jueves, 30 de octubre de 2025

Samos

 Tocaba tener una etapa trámite, un respiro para aligerar carga y cansancio a las piernas que se aproximaban en este punto a los cien kilómetros de caminata.

 Reconozco que el principal atractivo que le veía a este día era entrar andando por primera vez a Sarria, habitual punto de partida del camino para muchos primerizos. Hasta en tres ocasiones lo ha sido para mí, acompañando a diferentes personas a las que, de algún modo, he dado el bautizo peregrino.  

 Desde Tricastela, apenas son diecinueve los kilómetros que separan a una localidad de la otra, por la ruta oficial que sigue por San Xulian; para viandantes más interesados en la historia religiosa, la ruta ofrece una variante que alarga la expedición en siete kilómetros, accediendo primero al Mosteiro de Samos.  Esta fue la elección para completar el día. Un acierto.

 Tras pasar un primer tramo a oscuras por un sendero pegado a la carretera, el trazado intercala partes de asfalto cruzando pequeñas aldeas con pistas de tierra de una belleza extraordinaria, picando el recorrido ligeramente hacia arriba para llegar al emplazamiento donde se encuentra el monasterio más importante de Galicia, con el claustro más grande que hay en el país, que todavía cuenta con actividad eclesial, aunque sólo residan en él un puñado de monjes y novicios que apenas llegan a la decena.

 Datos no contrastados consultando ninguna página en internet, sino a través de la guía que el monasterio proporciona a las visitas; durante cerca de una hora un nutrido grupo visitamos estancias, claustros, capillas y conocimos de primera mano la existencia de este emplazamiento, erigido desde el siglo VI, trescientos años antes de que el eremita Pelayo vislumbrara en cielo, sobre el Monte Libredón, luces de estrellas que le marcaban un sitio determinado, lo cual comunicó al Obispo Teodomiro, quien montó raudo una expedición que creyó identidicar la sepultura del apóstol. Eclesiásticos de este recinto, formaron parte de la primera partida de religiosos que custodiaron los restos de Santiago, a cuya origen e historia están necesariamente vinculados.

 Devastado por un pavoroso incendio a mediados del siglo pasado, la visita da cuenta a través de fotos de la época de los trabajos de recuperación de un recinto que debería ser de visita obligada para el peregrino por todo lo que representa.

 Tras la visita y el refrigerio en modo de bocadillo de lomo con pan de pueblo, la ruta transcurrió por lomas y bosques para conectar con el resto de peregrinos del otro lado a la altura de San Mamede do Camino.

 Y una vez más pase y pernocta en Sarria, sin duda el municipio gallego que más debe económicamente al camino. No parece ser esto motivo de agradecimiento o profesionalidad para algunos hospederos, incompetentes contumaces, a los que no debe agradar en exceso su labor, como fue el caso del albergue donde se hizo noche. No es mi deseo ser injusto con un pueblo que no tiene culpa de estar donde está, pero el trato recibido esta vez, así como los precios cada vez más abusivos por consumición que hacen que sientas que te traten como a un turista antes que a un peregrino, han hecho tal mella que dudo que vuelva a considerar este sitio como un lugar donde parar. Sé que me quedan rutas de Camino francés por completar y transitarán por estos mismos pagos, pero sólo será de paso, me temo.

 


 

1 comentario:

Beethoven

  Y llegó el día ansiado por muchos, pero que deja el cuerpo del peregrino sentido trastocado, como triste por llegar a su fín.  Para el fin...