Despertador que suena a su hora, que me saca de la cama, activa mi cuerpo con el café y sus abluciones. De camino al garaje a buscar el coche. Las luces penetran en la oscuridad de la calle por la que apenas transitan algunos viandantes.
Llego pronto al estacionamiento del tren. Dejo pasar unos minutos sentado a oscuras, arropado en el calor del asiento antes de dejar que el aire de la calle me recuerde que estamos a diez grados. Cinco minutos antes salgo para el andén; me distraigo en la espera retomando mi lectura, apenas me quedan ciento cincuenta páginas de un libro de ochocientas.
Llega el convoy y consigo asiento. Mis compañeros de viaje andan dormitando o escuchan música, apenas si hay murmullos o conversaciones. El ambiente es ideal para leer sin distracciones. En la segunda parada se trunca la ruta. Se oye el ruido de la señal del abrir y cerrar de las puertas varias veces; no continuamos; después de varios minutos de espera, el maquinista nos invita a salir y esperar en el andén al siguente tren. En un pasillo estrecho, que está humedo del relente de la noche, nos amontonamos docenas de personas, los que íbamos dentro, lo que pretendían incorporarse a la marcha. Tras esperar un poco más mezclado con ellos, comprendo que con sólo dos paradas de trayecto, tengo más opciones de llegar puntual al trabajo teletrabajando desde casa que continuando.
Cambio de andén y me subo al primer tren que me lleva de vuelta al pueblo. Cojo el coche y vuelvo a mi piso. Con apenas unos minutos de margen antes de que den las ocho, me preparo una cafetera y leo un poco antes de empezar.
Y pensar que por un instante antes de levantarme, barrunté la opción de dormir un poco más, de levantarme una hora más tarde y conectarme en pijama. A veces las corazonadas son ciertas.
Comienzo de semana con conato de ida a la oficina, viaje interruptus por una de las muchas incidencias que el transporte público sufre de un tiempo a esta parte. La joya de la corona depauperada que me lleva y me trae de Getafe a Valdemoro, en un trayecto inesperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario