No nos vendría mal vivir algún tipo de era glacial, de alguna manera bajar la temperatura.
Dice Carlo Buontempo, (no podría tener otro apellido dedicándose a lo que se dedica), responsable del clima del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), programa amparado y financiado con fondos de la Unión Europea, que muy posiblemente este 2024 recien acabado haya sido el más cálido en los últimos cien mil años.
Cálculos de científicos, amparados en evidencias que a menudo pasamos por alto, consciente o inconscientemente. Pagaremos un precio muy elevado para reconducir las cosas, con sugerencias como crear un escudo protector estratosférico para parar los rayos del sol, o producir agua de formal artificial, un bien cada vez más escaso, eso sin contar que los mapas físicos que conocemos tendrán que redefinirse, cartografía de última generación que dará más protagonismo al agua salada, frente a las porciones de tierra emergida. Un planeta más azul que nunca, con una proporcion de siete a tres que irá en escalada libre.
Distopía en ciernes que cada vez es menos ficción figurada y más realidad. Mundo con exceso de calor, físico, mental y moral. Tensión llevada al extremo que sólo nos aniquila, poco a poco. Más valdría habilitar neveras, más valdría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario