La Justicia de Luxemburgo resuelve que su pérdida está sujeta al mismo régimen de indemnización que el de cualquier equipaje y no reconoce el valor sentimental que le atribuya su dueño.
Seguimos empecinados en no dar a estos seres el respeto y dignidad que tienen de por si, no ya porque se lo merezcan.
Habrá quien piense que poner el grito en el cielo por esto es excesivo, que no es para tanto. Es para reflexionar, sobre el tipo de sociedad en la que vivimos que con frecuencia resta dignidad y derechos a los seres humanos y no considera partícipe de un mínimo de ellos a estos animales que tanto nos dan, que conviven con nosotros, que se merecen una consideración y mimo colectivo, no sólo el que le reportan sus cuidadores.
Queda mucho por hacer. Las conquistas no vienen solas, hay que pelearlas y una vez conseguidas, defenderlas. Para involucionar y dejarse llevar por elementos y ocurrencias retrógadas siempre hay tiempo, desgraciadamente.
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