lunes, 3 de marzo de 2025

Libertad

 Largamente esperadas, las memorias escritas de su puño y letra de la ex canciller alemana, Angela Merkel, llegaron a las librerías en su edición española en las pasadas navidades, (Ed.RBA Libros).

 Tras mucho tiempo de silencio, el que ella mismo se ha impuesto como viene siendo habitual en una líder política cuando cesa en sus funciones, Merkel ha vuelto a la actualidad para recopilar en estas algo más de ochocientas páginas, dieciseis años de mandato y cerca de cuarenta de vida pública, sin dejarse en el tintero ninguna de las cuestiones por las que fue apreciada y también muy criticada.

 Interesado en conocer la primera parte de su vida, la que transcurrió en la extinta DDR, pese a ser natural de Hamburgo,  como consecuencia de un traslado familiar a cuenta de las tareas de pastor protestante de su padre, he descubierto la vida de una mujer destinada a actuar en la función pública, pese a su disposición a la ciencia y sus estudios universitarios que bien podrían haberle llevado a una carrera en el ámbito de la investigación. 

 Merkel, porque así se llamaba su primer marido, del que se divorció tras cinco años de matrimonio y del que continuó tomándolo prestado por ser ya conocida en un primer momento de su vida política por ese apellido. Democristiana por tradición familiar, pese a residir en un régimen socialista, sucesora del gigante Helmut Kohl, bajo cuya tutela se consolidó la base de la reunificación alemana.

 La autobiografía habrá servido para que sus detractores, crecientes en estos momentos, como suele suceder con los expresidentes, cuya altura política sólo se consolida con la distancia que dan los años, le reprochen sus decisiones en política energética, con el cierre de las centrales nucleares, para muchos prematuro, que ha convertido al país en una entidad dependiente del gas que por diferentes razones ha procedido durante mucho tiempo de la ahora inhóspita y beligerante Federación Rusa.

 Pero si un tema ha tenido calado por encima de cualquier  otra de sus decisiones, éste ha sido la apertura de fronteras con Hungría, para permitir la entrada de refugiados hacinados en la frontera con el país magiar. Merkel desarrolla ampliamente el tema en el libro, sin esconderse ni ocultar las razones que la llevaron a tomar una medidad tan humana y solidaria como controvertida.

 Como no podía ser de otro modo, por las páginas de esta historia de Alemania y de Europa comprimidas, pasan y desfilan personajes y autoridades de todo tipo; merecen especial atención las opiniones y comentarios que le suscita el trato con Vladimir Putin, cuyas decisiones actuales, ya estaban sobre la palestra hace más de diez años.

 Escritas con estilo sencillo, ordenado y profundo, puede decirse que en  sus páginas la autora traslada con rigor y emoción los años vividos, plasmando de ese modo una crónica reciente y muy viva, que ayuda a comprender muchas de las cosas que ocurren en este preciso instante en el mundo.

 


 

 

 

 

 


 

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