Palabra siniestra donde las haya.
Significado terrible. Linchamiento y masacre de un colectivo específico, por razón de su identidad, condición, raza, orientacion sexual o religiosa.
La primera vez que se utilizó fue para designar actos de violencia contra los judíos en el antiguo Imperio ruso, hostigamiento que produjo una nueva diáspora hacia Oriente medio, base sin la cual es imposible no entender el conflicto actual en los viejos territorios de la Palestina hístórica.
Pese al aire vetusto del término, aún sigue vigente y no sólo para significar persecuciones abogadas por el más rancio antisemitismo.
Víctimas de pogromos hay por muchas razones y circunstancias.
Parece consustancial a la condición humana, la acción de rechazo, persecución, expulsión, vejación y en casos extremos de exterminación individuos o grupos que se sienten como una amenaza, una molestia o un peligro.
Pogromos que son historia, pogromos que son futuro, pues nos quedan muchos que ver y sufrir, lamentablemente.
Evolución humana que
no es tal en este caso, pues no hay avances, no hay mesura. El
comedimiento basado en el respeto al oponente, a su integridad, sus
bienes y su colectividad, sigue siendo asignatura pendiente. Sine die.
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