jueves, 7 de agosto de 2025

A fuego lento

 Los fogones y sus platos antes tenían otro encanto, quizá por ello los sabores se recuerdan con tanta fruición y tanta nostalgia. La elaboración con encomio y paciencia lo es todo.

 El esmalte de los pucheros que hoy parece extinguido, quizá también hiciese su parte, no hay teflón moderno que lo iguale.

 Sabores cocinados a fuego lento, porque el paladar bien merece una dedicación y que se le dedique el tiempo necesario.

 Tal vez sea porque ahora todo es de usar y tirar y apenas hay tiempo o paciencia para hacer las cosas.  En el caso de la comida, la carencia de paciencia empobrece los sabores.

 En la comida, en las relaciones humanas, en el amor... Merece la pena cocer las cosas a fuego lento. Nada que importe y se desee puede despacharse en un suspiro. Utilitarismo y practicidad que deben orientarse a lo mundano, no a lo verdaderamente importante. Saber discriminar entre uno y otro es esencial, aunque tanta atrofia existencial lo hace más difícil. 

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