La segunda entrega de la saga detectivesca creada entorno a la figura del poeta y fraile, Gonzalo de Berceo, ha visto al fin la luz con el sugerente título: La Santa Compaña, ( Editorial Tusquets, Colección Andanzas).
En esta ocasión Lorenzo G. Acebedo, lleva a nuestro personaje en peregrinación a Santiago, donde asiste impertérrito, durante una misa de peregrinos en la catedral, a la autoinmolación de un arcediano que se cruza en la trayectoria del botafumeiro lanzado hasta lo más alto de las bóvedas del templo, para perfumar los aires infectos del templo, atestado de pegrinos sudorosos y poco higiénicos.
En aras de resolver la extraña conducta del religioso y su muerte, a petición expresa del Obispo, antiguo compañero del seminario, Berceo se adentra en un complejo y sórdido mundo monacal donde todos y cada uno de los pecados capitales se cometen con premeditación y alevosía, como antesala de una concatenación de crímenes incomprensibles acompañados por la temida procesión de muertos que sale por las noches por las calles de Santiago, la denominada Santa Compaña.
Novela intrigante, llena de giros y personajes inesperados, donde el propio Alfonso X el Sabio, es parte de la misma, en su edad temprana y en condición todavía de infante. Un nuevo capítulo de una saga donde historia, prácticas relativas al vino e historias monacales se aunan para producir un trabajo diferente e interesante. Todo un descubrimiento.
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