella al menos tenía la obligación de subsistir, en medio de un régimen de opresión, con los muertos aún calientes, con la única buena perspectiva de ver cómo ya no caían más bombas. Pero nosotros, ¿Cómo es posible que permitamos comportamientos políticos así y encima caigamos en las redes de calienta orejas de este calibre?

Pasarán los años, las décadas, y como dicen los mayores, cambiarán los tiempos pero la docilidad que nos hace tan vulnerables se mantiene intacta, generación tras generación. Más que de Estado fallido, bien convendría hablar de sociedad civil fallida, colectivo acomodaticio, cortoplacista, carente de valores, incapaz de conocer su pasado, feliz en su inmensa ignorancia. Mariano José, no te revuelvas en tu tumba. 


martes, 20 de octubre de 2020

Ventolera

No es la vecina con su reguetón

n la lavadora que centrifuga,

las que mancillan el silencio de salón.

 Hoy es la persiana

la que con insistencia,

golpea una y otra vez sus rodillos

zarandeada por un viento  

contundente, así como intenso.

Ventolera de frente frío

borrasca de otoño.

Ya verás que buena cuenta darán de tí

a poco que se deslicen entre las sábanas,

y tu ulular y agitar de hojas

serán una nana que precipite el sueño,

por vericuetos

quien sabe si irrecordables.

Aires nocturnos

limpian el ambiente como el agua

y barren con sus andanadas

los pensamientos retorcidos,

las pasiones innecesarias,

aunque poco viento parece

para tanta inmundicia sin evacuar

como la que florece ahora.

Mala hierba

con tan poca purga,

que más de borrasca 

quizá le hiciera falta.

Vientos de noche:

dad sosiego 

a todo el que descansa.

 

 


lunes, 19 de octubre de 2020

In memoriam

 Aquella noche nos sacaron a rastras de nuestras habitaciones zulo. Era la primera noche de novatos en el Colegio Mayor, y los pocos veteranos que ya se habían instalado no iban a dejar pasar la oportunidad de echarse unas risas un rato, a costa de los nuevos.

 Con muy buenos modales tocaron a la puerta, me pidieron que me levantase y en pijama me bajaron hasta el hilo. Así es como llamabamos a la zona donde estaban los periódicos, zona llena de butacas entorno a la cantina (Elías Snack bar), lugar habitual de tertulias, partidas de pocha, botellines y cafés.

 Como si nos estuvieran haciendo un interrogatorio policial, con una cuidada parafernalia que incluía una silla en el centro donde se sentaba al novato de turno, rodeado de varios de los viejos inquilinos de la residencia, que por turnos iban haciendo preguntas, por ella fuimos pasando todos y cada uno de los pardillos a los que cazaron aquella noche. A alguno se le veía francamente acongojado, como si de verdad pensase que iban a hacernos alguna clase de perrería. Aquella tan sólo era la primera de unas cuantas trastadas a las que nos sometieron durante un mes, hasta que oficialmente adquirimos la condición de residentes; fuen entonces cuando tuve la primera toma de contacto con un buen puñado de mis compañeros de promoción.

 En aquella hornada del noventa y cuatro, año en que me incorporé al Loyola y aquella noche estaba un chaval desgarbado y alto con gafas de pasta redondas, con una pinta de empollón que tiraba para atrás. Venía de Logroño, y empezaba Derecho en el C.E.U. San Pablo. Se llamaba Bruno.

 Como si de una camada se tratase, aquel primer mes, coincidimos infinidad de veces: en el comedor, en el hilo, saliendo de fiesta con los veteranos... Tiempo más que suficiente para hablar de muchas cosas y de conocernos.  Bruno era un tipo educado, inteligente, con un fondo y formación cultural por encima de la media, y que detrás de su aspecto formal y reservado, escondía a un tipo amable, dicharachero, hablador y extremadamente sociable.

 Durante dos años compartimos estancia en el Colegio, o lo que era lo mismo: mesa y mantel, periódicos y cafés, salidas los jueves con invitación de primeras copas, noches de estudio y tertulias sobre cualquier tema. Cuando compartes duchas y retretres, ( tres de cada uno había por pasillo en unos minúsculos baños), con otras diecisiete personas creas un vínculo que se mantiene intacto aún con el paso de los años.

 Mi estancia en el Loyola duró dos años, hasta que mis intereses personales y académicos me llevaron a terminar la carrera como estudiante Erasmus en Italia. Después de mi partida con muchos de mis compañeros de quinta perdí contacto, o este se fue difuminando hasta reducirse a puntuales quedadas de ex-colegiales. Ley de vida, muchos volvieron a sus lugares de origen, las novias pasaron a ser parejas; trabajo, hijos... Cada cual terminó por seguir su camino.

 Caminos que son más largos para unos que otros. Ayer nos cayó como un mazazo la noticia del fallecimiento de Bruno, a los cuarenta y cinco años. Padecía un cáncer desde hacía tiempo, contra el que luchó infructuosamente y que desconocíamos la mayoría. Tan discreto como siempre, pese a que su físico, su personalidad y su talento le empujaban inevitablemente a destacar y a hacerse notar. Atrás deja viuda y dos hijos, y una carrera diplomática inacabada, en la que sin duda tenía un futuro impresionante.

 A falta de mejores modos de hacerte llegar mi pesar, sirvan estas líneas de recuerdo para darte las gracias por tu amistad y por haberte conocido. Descansa en paz, amigo.

viernes, 16 de octubre de 2020

Camino de salida

 Tarde de domingo,

 pasos perdidos, camino de ninguna parte.

 En Arroyo de la media legua giro a la derecha

 Subida hacia La Elipa bordeando La Almudena.

 Infinidad de veces pasó por delante

 las más de ellas sobre la bicicleta.

 Nunca franqueó los confines del crematorio

 donde las lápidas sobran y sólo se ven de lejos.

 Vínculo con la muerte de tanatorio 

 antes que de cementerio.

 Abrazos reconfortantes,

 pésame en duelos tristes y compugidos.

 Hasta que un día sin significado,

 bordea la puerta

y entra por Portico de O´donnel.

Campo santo 

Mar de tumbas 

Batiburrillo de nombres

Silencio y soledad,

pasos que igual que entran, salen.

Capilla que en obras 

bordea un adios

por un camino principal

que es de salida

mientras dure.



 

jueves, 15 de octubre de 2020

Política

 La guerra, es la continuación de la política por otros medios. Así lo dejó reflejado Claus Von Clausewitz, general prusiano y teórico militar, en su tratado de ocho tomos llamado De la Guerra, donde a parte de analizar tácticas militares y repasar episodios y batallas históricas, también tuvo tiempo para pensar y reflexionar.

 Dicho de otro modo, la guerra es la fase final, el punto de no retorno; allí donde se llega cuando ningún otro intento o artificio consigue el objetivo: conseguir que dos o más partes se pongan de acuerdo, o puedan consentir una convivencia de tolerancia y respeto hacia el otro. 

 Eso otorga a la política un margen amplio, tan grande como se quiera; a fin de cuentas se supone, que la violencia es un estado que se busca vadear siempre que se pueda. Y en politica siempre ha de poderse. Si no, no es política, es otra cosa.

 Desde que Maquiavelo teorizara sobre el arte de la política, esa lucha entre opuestos, queda claro que es necesario aunar voluntad con respeto y diálogo, como elementos esenciales sobre los que construir un acuerdo.  Ese famoso pacto, sobre el que se fundan realidades, gracias al cual se avanza, entendiendo por avance ese acto o momento que permite que muchos se beneficien, y consigan dar un salto hacia delante.

 Son pues varias las premisas que requieren que el que practica la política se dote de ciertas cualidades, que pasen necesariamente por una que es principal, el posibilismo. Dicho de otro modo, nadie que no crea que sea posible conseguir algo, cueste lo que cueste, no debería dedicarse a la política. Sin posibilidades, no hay opciones, sin poner todo lo que haga falta para hacerlas realidad, nada es realizable.

 Volviendo a Clausewiz y a su reflexión, que es un una lección de historia, habría que preguntarse cuántas cosas no habría que hacer para llegar a la guerra, ni en sentido real, ni tampoco figurado, algo que se estila mucho últimamente.

  Política ejercida por políticos pobres, incapaces, por gentes carentes de ideales, de metas y fines y en cambio, llenos de flemas y orgullo; política desarrollada por personajes sin paciencia ni capacidad de diálogo. Cuanto zapatero que no está a sus zapatos campa a sus anchas por hemiciclos, cámaras de representantes y sedes gubernamentales. Y aunque no siempre llegue la sangre al río, el filo se vislumbra mucho más cerca de lo que parece. 

