Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 21 de octubre de 2020

1940

 Es el título de una novela del desaparecido Francisco Umbral, novelista fino y sensible y columnista intenso, de pluma afilada, de ese tipo de escritores que no dejan indiferente, ya sea por que despierten admiración o rechazo.

1940 es una novela ambientada en Madrid, en los años más duros y rigurosos de la posguerra, con un país destrozado, aislado, falto de recursos para lo más básico, país en donde campaban a sus anchas cuantos hicieron fortuna por estar adscritos al bando de los vencedores.

 Aquella España, demolida física y moralmente, comenzaba una década muy difícil, imbuída en los sórdidos años de las cartillas de racionamiento y el estraperlo. Fue un año, y los que le sucedieron, donde la consigna sólo respondía a una cosa: sobrevivir.

 De eso hace justo ochenta años, que son los que cuenta el señor Abascal, para establacer un cómputo de base con el que calibrar los merecimientos de la actual administración y gobierno. El peor en ocho décadas. Tan malo le parece, que incluso aquel gobierno que en régimen de provisionalidad, en el alambre y con sólo una cosa en perspectiva, la de intentar reconstruir a toda velocidad, y conseguir que la gente no se muriera de hambre, es digno de tener una mejor cualificación que la actual.

 Cuánta necedad. Aunque no hay peor miseria que la de la ignorancia. Y cuando se campa en terreno así abonado, es fácil apuntarse a diatribas demagogas y populistas, consignas grandilocuentes, que luego cacarearan algunos en las calles, convencidos de la certeza de las soflamas.

 ¿ Es el peor gobierno, o somos la peor sociedad en ochenta años? Aquella al menos tenía la obligación de subsistir, en medio de un régimen de opresión, con los muertos aún calientes, con la única buena perspectiva de ver cómo ya no caían más bombas. Pero nosotros, ¿Cómo es posible que permitamos comportamientos políticos así y encima caigamos en las redes de calienta orejas de este calibre?

Pasarán los años, las décadas, y como dicen los mayores, cambiarán los tiempos pero la docilidad que nos hace tan vulnerables se mantiene intacta, generación tras generación. Más que de Estado fallido, bien convendría hablar de sociedad civil fallida, colectivo acomodaticio, cortoplacista, carente de valores, incapaz de conocer su pasado, feliz en su inmensa ignorancia. Mariano José, no te revuelvas en tu tumba. 


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