domingo, 26 de octubre de 2025

Ponferrada

 Comienza la aventura en autobús, desde la frénetica Moncloa, siempre llena de gente en el que posiblemente es uno de los espacios intermodales de transporte más concurridos de toda Europa. Tras un desayuno frugal inicia la marcha, vislumbrando los monótonos paisajes de la meseta que tan poco atractivo tienen y que pensamos algún día atravesar con la bicicleta camino de Sahagún.

 Tras más de cuatro horas de trayecto sin paradas, aparece la orgullosa capital de la Comarca de El Bierzo, con los Montes Aquilanos a su espalda, que forman parte de los Montes de León esos que nos hacían estudiar en la E.G.B. 

 Vistas de postal, sorprendentemente mancilladas por la silueta de la Torre de la Rosaleda, una edificación de treinta pisos y más de cien metros, que descoloca por su falta de sincronía con el resto del paisaje urbano. Pelotazos inmobiiarios que corrompen el paisaje y la armonia vecinal.

 Con un almuerzo tan frugal como el desayuno, llega la hora de la visita al conjunto histórico de la ciudad que convive en armonía con el desarollo moderno e industrial que caracteriza a esta zona, uno de los motores ecónomicos de la provincia de León.  No tardó en estar a la vista el Museo de la Radio, dedicado a la memoria del más ilustre ponferradino, Luis del Olmo, a la vera del Castillo templario del siglo XII, que pese a sus paulatinas restauraciones sigue manteniendo su carisma y casi su función, de proteger a los peregrinos a su salida de la ciudad para iniciar etapa hacia Villafranca.

 Paseando por sus angostas y limpias calles, con el amparo de la Torre del Reloj, obligada visita a la Basílica de Nuestra señora de la Encina, para conseguir la credencial que faltaba para empezar ruta, por el módico donativo obligado de cinco euros. Sablazo monumental por cuenta y gracia de la autoridad eclesiástica de la zona, que así lo requiere y que hace negocio con los viandantes camino de Santiago, según decía el apático y seco voluntario que la expendía. Con la iglesia nos hemos topado, Sancho...  

 El resto del día fue pasear para ir ya acumulando pasos y terminar en un bar de la zona nueva, Cafetería Nagasaki, a la que con gusto menciono por el trato recibido, las cervezas frías servidas y los estupendos pinchos de tortilla que sirvieron para hacer la función de cena.

  Retirada al albergue pronto y sueño recuperador para iniciar la caminata. Comienza así la ruta berciana del Camino francés con primera parada en Villafranca del Bierzo.

 


 

  

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Beethoven

  Y llegó el día ansiado por muchos, pero que deja el cuerpo del peregrino sentido trastocado, como triste por llegar a su fín.  Para el fin...