Habitual en las quinielas del Nobel de Literatura, me pregunto con qué nacionalidad figuraría el galardón si se le entregase a Theodor Kallifatides, griego afincado en Suecia desde hace más de sesenta años, que además de traductor de autores en ambos idiomas ha escrito la mayor parte de su obra en sueco.
Conocido para el gran público español desde hace pocos años,( fue galardonado con el Premio Cálamo Extraordinario de 2019), Galaxia Gutemberg está publicando buena parte de sus creacciones, siendo esta que refiero aquí Una mujer a quien amar, la primera que llega a mis manos.
Novela de trazos sencillos con tintes de autobiografía, con el hilo de fondo de la amistad con Olga, amiga a quien está unida tras más de tres décadas de vivencias y exilio; un día ella le llama porque dice que quiere verle; el motivo, comunicarle que padece una enfermedad incurable.
La dureza de base del relato convierte al texto en un compendio de pasajes de vida, en los que está presente la amiga y en los que no lo está, llenos de nostalgias, alegrías y también penas, que invitan a pensar sobre el sentido de la vida, de la amistad y de la muerte.
Libro para leer a sorbos, para releerlo muchas veces, de hecho; lleno de reflexiones brillantes momentos conmovedores, de historias de supervivencia protagonizadas por personas que un día tuvieron que emigrar de su país para hacer su vida en otra patria, con otra lengua, otros paisajes y otras formas de vivir.
Conmovedora y profunda, pero sin que la pesadez de los elementos que la constituyen haga difícil su lectura; sin duda un acierto escoger este título como primera entrega del universo literario de este autor tan especial y vital, digno de ser leído.

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