miércoles, 20 de agosto de 2025

Quemado

 Olía a quemado ayer en la calle, a madera ardiendo, para ser más precisos. El cielo plomizo, con aspecto de calima, debía su aspecto a la concentración de polvo y ceniza procedente de los incendios próximos, que pese a la distancia, también hacen aquí acto de presencia.

 Las autoridades, de hecho activaron una alerta ciudadana, recomendando el cese de las actividades al aire libre, especialmente para aquellas personas que tienen problemas respiratorios o alergias. 

 Más restricciones e imposiciones, que molestan y que limitan la libertad de las personas. Indicaciones que buscan evitar riesgos y posibles problemas, algo que no todo el mundo ve ni consecuente, ni correcto. Tal vez si no hubiera desastres de la magnitud de estos fuegos, no habría necesidad de hacer estos anuncios, pero para ello sería imprescindible activar toda una cadena de procedimientos en los que la prevención habría de jugar un papel imprescindible. 

 Algo que se nos da muy mal, por cierto. Trucos tan sencillos como limpiar el monte de malezas en los meses de primavera, eliminaría esos pastos de monte bajo que en verano son auténtica gasolina, o tratar de fomentar actividades tan tradicionales como básicas, tales como las del pastoreo, que hacen que el alimento de los animales, limpie el suelo y reduzca las posibilidades de fuego en porcentajes que expertos calculan en un 10%. 

 Medidas sencillas y económicas que solo requieren de voluntad y un poco de previsión. Más vale prevenir que curar.

 Se sofocarán todos los focos activos y acabará la triste campaña de incendios; llegará el otoño y nos olvidaremos de todo esto, como siempre. Triste no aprender de los errores cometidos para evitar males tan tremendos. No cambiaremos nunca. 

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