¿ Qué lleva a una persona a dar una paliza a otra por su condición física, extracción social u orientación sexual?
Homosexuales, transexuales, negros, personas sin techo... La lista de incomprendidos es larga y cuenta con acólitos en todas sus vertientes. La mayoría de los intransigentes son pacíficos,al menos en las formas, se limitan a negar comportamientos, a no comprenderlos y aceptarlos, pero sin pasar de ahí. Otros en cambio cruzan la línea de no aceptación para pasar a la acción, actuando sin disimulo para hacer daño a miembros de estos colectivos, llegando en los casos más extremos a la violencia física.
Son modelos de intransigencia, modulados en una cultura del desconocimiento y del no respeto, aunque esas reflexiones bien merecen unos cuantos matices: hay gente nada sospechosa de no ser iletrada que justifica estos comportamientos.
Merecen mención especial los integrantes de las grandes religiones monoteístas, incapaces de aceptar que el albedrío de cada cual se emancipe de las reglas que marca ningún libro. Huestes fundamentalistas de difícil disolución.
Si viajar ayuda a combatir los nacionalismos más acendrados, conocer y compartir ayuda a comprender y en última instancia, aceptar al que es diferente, sin pretensión alguna de juzgar, algo que cada vez está más extendido. Juicios de valor que condicionan y martirizan, en lo que viene a ser un modelo de esclavitud de cuño reciente. Abusos de nueva generación, que nada tienen de nuevos.
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