martes, 8 de julio de 2025

Ocho millones

  Antes había un programa en la tele que se llamaba Trescientos Millones; tuvo varios presentadores, aunque yo recuerdo a Alfredo Amestoy o a Pepe Domingo Castaño de entre todos ellos.

 Era un programa que hacía alusión al número estimado de hispanoblantes que había en el mundo; era un espacio de unión, de homenaje y respeto, hacia aquellos que desde tan lejos, hablaban nuestra misma lengua.

 A mi eso me parecía mágico; de las cosas de la conquista yo sólo veía lo bueno, no me percataba de los excesos, de los crímenes, de los expolios que toda expropiación genera;  cosas de críos. 

 Hoy que soy adulto veo que aquellos emigrantes que formaban parte de mi imaginario infantil,  son ahora descendientes de los ocho millones que algunos dicen que sobran en este país, porque no se se integran, ni aceptan nuestras costumbres, no mereciendo estar aquí por ello, ni aunque sus hijos hayan nacido y se estén criando con los nuestros.

  A veces me gustaría volver a ser tan ingenuo a como era antes.

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