martes, 1 de abril de 2025

Mina

 Ayer se contabilizaron cinco nuevas muertes. Cinco mineros que fallecieron en las profundidades de la tierra, rodeados de carbón, víctimas de una explosión causada por un escape del letal gas grisú, en una de las pocas minas que en el norte de España áun se mantienen activas.

 Terribles la imágenes de los familiares, rotos de dolor, esperando noticias a la entrada de la explotación, confiando en recuperar al menos los cuerpos inertes. 

 Parecen imágenes sacadas de un noticiario en blanco y negro, porque llevan la memoria a otras épocas, cuando la dependencia de esta roca sedimentaria era mucho mayor a lo que es ahora, cuando las energías renovables poco a poco van tomando el testigo.

 En un mundo tan convulso como el de ahora,  donde las materias primas se cotizan tan caras y en donde los suministros energéticos están tan comprometidos y se pagan a tan alto precio, veremos cómo explotaciones aparentemente en vías de abandono, retomarán importancia por mucho que contaminen, por muchos riesgos que implique su extracción.

 Mundo que avanza al trantrán, dando pasos de ciego bandazos que no aclaran un camino que en estos temas debería ser más expedito.  Es como si para seguir avanzando hacia delante hubiera que mirar hacia atrás. Qué paradojas.

 Descansen en paz.

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