El Santo Padre se cuida.
Para ello emplea los últimos adelantos en tecnología.
Luce en su muñeca un smartwatch de una marca muy conocida, la de la manzana mordida, (anda que no da juego esto).
Periodistas ávidos de conseguir información del nuevo pontífice, aún un desconocido pese a las sesudas pesquisas que en todo el mundo se están haciendo de su imagen y perfil, han encontrado la prueba de ello en medio de una Eucaristía; al alzar los brazos,la sotana ha dejado al descubierto su muñeca y en ella el reloj digital, que ya ha sido identificado y al que han puesto precio: 200 euros.
Es para celebrar que la más tradicional de las instituciones apueste por normalizar la modernidad y sus avances haciendo uso de herramientas de gran consumo, pese a lo alto del precio, porque para mucha gente esa cantidad de dinero es mucho más de lo que tienen como renta a lo largo de todo un mes.
Aunque lo pueda parecer, no es signo de ostentación, ni ha de verse como algo incompatible con la debida pobreza que como sacerdote ha de cumplir, voto inexcusable.
Lo es más aún que un Papa apueste por llevar una vida corriente, haciendo cosas corrientes, como lo pueda ser buscar una buena salud apoyada en el ejercicio físico.
Sería estupendo si ese tipo de guiños hacia lo más actual, se realizasen en otro tipo de ámbitos, aquellos que tienen que ver con las personas, con medidas más inclusivas que no menoscaben a la mujer, a las minorías o a los seres humanos por su orientación sexual, en una entidad tan significativa, que arrastra la voluntad de tantas personas y condiciona su comportamiento y que se empecina en ir muy por detrás de los tiempos en los que viven sus feligreses. Eso sí que sería noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario