Es Vladimir Nabokov uno de los afortunados escritores en la historia de la literatura que son reconocidos de inmediato por ser autores de libros señalados, conocidos por todo el mundo. Eso convierte en una actividad un tanto extraña tratar de reseñar otro texto de este escritor que no sea el universalmente reconocido Lolita.
Rey, Dama y Valet, (Anagrama, Coleccion Compactos), es una de las primeras novelas del joven miembro de familia aristocrática rusa que por aquellos años residía en Berlín; pese a no conocer el idioma, en el texto pueden reconocerse influencias del expresionismo alemán, más concretamente del cinematográfico, del que forman parte figuras tan significativas como Ernst Lubitsch o Fritz Lang.
Y es que el texto que nos trae aquí bien podría ser un gran guión de película; un joven apocado llega a la capital alemana para buscarse la vida y recibe el abrigo de su tío que le ofrece trabajo y ayuda para instalarse en la ciudad. Pronto la esposa de este seducirá al recien llegado, al que manipula y convence para tramar un plan con el que asesinar a su propio marido y así apropiarse de toda su fortuna.
Dotada de dosis de humor negro y tono de farsa,con personajes que por momentos parecen autómatas más que personas a juzgar por su comportamiento; tras su aparente estilo sencillo se esconde un texto profundamente elaborado y con mayor grado técnico que otros trabajos, no en vano fue revisada y reescrita parcialmente por el propio autor, para con ello limar los errores de juventud, antes de que se publicase la primera edición en inglés, idioma que el escritor dominó antes que su propia lengua materna, (que es el ruso), y en la que compuso la mayor parte de su obra literaria.
El universo Nabokov está poblado de registros variopintos que supo plasmar en sus novelas; una buena forma de romper con la imagen del autor asociada a su obra más conocida y conocer sus capacidad compositiva y creativa es leer títulos como éste.

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