 Estuvo, está y estará siempre en boga, la célebre sentencia del militar del siglo XVIII. La suya es una cavilación que abarca la historia entera de la humanidad y la hace valida para cualquier periodo.




 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Penacho de Moctezuma

La primera dama te reclama.

En misión oficial que ha cruzado el océano para venir a buscarte. Ruta chilanga. Desde el D.F hasta Viena. El Museo etnográfico de la capital austríaca contiene en sus fondos el original, mientras que los mexicanos han de conformarse con una réplica.

 Como las Panateas del Partenón que custodia el British Museum en Londres.

 Como el busto de Nefertiti, que Atesora el Neue Museum en Berlín.

 Y podríamos seguir, así hasta aburrirnos. Para unos son signos del decadente imperialismo de occidente, que atesoró en sus vitrinas infinidad de restos arqueológicos y piezas de valor cultural y artístico incalculables. Simple y puro expolio, del que no solo no se avergüenzan, sino que encima usan como reclamo para sacar tajada.

 En muchos casos son parte de una transación y se adquirieron legalmente. Otras son fruto de saqueo y robo que el tiempo ha tratado de enterrar con el olvido del paso del tiempo. Antes y ahora son siempre elemento reivindicativo, que otorga notoriedad y hace estar en el candelero. Que se lo digan a López Obrador, a quien la historia va a recordar más por su cruzada contra el imperialismo y la historia que por sus éxitos en el México presente.

 Si Moctezuma levantase la cabeza, ¿ Qué opinaria de todo esto?  ¿Prefería que siguiese en Europa, mientras estuviese bien cuidado y fuese expuesto o tal vez, querría volver a casa?  Pero, ¿ Qué casa? A fin de de cuentas el México que conocemos ahora, es continuación del sustrato azteca, del que aquél era su más insigne gobernante.

 Pasado y futuro en permanente estado de cruces y encontronazos. Historia siempre sujeta a manipulaciones y usus interesados. Interpretaciones versus certidumbres. Aleatoria pura. Verdad siempre discutida y discutible. Nunca el pasado deja de condicionarnos. Lo pretérito actual. Vaya oximorón.

 

martes, 13 de octubre de 2020

Banderas

 No, no es una entrada para hablar del actor de cine. Es una simple reflexión sobre las actitudes de la gente en días señalados como el de ayer. El doce de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, fiesta nacional y Día de la Hispanidad. Hispanidad cada vez más española, pues solo los hispanos de este lado del océano parecemos darle importancia a este día. Al otro lado cada vez cuestionan más el encuentro entre dos mundos y bajan a Colón del pedestal de sus estatuas. Revisionismo histórico creciente y militante, que tiene en el presidente de México, Lopez Obrador, a uno de sus más fervientes activistas, empecinado como está en que España pída perdón por los abusos cometidos en La Conquista. Y ya de paso que le pida perdón hasta el papa.

 Vamos que nos han cambiado el sentido de un día en que uno sentía la importancia de hablar español y lo fascinante que era encontrar a gente a tanta distancia que hablase tu misma lengua.  Y para colmo ahora se ha convertido en una especie de guerra de banderas, o de afectos a la insignia, unos porque se quedan cortos y muestran hacia ella desapego por considerarla un símbolo conservador y otros que se pasan de frenada, sacando la bandera en desfiles motorizados con fanfarrias de bocina y aspavientos patriotas excesivos.

 Ni tanto ni tan calvo que diría el otro. Y es que aquí no sabemos lo que es la mesura ni la moderación. En lo que si que somos unos maestros es en la escenificación, en hacer ruido y en exceso como si la bandera fuera la esencia de una identidad y no sólo una parte y representación de ella. O como si degradándola ganases puntos para ser más rojo que nadie. Mucho ruido pero pocas nueces. Discurso hueco, como siempre.

 Otro día de banderas y de trincheras. Y otra vez sensación de vacío, de oportunidad desaprovechada, Otro día de incapacidad de encontrar un lugar de comunión y espacio común. Será que está en nuestra sustancia andar a la gresca entre nosotros. Cristalino.

lunes, 12 de octubre de 2020

Noche en Daganzo.2

 Apenas se oía el aliento al otro lado, durante unos segundos que se hicieron muy largos. Era evidente que estaba calibrando las palabras, como si quisiera medir la imagen que quería mostrar ante mi.

