¡Qué
peso se quita uno de encima cuando el libro que te propones reseñar es una ópera
prima!
Es como si el peso de todos los posibles
lectores que ha tenido una obra conocida o consagrada, pesaran sobre tu pluma y
te generaran una sensación de compromiso a la hora de poner por escrito tus
impresiones. En cambio con un trabajo de nuevo cuño, esa presión se desvanece,
sin duda porque en el momento de escribir tus comentarios serás seguramente uno
de los pocos que han tenido oportunidad de leer este trabajo de un escritor
novel.
Sí, seguramente
sea uno de los pocos que hasta el momento han tenido acceso a este trabajo auto-editado
de Ana Melgosa, bajo el sello de Círculo Rojo, titulado Intersecciones.
Debe
leerse Intersecciones como si fuera una
novela, una novela intimista. A pesar de su distribución en un pequeños capítulos
separados unos de otros que refieren historias y vivencias diferentes y sin
ligazón aparente alguna, mantienen un hilo conductor que sirve de base y de
referente para completar una única historia: la de una mujer próxima a la
cincuentena, que afronta el inicio de la
madurez dejando atrás la relación sentimental más importante de su existencia y
cogiendo un único camino para continuar adelante: el de salir a la calle como
una soltera más.
Intersecciones es un libro de lucha, de
inconformismo; es un canto a no derrumbarse, a seguir caminando, a no dejar de sentirse
mujer, ni a pensar que la edad resta un ápice de atractivo ante el sexo opuesto.
Es por tanto un libro de madurez mental, de aceptación de la realidad pero de no
resignarse ante el paso del tiempo ni ante la soledad.
Su
autora repasa en sus páginas dos años de su vida, y lo hace a través de una
aplicación de las muchas que hay en la red para conseguir citas o buscar pareja.
Cada capítulo es una experiencia, una relación más o menos intensa, más o menos
larga en el tiempo, donde sentimientos y frustraciones, sorpresas y decepciones
comparten barco por el mar de las relaciones esporádicas donde los sentimientos
parecen tener poca cabida, o tal vez mucha más de la que se cree. Ana Melgosa traza un relato de relatos
que no solo desnuda el alma femenina, también hace votos por entender la
masculina, y comprender en toda su complejidad el alma de una pareja mientras
dura.
Intersecciones es además
un libro valiente. Un libro de confesiones hechas por alguien a quien no avergüenza
reconocer que ha creado un perfil en internet para conocer hombres. Eso le da una
pátina de testimonio actual, con el cual muchos lectores se sentirán
seguramente identificados.
Escrito con un lenguaje sencillo, cercano y cálido,
más que leer, parece que esta uno tomando un café y departiendo amistosamente
con una mujer que desde la primera página hace a su lector cómplice de sus
desvelos, de sus inquietudes, de sus curiosidades. Y todo ello carente de
prejuicios y de esa manía de juzgar a los demás por sus actos.
No me cabe la menor duda de que Intersecciones, merece más de una
edición, y que los que por ahora somos sus pocos lectores, merecemos más
lecturas intensas como la de este libro de Ana
Melgosa. Amen.
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