Todo suena y se oye a nuestro alrededor, pero sólo llamamos ruidos a aquellos que se salen de lo normal.
Válido en sentido físico y literal, pero también en el figurado.
Se escucha y no cuadra, unas veces despierta curiosidad, otras preocupación o temor. Cuando eso que llega al oído implica algún grado de intriga, ya está el anzuelo lanzado.
Falta la parte final, procesarlo. Es aquí donde se abre un mundo de posibilidades. Que la batidora haga su parte y lo filtre para dar pie a las conclusiones. Es ahí cuando empieza la parte racional y volitiva. Otra historia.
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