 Por si se escuchó un resoplido, como si fuese una queja, una especie de reproche, el clásico para qué me haces esa pregunta si sabes cuál es la respuesta.

 - Bueno había pensado si a lo mejor te apetecía tomar algún cubata en mi casa. 

 Ahora la pelota estaba en su tejado, claramente. Miró el reloj sin mirar la hora. Un acto reflejo de autoexcusa que bien sabía que en nada podría interferir en sus intenciones. Era viernes, mañana no tenía nada que hacer, y la tentación de poner por fin cara a su partner virtual era muy grande. No quería demorar más su espera, así que sin pensarlo mucho más le dijo:

- Tendrás que decirme por dónde voy. Ya sabes que hay controles de alcoholemía por las noches y no se si habrá incluso ahora más por razón de la pandemia.

 El rubicón al fin se había cruzado. Ese río de márgenes imprecisas que delimitan las citas a ciegas. Porque en realidad de esos se trataba, de una simple y llana cita a ciegas. Nada de lo que se había hablado a lo largo de las semanas anteriores, desde que se conocieron y se dieron los teléfonos en una página de contactos, ahora servía de nada. Como el anuncio de la colonia aquella que olía a pachulí, en las distancias cortas es donde un hombre, se la juega...

- Pilla la A-2 y en la salida dieciocho sales para incorporarte a la M-108. Por ahí seguro que no tienes problema. Y si pasas por alguna gasolinera, tráete Coca-cola, no me queda en casa.

 Puso la ruta con el GPS en su smartphone. En apenas treinta minutos estaría allí. Se dio un repaso por encima, puesto que aún estaba vestido y decidió no cambiarse. Cogió las llaves del coche y antes de salir de casa le dijo.

- De acuerdo, voy para allá. Te voy diciendo cuando esté llegando.

 Colgaron al unísono los dos el teléfono. Apagó las luces. Mientras bajaba las escaleras, se preguntaba si no debía dar marcha atrás y volver. Pero era ya demasiado tarde. Ya estaba dentro del coche. Encendió el motor, puso las luces y metió la primera. Alea Jacta est.


viernes, 9 de octubre de 2020

La vida no sigue igual

 Y nos cerraron el chiringuito, de nuevo. Primero entorno a tu centro a tu salud, luego en el límite municipal; hasta que vino un juez y dijo que de enchironarnos, nada. Hoy el Consejo de ministros nos ha devuelto al encierro: Confinamiento perimetral. Otro palabro más que añadir a otros como cogobernanza. 

 Así que andaremos por el Foro, prestos a cumplir las limitaciones de permanencia. No más de seis en una mesa de bar, sólo entrar en recintos donde nos den el permiso, hasta un cincuenta por ciento de aforo en centros comerciales, un sesenta en locales de hostelería, dos asientos de distancia en cines y teatros, metro y medio como mínimo en las calles. Y salir con la bicicleta, cuanto menos acompañado mejor. Para que luego digan que pecamos de individualistas. Este virus nos está llevando a su más pura esencia. Cuanto más sólo estés, mejor para todos.

 Y nos vamos de puente. Porque por mucho que pidan prudencia, las carreteras, se anegan. Veremos el martes que viene, día trece, que porvenir nos depara esta vida, en la que vivimos mas que al día, a la semana. Quedan dos por delante de confinamiento, seguramente ni un minuto sin que surjan polémicas, mira que nos dan vidilla, y muchos, muchos días de mirar estadísticas, datos, y cruzar los dedos, para que caigan contagios y se contabilicen menos decesos. La curva otra vez, a ver si se aplana.

 No Julito, por más que insistas, la vida no sigue igual...

 

jueves, 8 de octubre de 2020

Prevaricar

 Actuar a sabiendas de que es injusto.

 ¿ Quién no prevarica o no lo ha hecho alguna vez?

 Vox populi,

 Tan arraigado como las gachas

 cree el ladrón,

 que todos son de su condición.

 A vueltas con eso andamos

 especialmente si se refiere a jueces

 y demás funcionarios

 del tercer poder.

 Tan opinable

 como un partido de fútbol

 carne de tertulia de lunes

 o de cualquier día de la semana

 en estos tiempos raros.

¿Dónde está la independencia?

¿ El respeto a las sentencias?

 Se opina si va en mi contra

 No, si corre a mi favor.

