Como en el cuento, que viene el lobo; la escena siguiente es ver cómo se forma una cuadrilla de cazadores que marchan, escopetas en ristre, en busca de su presa.
Desde hoy esa imagen será nuevamente realidad, a tenor de lo votado en el Congreso, en lo referente a dos enmiendas presentadas a la Ley de desperdicios alimentarios.
No se recuerda una legislatura con tantas votaciones ganadas por la oposición como esta. Será recordada, por medidas como la que se trae a colación aquí, que rebaja la protección a una especie protegida en tan sólo una parte de país, desde el cauce del Río Duero, en su vertiente norte.
Para justificar la medida, se amparan en los daños que en cosechas y cabañas animales provocan estos cánidos, grandes predadores carnívoros que atacan en manada.
¿Habrán tenido encuenta los cambios de hábitos que muchos animales salvajes están experimentando en sus hábitos, al tener más dificultades en encontrar alimento? Es más fácil aplicar medidas quirúrgicas y contundentes, (más rápido, ,más barato), que tratar de implementar acciones que ayuden a los ganaderos y agricultores a cuidar sus explotaciones.
Practicidad rayana en la simpleza y en la crueldad. No podía esperarse otra cosa.
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