Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 7 de octubre de 2020

Nobel de Literatura

  Mañana se falla el Nobel de literatura, ese premio que genera más ruido por su entorno, que por las decisiones que toma. A eso de la una de la tarde, ya sabremos a quien otorga el galardón la Academia sueca.

 Desde que premiaron a Dylan lo sigo con desencanto total, aunque mentiría si dijese que no me hago eco de sus premiados y sus obras. La galardonada en dos mil dieciocho, aunque no se supiese su nombre hasta el año pasado, a cuenta del escándalo sexual que trajo como consecuencia la dilación en la concesión del premio en ese año, la polaca Olga Tokarczuk ha sido todo un descubrimiento. Y es que a veces, a pesar de las presiones políticas y mediáticas, a pesar de los brindis a sol, y de los escarceos con otras artes, que llevan a conceder premios literarios a intérpretes de otras disciplinas, a pesar de todo, la entrega de este premio es un espaldarazo a la industria literaria.

 Sólo cinco autores patrios han recibido el galardón en toda su historia, seis si contamos a Vargas Llosa por su doble nacionalidad. En esta edición suena con fuerza el nombre de Javier Marías, cuya maestría tiene ya fama universal, pese a lo densas que me resultan sus tramas y personajes. Sería una alegría que venciese al eterno postulante a ganador, Haruki Murakami, a quien muy probablemente su condición de vendedor de libros en masa le haga flaco favor en estos certámenes, que hipócritamente buscan la excelencia por encima del predicamento público. Bueno sería que cualquiera de los dos lo recibiese, aunque en el fondo me gustaría que se le otorgara al nonagenario Don de Lillo, que se merece un reconocimiento así por su literatura vanguardista.

 Mañana saldremos de dudas. Y a ver por dónde nos salen esta vez. En unas horas, el veredicto.


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