 Charanga y pandereta 

 para todo.

 

   

 

miércoles, 7 de octubre de 2020

Nobel de Literatura

  Mañana se falla el Nobel de literatura, ese premio que genera más ruido por su entorno, que por las decisiones que toma. A eso de la una de la tarde, ya sabremos a quien otorga el galardón la Academia sueca.

 Desde que premiaron a Dylan lo sigo con desencanto total, aunque mentiría si dijese que no me hago eco de sus premiados y sus obras. La galardonada en dos mil dieciocho, aunque no se supiese su nombre hasta el año pasado, a cuenta del escándalo sexual que trajo como consecuencia la dilación en la concesión del premio en ese año, la polaca Olga Tokarczuk ha sido todo un descubrimiento. Y es que a veces, a pesar de las presiones políticas y mediáticas, a pesar de los brindis a sol, y de los escarceos con otras artes, que llevan a conceder premios literarios a intérpretes de otras disciplinas, a pesar de todo, la entrega de este premio es un espaldarazo a la industria literaria.

 Sólo cinco autores patrios han recibido el galardón en toda su historia, seis si contamos a Vargas Llosa por su doble nacionalidad. En esta edición suena con fuerza el nombre de Javier Marías, cuya maestría tiene ya fama universal, pese a lo densas que me resultan sus tramas y personajes. Sería una alegría que venciese al eterno postulante a ganador, Haruki Murakami, a quien muy probablemente su condición de vendedor de libros en masa le haga flaco favor en estos certámenes, que hipócritamente buscan la excelencia por encima del predicamento público. Bueno sería que cualquiera de los dos lo recibiese, aunque en el fondo me gustaría que se le otorgara al nonagenario Don de Lillo, que se merece un reconocimiento así por su literatura vanguardista.

 Mañana saldremos de dudas. Y a ver por dónde nos salen esta vez. En unas horas, el veredicto.


martes, 6 de octubre de 2020

Estados de cuenta

 Estados de cuenta

 Estadillos

 Ay del día en que no nos vienes

 y nos dejas huérfanos,

 carentes de fluido

 arterias yermas

 vida sin carga en los bolsillos.

 Carestía mental

 que debilita más que la física.

 Qué fluya

 Eso que ahora está de moda

 que siga fluyendo

 justo cuando menos llega,

 porque no hay de dónde

 y amenaza con ser todavía,

 más magra la corriente.

 De arroyo a simple arroyuelo.

 Cierra,

 asegúrate de que lleguen los cuartos

 no sea que el cuartillo

 deje percentiles sin acusar,

 y ponga la despensa

 en los huesos,

 todavía más.


 

 

 

lunes, 5 de octubre de 2020

Rifkin's Festival

 Bueno, pues ya son dos las películas que llevo de ventaja al público estadounidense, realizadas bajo la dirección de Woody Allen. Dos a la que podríamos sumar sus recientemente publicadas memorias, (A propósito de nada, Ed. Alianza) de las que ya dimos buena cuenta en otra entrada de este blog. Y es que la industria norteamericana de cine, sigue haciendo el vacío al artista neoyorkino, como consecuencia del conflicto familiar que Allen mantiene con Mia Farrow, cuyo último y más oscuro episodio son los presuntos abusos cometidos por él sobre Dylan, hija adoptiva de ambos, cuando era menor de edad, y de los cuales no ha resultado condenado pese haber sido imputado y juzgado por ello.

 Abocado así a un destierro que trae a Allen a Europa tanto en sus tramas como en la elección del elenco de actores, la última cinta rodada, transcurre en España, usando como pretexto el Festival de cine de San sebastian, (Donostia Zinemaldia), al que asiste una pareja madura de intelectuales, ( ella empleada de una productora cinematrográfica, él profesor de cine y escritor), que ponen de manifiesto sus diferencias como pareja que terminan en una ruptura a la que sólo hacía falta ponerle oficialidad desde hace años.

 En este entorno Allen construye un escenario de homenaje y recuerdo a sus realizadores favoritos, (Fellini, Godard, Bergman), con escenas que recuerdan a películas de estos realizadores como El Séptimo sello o À bout souffle. Con su habitual sentido del humor ,que busca además de divertir hacer pensar, el director contruye un vodevil amoroso donde ambos cónyuges, (Gina Gershon, Wallace Shawn), buscan una aventura fuera de la pareja con fortuna dispar. Un acierto, la pareja protagonista a la que se suman otras participaciones menos afortunadas como la de Elena Anaya, desconocida con su interpretación falta de intensidad y registros a los que nos tiene acostumbrados, y que hacen perder fuelle a la historia.

