Hoy te veo ceniciento, como todos estos días atrás, cuando apenas has dejado pasar al sol.
He tenido que levantar la cabeza, como siempre, acción que siempre se asocia a algo bueno, aunque tambien de arriba llegan maldiciones en forma de calamidades que causan dolor infinito.
Cielo que no cumples tu papel y que albergas un infierno carente de calor y de calderas; lleno de frío y humedad, has lanzado bombas en forma de agua que han arrastrado cuanto han encontrado a su paso. Esa maldad caliente ha dado paso a un frío líquido y mortal.
Mirarte da miedo; encontrar la forma de lo que vas a hacer y enviar, se ha convertido en casi una obsesión. Pronósticos que no aciertan siempre o lo hacen tarde y mal.
Prefiero mirar abajo, allí donde poso mis pies, tierra firme y acogedora, esa que mancillaste con diluvios incomprensibles llenos de gotas, no de agua, sino de llanto y muerte.
Día de difuntos a comienzos de noviembre, día de recuerdo y homenaje a todos aquellos que ya no están.
No hay comentarios:
Publicar un comentario