En esto anda Madrid muy atrasada, lejos de otras grandes capitales europeas que han descubierto el valor de la pintura mural y del grafitti como elementos ornamentales y de expresión creativa.
Nunca es tarde. Barrios de la periferia de la capital, entre ellos el mío, Moratalaz, (en donde viví durante más de quince años),se han apuntado a una serie de iniciativas que tienen por objeto ceder aledaños de edificios de cierta antiguedad como lienzos en blanco para pintar sobre ellos; buena prueba de ello es este mural diseñado en un lateral del Colegio Martínez Montañés por Asem Navarro, titulado wolves family.
Nuevos reclamos y atractivos para una ciudad cuya oferta cultural no para de crecer y que ahora incorpora vestigios de arte urbano que ponen, además en órbita, a zona a priori menos transitadas por vecinos y visitantes, como es el caso de éste distrito o el de Carabanchel. Bienvenidas sean y que sirvan como fuente de inspiración para muchos, especialmente para los más jóvenes.
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