Ponga una persona tóxica en su vida y tendrá un reto por delante que puede ayudarle a mejorar y progresar.
Gestionar, ponderar, reducir, aminorar, impedir, soslayar, evitar que esa persona nos menoscabe con sus comportamientos, a menudo concientes. Nada pone más a alguien así, que saber que molesta e irrita.
Ejercicios de introspección y autocontrol, en aras de no perder el equilibrio e imposibilitar que ese agente externo haga daño, molestias que no compartirá nunca contigo, puese sólo tú cargas con ellas, psicología pura.
De un tiempo a esta parte pululan como moscas por el entorno laboral. Lidiar con ello en horario de oficina, de lunes a viernes, una carga que no es tal, con los cortafuegos adecuados.
Y lo más importante, al tiempo que se cae el bolígrafo y se funde a negro la pantalla, esos elementos se difuminan, no existen. Son como una especie de habitat concreto, que muere si sale de su entorno. Allí se quedán hasta la segunda feira, como dicen los portugueses.
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