sábado, 1 de marzo de 2025

Fin del viejo mundo

 Cuando se hizo oficial el fallecimiento de la Reina Isabel en su Castillo de Balmoral, hace apenas algo más de dos años, uno de los comentarios más escuchados fue que con ella se iba la último testigo del viejo mundo, ese mismo que había muerto en la práctica apenas seis años antes, con el deceso de Fidel Castro.

 El siglo XX y sus inercias históricas parecían querer continuar a lo largo de los primeros decenios del milenio nuevo, pero, poco a poco, ha terminado por expirar. Ley de vida.

 Ya no existe el telón de acero, ni la politica de bloques; no hay confrontación ideológica. Lo que hace años parecía impensable, que el inquilino de la Casa Blanca y el sátrapa que habita en el Kremlin pudieran hacer negocios,  es una realidad, aunque por mandato constitucional sólo puedan hacerlo durante los próximos cuatro años, que es lo que exige la carta magna estadounidense al no permitir más de ocho de permanencia a ningún presidente electo.

 Quien sabe, igual Trump apadrina alguna reforma constitucional y cambia la vigésimo segunda enmienda, o peor aún, alimenta a algún cachorro que continúe su política descarnada y mercantil, de ver el mundo como un lugar para ganar dinero, sin más, con el beneplácito de un electorado servil y amodorrado.

 El armisticio que rusos y americanos van a obligar a aceptar a Ucrania, será el punto de partida de una politica de intereses económicos por encima de cualquier otra cosa, que verá la geopolítica como una medio para alargar sus tentáculos de negocio. A lo largo de la historia hemos conocido dirigentes a sueldo,desde que los condotieros  dirigieran las ciudades estado italianas al final de la Edad Media, mercenarios que eran contratados para llevar las riendas del territorio y a los que luego se les exigían cuentas en función de sus actos.Gobierno como contrato, bajo un primer poso de mandato imperativo, sometido a la tiranía de la fecha de caducidad, sin obligaciones de ser prolongado.

 A veces basta con ir hacia atrás para comprender lo que sucede hacia delante. En el fondo, todo está inventado. El eterno reterno de Nietzsche se somete al falsacionismo, una vez más.

 Esquemas mentales que se resquebrajan, zona de confort que desaparece y deja bajo los pies un terreno baldío e inestable. Los próximos años son el anticipo de una especie de estado constituyente mundial, en el que los equilibrios entre países sufrirán notables alteraciones. Estén atentos a sus pantallas y a los cambios. Habrá sorpresas y algunas serán dolorosas. Parir un nuevo mundo con sus desajustes tiene estas cosas.

 

 

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