 Rifkin´s festival es en el fondo un pequeño homenaje a este país en donde siempre tan buena acogida han tenido sus trabajos  y en donde sus admiradores son legión pese a las dudas morales que su comportamiento privado no confirmado pueda despertar. Película numero cuarenta y nueve en su filmografía que huele a comienzo de testamento artístico al que ya nos conduce el propio director, quien avisa que ya tiene en mente la que serás su proyecto número cincuenta, y tal vez la última.

 


 

 


viernes, 2 de octubre de 2020

Noche en Daganzo. 1

- Hola, ¿Qué haces? 

 Apenas si llevaba un minuto en casa, despúes de haber regresado de tomar algo por el barrio. A esas horas, imaginaba que aquel whatsapp podría ser de alguno de los que habían estado con él, hasta hace un momento, pero resultó ser de ella.

- Acabo de llegar a casa, y tu, ¿Qué tal?

 Llevaban día sin dirigirse la palabra. Ver su nombre en la pantalla a aquellas horas además, le produjo una impresión extraña. Pensaba que no volverían a hablar, más si cabe después de la última conversación, un tanto tensa, a raíz de la política, como siempre.

 - Entonces ya no saldrías de casa otra vez, no?

 Aquello le produjo una especie de calambre, de cortocircuito interno. Si no se habían visto nunca, para una primera cita, ¿Quedaría con él a las dos de la mañana? Fue la única que le pareció potable en aquella página de contactos, donde no encontraba más que gente aburrida y desencantada de la vida; y eso que consideraba que había bajado el listón. Ni siquiera ponía como condición el no tener hijos, algo que hasta entonces era una barrera infranqueable cuando se planteba auna relación.

 - ¿Sigues ahi?

 La falta de respuesta por su parte parecía ponerla inquieta, y eso que no hacía ni medio minuto que había recibido el mensaje. Hacía tiempo que nada ni nadie conseguía sorprenderle con una sugerencia parecida.

- Bueno, he estado bebiendo algo y no se que querrías hacer a estas horas, qué me propones?

 


jueves, 1 de octubre de 2020

Sobre calles y estatuas

  Recuerdo una conversación en la que el tema de discusión era por qué le habían de dedicado a Margaret Thatcher una plaza en Madrid, ya que, a fin de cuentas, ¿Qué había hecho esta señora por la ciudad para que le dediquen un espacio? 

 Supongo que lo mismo que Lenin pudo haber hecho por Badolatosa, que es un pueblo de Sevilla.

 Nombres de políticos, esculturas erigidas como homenajes bajo suscripción popular u oficial, están nuestra calles atestadas de todos ellos, barrios o zonas enteras jalonadas con nombres que nominan calles, espacios a fin de cuentas de convivencia. Y a veces uno se pregunta cómo un sitio así puede nombrarse con alguien que sirve de elemento de confrontación, porque aquí, especialmente si nos referimos a políticos del siglo XX, nada divide más que alguien ha ejercido las tareas de la función pública. Siempre afines y detractores batallarán para elevar o denostar la figura de esos homenajeados que granjean y motivan disputas, livianas a veces, otras más enconadas, hasta que con el paso de los años el recuerdo de muchos termina en el olvido, hasta que viene alguien que enciende la llama y aviva el fuego de nuevo.

 Pasado que se vuelve presente y se transforma en revanchismo. Si alguien saca del callejero al Comandante Zorita o a los Hermanos Garcia Noblejas, otros eliminan del mapa a Indalecio Prieto o a Largo caballero. Las trincheras siempre que siempre permanecen en un litigio patrio que es tan eterno como la trifulca entre judios y palestinos. Hay que guerras que parecen infantiles, y en parte lo son, pero también son sustento del que viven muchos a costa de provocar indigestiones en otros.

 Muestra de inmadurez. Es lo que es. La memoria es colectiva y no parcial. No se puede dejar a una parte fuera, si quieras que sea eso, Memoria. Alguna generación falta por venir y transitar antes de que llegue esa madurez mental que permita afrontar el pasado sin usarlo como arma arrojadiza.