Es una puerta al mundo, pero también una limtación a los sentidos.
Comprar un libro por internet es perder la oportunidad de percibir el olor del papel almacenado en las estanterías, igual que hacer la compra on line, impide observar de primera mano el género, su variedad de colores, los matices de sus aromas y fragancias. La comodidad atrofia los sentidos, limita la capacidad de percepción.
Es una nueva dolencia, la de la anosmia buscada y deseada, por indolencia, por ahorro de tiempo. La gran enfermedad del siglo XXI, la de cambiar actividades para ganar tiempo. Nada nos esclaviza más que buscar el modo y la manera de optimizarlo. Esclavos del reloj y de sus manecillas virtuales.
Tiempo que se ahorra y se gana, ¿Para qué? He ahí la gran pregunta...
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