sábado, 3 de mayo de 2025

El loco de Dios en el fin del mundo

 Hace pocas semanas que ha salido a la venta y desde luego Penguin Random House, la editorial, se ha cubierto de gloria por lo acertado del momento.

 Seguramente pocos libros sean más certeros de leer en estos momentos, con los restos mortales de Francisco I aún calientes con su reciente sepultura.

 En El loco de Dios en el fin del mundo, Javier Cercas acepta el reto de escribir un libro que recoja la experiencia resultante de la visita del Papa a Mongolia, país asiático donde reside una de las colonias de católicas más minúsculas del planeta. 

 Ateo confeso, pero intelectual curioso y avido de experiencias vitales y reales que contar, Cercas emplea como hilo argumental de su libro una pregunta personal que desea hacerle al Jefe del Vaticano: Saber si existe la otra vida y si su madre cuando muera, volverá a ver a su padre, fallecido unos años antes. De este modo se estructura un libro inclasificable donde de manera alterna se suceden pasajes de análisis de la liturgia,la curia, el papel de la mujer en la Iglesia y los entresijos de la siempre enigmática sociedad vaticana, con otros personales de inusitada ternura que dan a la lectura del libro frescura e intensidad.

 Como ya hiciera en otros trabajos anteriores, (Anatomía de un instante, El impostor), el autor de este libro religioso y aconfesional a partes iguales, escribe una novela donde el material empleado es tan real como la vida misma, un libro de viajes donde la Mongolia turística casi brilla por su ausencia, en aras de resaltar el valor apostólico de la visita de un papa a un territorio tan yermo en lo espiritual como significativo en lo político por ser frontera natural con China, uno de los grandes objetivos del papa finado, cuyo acuerdo de colaboración con el PCch de Pekín ha sido uno de los puntos más oscuros y criticados por la ortodoxia católica y los sectores más conservadores de su feligresía.

 Ni el personaje ni los doce años de papado pasarán a la historia de manera inadvertida; de hecho es muy probable que la Iglesia Católíca no vuelva a ser la misma después de la irrupción de este jesuita con alma de franciscano, de pasado altivo y confuso comportamiento en la dictadura militar de su país, que alcanzó el sillón de San Pedro contra todo pronóstico. Mientras el mundo espera noticias de su sucesor, en el Cónclave que comienza la semana próxima, la lectura de este trabajo bien puede ser un modo de entender la labor del pontífice número doscientos sesenta y seis de la historia y de su legado.

 


 

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