Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 15 de octubre de 2020

Política

 La guerra, es la continuación de la política por otros medios. Así lo dejó reflejado Claus Von Clausewitz, general prusiano y teórico militar, en su tratado de ocho tomos llamado De la Guerra, donde a parte de analizar tácticas militares y repasar episodios y batallas históricas, también tuvo tiempo para pensar y reflexionar.

 Dicho de otro modo, la guerra es la fase final, el punto de no retorno; allí donde se llega cuando ningún otro intento o artificio consigue el objetivo: conseguir que dos o más partes se pongan de acuerdo, o puedan consentir una convivencia de tolerancia y respeto hacia el otro. 

 Eso otorga a la política un margen amplio, tan grande como se quiera; a fin de cuentas se supone, que la violencia es un estado que se busca vadear siempre que se pueda. Y en politica siempre ha de poderse. Si no, no es política, es otra cosa.

 Desde que Maquiavelo teorizara sobre el arte de la política, esa lucha entre opuestos, queda claro que es necesario aunar voluntad con respeto y diálogo, como elementos esenciales sobre los que construir un acuerdo.  Ese famoso pacto, sobre el que se fundan realidades, gracias al cual se avanza, entendiendo por avance ese acto o momento que permite que muchos se beneficien, y consigan dar un salto hacia delante.

 Son pues varias las premisas que requieren que el que practica la política se dote de ciertas cualidades, que pasen necesariamente por una que es principal, el posibilismo. Dicho de otro modo, nadie que no crea que sea posible conseguir algo, cueste lo que cueste, no debería dedicarse a la política. Sin posibilidades, no hay opciones, sin poner todo lo que haga falta para hacerlas realidad, nada es realizable.

 Volviendo a Clausewiz y a su reflexión, que es un una lección de historia, habría que preguntarse cuántas cosas no habría que hacer para llegar a la guerra, ni en sentido real, ni tampoco figurado, algo que se estila mucho últimamente.

  Política ejercida por políticos pobres, incapaces, por gentes carentes de ideales, de metas y fines y en cambio, llenos de flemas y orgullo; política desarrollada por personajes sin paciencia ni capacidad de diálogo. Cuanto zapatero que no está a sus zapatos campa a sus anchas por hemiciclos, cámaras de representantes y sedes gubernamentales. Y aunque no siempre llegue la sangre al río, el filo se vislumbra mucho más cerca de lo que parece. 

 Estuvo, está y estará siempre en boga, la célebre sentencia del militar del siglo XVIII. La suya es una cavilación que abarca la historia entera de la humanidad y la hace valida para cualquier periodo.




 

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