El video apena dura un minuto y en el se ve a una persona con una mascarilla de oxígeno en la cara. De fondo se oyen murmullos, el llanto de uno niño de corta edad y el ruido de los motores del avión.
No se vislumbra quien es, escondido detras de unas gafas de sol circulares. Me pregunto si el hecho de no quitárselas para ponerse bien la mascarilla obedecía a la situación de nervios o era simplemente postureo.
La grabación se corresponde con los momentos de tensión que se vivieron en un vuelo Madrid-París que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia a consecuencia de los daños sufridos en el fuselaje, en la zona delantera, por chicar el aparato con un pájaro.
Me pregunto qué haría yo en una situación de nervios como esa. Imagino que cuando comprobase que el aire fluyese correctamente por la mascarilla puesta, me tomaría un segundo para comprobar mi pulso cardiaco, a buen seguro acelerado fruto de la tensión y cuando consiguiese atemperarlo, miraría a mi alrededor por si alguien necesitara ayuda, tal y como dicen los miembros del pasaje en las instrucciones de seguridad que se dan antes de que el vuelo despegue.
Simplemente me maravilla, cómo es posible que alguien tenga tablas para ponerse a grabar y posar incluso, en una situación así; yo no podría. Esta suerte de narcisimo que ha alimentado internet, esta fiebre por colgar en redes sociales antes que nadie momentos únicos y delicados, está creando una especie nueva de usuarios con un grado de sangre fría que antepone el minuto de gloria al miedo por la situación que se está viviendo.
Sólo me queda una duda, ¿Colgaría el video en redes en tiempo real, o esperaría a estar en tierra para hacerlo? Se supone que en velo no se pueden activar los moviles para no interferir con el instrumental del vuelo...
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