Leo que una famosa estrella de televisión anuncia que se marcha al exilio durante una larga temporada y al parecer, aunque no es la única razón, el motivo principal de su ausencia es la llegada a la Casa Blanca de su actual inquilino y presidente.
Comparado con otros tipos de exilios, suena a excentricidad, al no mediar la necesidad material y vital como argumento de base, pero hay un nexo común a todas las marchas de este calibre.
El exilio por razones políticas es tan viejo como la humanidad. En España tenemos cientos de casos todavía recientes en el recuerdo, protagonizados por intelectuales disconformes con el viejo régimen opresor, que dejó pelada la piel de toro, de artistas, escritores, músicos y cineastas; unidos en la ausencia con el exilio de los desheredados, aquellos que cruzaban con lo puesto las fronteras a pie, huyendo de sus zonas de residencia, una vez que estas habían caído del lado del bando contrario, vencedor de la guerra. Estampas que distan en el tiempo más de ochenta años, pero que siguen provocando una zozobra moral difícil de atenuar.
Huir de la muerte como necesidad vital. La realidad está cuajada de casos así, tengan mayor o menor cobertura mediática. Hasta en esto hay desheredados de primera y de segunda.
Es triste marcharse por disconformidad política, sea esta la que sea, en esa escala de argumentos, situaciones y opciones de salida que como en todo en la vida, varían según el estatus social. Nuevamente se repiten situaciónes en apariencia superadas. La discrepancia llevada al extremo lleva a la separación, con marcas y huellas que en ocasiones amortecen el alma antes de que lo haga el cuerpo.
Inevitable no acordarse de Machado y su huida con lo puesto, con la compañía de su madre, hacia Colliure. Tumba cuya visita es una necesidad cada vez más acuciante. De alguna manera es una tumba que hace de síntesis y compendio. Poner una flor sobre su lápida, será algo más que rendir homenaje particular al poeta, será hacerlo a todos los que por alguna razón similar, acabaron saliendo de sus casas para vivir fuera, sin fecha de retorno, o para simplemente no volver nunca.
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