Antes que escritor fue periodista y redactor, en una de las cabeceras regionales con más solera, El norte de Castilla, diario del que llegaría ser director. Hizo por lo tanto de un oficio su forma de ganarse la vida, y transformó el arte de usar y combinar palabras, en una filosofía de vida.
A lo largo de su extensa obra, Miguel Delibes tocó infinidad de temas y palos, llegando a aventurarse en el ocaso de su carrera y vida en la novela histórica con la celebrada obra El Hereje.
Semejante bagaje da para mucho, para investigar sobre mil cosas, para trabajar con el lenguaje de mil formas, para plasmar ideas, en su forma y en su fondo, de diferentes maneras.
En este caso, en la Parábola del náufrago, de cuya lectura rendimos cuenta con estas líneas en una de sus ediciones de bolsillo, la publicada por Austral, Delibes volverá a tomarse licencias de literato, esas que sirven para investigar en la forma de utilizar el lenguaje, la puntuación y los formatos de cada párrafo. Eso le confiere a la obra, un aura de rareza que todavía la convierte en más especial.
En sus líneas el lector encontrará una historia atosigante, llena de personajes sometidos a rutinas de trabajo alienantes, al dictado de un patrón déspota que nada hace por nadie más que por sí mismo, y a la incertidumbre que prodecen siempre los cambios, que en algunos casos hacen mutar al que los sufre, hasta el punto de pasar a ser otra cosa diferente.
Novela experimental y reivindicativa, social y profunda. Novela de Delibes. Valor seguro.
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