Es una marca visual, que se le coloca en el interior, normalmente en una de las primeras páginas que están en blanco, que con una imagen, sello, escudo u otro elemento identifica a su dueño.
Va siendo hora de que mi pequeña colección tenga su particular impronta. Comienza la búsqueda del sello distintivo que mejor se adecue a mí. No es asunto baladí.
Exlibris, marca de la casa, nunca mejor dicho con el que tendré faena una vez adquirido, para marcar y distinguir todos y cada uno de los ejemplares que cogen polvo en los estantes de mi biblioteca.
Sé que para una inmensa mayoría esta intención es carne de rareza, que me convierte en un friki, como solemos decir por estos andurriales para significar las extravagancias de alguien.
Lo malo es que ellos no lo saben, que me consideren así es el mejor piropo que me pueden echar.
Manos a la faena, pues. A la busca del distintivo que me represente. Tenemos tarea por delante, para deshojar la margarita como debe ser.

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