martes, 4 de febrero de 2025

Cultivos

 Que el paisaje en las ciudades cambia constantemente es una realidad cotidiana que se asume, casi sin darse cuenta. Cambian los edificios, los espacios abiertos, la vegetación, las personas que transitan por ellas, el suelo de las calles, el mobiliario urbano, los medios de transporte colectivo... La lista podría seguir con bastantes nuevos elementos de entre los que destaco, el de las tiendas y negocios que   pueden encontrarse a pie de calle.

 Qué demandamos, qué necesitamos, de todo ello depende el tipo de local que puede encontrarse transitando por cualquier trazado urbano. Cada época tiene sus peculiaridades  y en esta en la que nos encontramos ahora, llama sobremanera la atención, el de los establecimientos dedicados al cultivo de la imagen y el cuerpo. 

 Antes ver un gimnasio, ( un gym, por seguir la nomenclatura que se usa ahora), era un recinto más bien escaso e incluso curioso, siendo pocos los espacios donde pudiera ejercitarse uno en interior; a día de hoy sin embargo, se reproducen estos sitios por doquier, multiplicándose las variantes o posibilidades en función de las actividades a desarrrollar; así, además de los clásicas palestras con máquinas, suelo acolchado y espalderas de madera,  ahora pueden encontrarse lugares para ejercitarse en artes orientales, practicar  el boxeo, realizar ejercicios de relajación, escalada libre, crossfit o tablas de movilidad. La lista seguramente podría extenderse en una actividad donde la especialización está animando a la creación de nuevos ámbitos, sin que parezca que la oferta sea excesiva, más bien al contrario.

 Ejercicio pues de múltiples formas y maneras, que tiene a su vez otros complementos, como las tiendas que venden productos específicos para entrenar, los clásicos herbolarios, centros de terapia y control de la alimentación, espacios de dietética y, para lucir palmito una vez conseguidos los cambios en forma de beneficios que trae el deporte, centros de estética, barberías para hipsters, clínicas de tatuaje, de piercings, de peelings y tratamientos de la piel y depilación e infinidad de tiendas de ropa que se apilan por las aceras mezcladas con los clásicos salones de belleza y peluquerías.

 El cultivo al cuerpo es una realidad cotidiana, sin duda digna de agradecer por los resultados saludables que de ella se deducen; nada que decir u oponer al cultivo de la imagen, cada vez más individualizada, permitiendo que cada cual luzca un look que puede no tener parangón, ajeno a las modas de otras épocas que hacían que la gente visiese igual o llevara el pelo de la misma forma. 

  Sólo nos quedan los bares como elemento incólume en nuestras aceras, soportales y bajos, completando una estampa urbana de nuevo cuño, dedicación y estética nunca antes vista. Es la cultura de la salud y del sentirse bien, la que manda.

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